El abismo entre Norte y Sur vuelve a la mesa
La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) aspira a colocar las primeras piedras de una sociedad más equitativa.
Sin embargo, hace 10 años que la ONU organiza encuentros destinados a la supuesta reducción de las disparidades entre ricos y pobres; y según las evidencias, no hay grandes resultados.
Con el derrumbe del bloque comunista a finales de los años 80, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creyó que su hora había llegado finalmente.
El fin de la confrontación ideológica Este-Oeste permitía creer en un posible consenso planetario basado en la economía de mercado y en la democracia.
Firmes en esta convicción, las Naciones Unidas redoblaron los esfuerzos para intentar la construcción de un nuevo orden mundial más justo y pacífico.
Una movilización planetaria
La ONU decidió pues combatir los principales problemas del planeta. Para hacerlo, movilizó a los Estados y organizó grandes conferencias temáticas.
La de Río, consagrada al medio ambiente y al desarrollo sostenible; la de Viena, vinculada a los derechos humanos; El Cairo, para demografía y recursos naturales; Estambul, agendada para la vivienda; Pekín, dedicada a la mujer; Copenhague, para paliar la pobreza; y Durban, contra el racismo.
Por último, cabe recordar la Asamblea General Extraordinaria de septiembre de 2000, sostenida por el conjunto de los Estados miembros de la ONU y firmada con el sello del naciente milenio.
Después de esta reunión, los Estados adoptaron un texto que recuperaba y reunía gran parte de los objetivos definidos en las anteriores conferencias.
Esta famosa “Declaración del Milenio” tenía, por lo tanto, el objeto de reducir de forma notable la extrema pobreza; así como mejorar la educación y la salud de los más desfavorecidos.
Resultados muy escasos
Estas grandes cumbres permitieron retratar a un planeta en plena mutación. También consiguieron inscribir en la agenda de los gobiernos ciertos temas como el desarrollo sostenible.
Pero hay que reconocer que las declaraciones políticas y los numerosos planes de acción adoptados después de cada una de estas cumbres tienen dificultades para conseguir sus objetivos en el terreno de los hechos. Esto es culpa de mecanismos rígidos y poco vinculantes.
Los datos proporcionados por los distintos organismos de la ONU ponen de manifiesto que, en efecto, las disparidades económicas y sociales han disminuido escasamente en los últimos años.
Peor aún, para las ONG – cuya importancia ha aumentado sustancialmente durante la última década- estas desigualdades entre ricos y pobres incluso empeoraron.
Por otra parte, las críticas contra una globalización, calificada de neoliberal, han prosperado. De hecho, se vuelven más y más virulentas. En particular en las famosas “contra-cumbres” sistemáticamente organizadas al margen de cada una de las grandes conferencias de la ONU.
Una nueva colaboración
Aprendiendo las lecciones de la última década, la ONU se propone hacer innovaciones en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) de Ginebra.
Esta “Cumbre de cumbres” – como lo califica su Presidente, Adama Samasséko – ambiciona dar un nuevo impulso a los objetivos del milenio.
Y, para allegarse de los medios necesarios, la CMSI decidió inaugurar una fórmula de negociaciones ampliada en la que participan los gobiernos, la sociedad civil, las empresas privadas y las organizaciones internacionales.
Los organizadores de esta cumbre ya previeron además una segunda ronda en Túnez, en el 2005, que se encargará de trazar un primer balance sobre las medidas tomadas en diciembre del 2003.
Renacen los viejos conflictos
Una cosa es segura, el comportamiento de la CMSI constituye un inmenso reto para sus organizadores; esto es, para las Naciones Unidas, Suiza y Túnez.
«La CMSI es un encuentro global que vuelve a colocar sobre la mesa una buena parte de los contenidos internacionales de los últimos años», confirma a Alain Modoux, consejero de la delegación suiza en la Cumbre.
Encontramos, por ejemplo, una vieja reivindicación de los países del Sur. En contrapartida al respeto de los derechos humanos (que defiende Occidente), ellos exigen también el respeto de los derechos económicos y sociales. Que son, según afirman, tan importantes como los derechos humanos.
Pero hay algo más grave. El riesgo de que la CMSI se convierta en un retroceso en materia de libertad pública.
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) afirman que algunos Estados pretenderían limitar la libertad de expresión en nombre de la soberanía nacional y la lucha contra el terrorismo.
Salir del “callejón”
«Esta cumbre es una oportunidad histórica de combatir seriamente las principales plagas que amenazan nuestro planeta», considera Adama Samassékou.
Y el presidente de la CMSI prosigue: «El sistema de Naciones Unidas está en plena crisis, al igual que la OMC, la instancia que regula el comercio internacional. La economía se está ahogando, y la violencia y la inseguridad aumentan”.
«No podemos cerrar los ojos y continuar así”, concluye Adama Samassékou.
swissinfo, Frédéric Burnand, Ginebra
(Traducción: Andrea Ornelas)
Aprendiendo las lecciones de la última década, la CMSI en Ginebra pretende resumir las aspiraciones de varias cumbres.
Después de la Guerra Fría, la ONU intentó construir un nuevo orden mundial más equitativo
Esta visión se sintentizó en la « Declaración del Milenio » del 2000
Este texto fijó 8 objetivos para reducir las desigualdades más evidentes y dio una fecha límite (2015)
La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) supone la oportunidad de posibilidad de que se cumplan más fácilmente estos objetivos
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