El CERN expulsará a 500 científicos rusos a partir del 30 de noviembre
La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) interrumpirá la cooperación con 500 científicos afiliados a instituciones rusas a partir del 30 de noviembre. Alrededor de 100 se han incorporado a institutos no rusos para continuar su labor de investigación física con el laboratorio europeo de física de partículas.
En respuesta a la invasión rusa de Ucrania, el Consejo del CERN decidió en junio de 2022 poner fin a la cooperación con Rusia y su aliado Bielorrusia. Esta medida entrará en vigor el 30 de noviembre para Moscú y ya está en vigor desde el 27 de junio para Bielorrusia. Ambos países están vinculados al CERN por acuerdos de cinco años de duración, y la organización ha decidido ponerles fin cuando expiren.
Alrededor de 500 científicos afiliados a laboratorios rusos ya no podrán colaborar con el CERN, como ya ha ocurrido con una docena de investigadores bielorrusos, según declaró el domingo Arnaud Marsollier, jefe de relaciones con la prensa de la organización, a la nueva agencia Keystone-ATS, confirmando una información anterior publicada en la revista Nature. Muy pocos de los científicos rusos y bielorrusos residen en Ginebra, donde se encuentra el CERN.
La exclusión de Rusia ha supuesto una pérdida de 40 millones de francos para la financiación de la modernización del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, que permitirá multiplicar por tres el número de colisiones de partículas a partir de 2029. Las agencias e instituciones rusas también aportaron el 4,5% del presupuesto experimental del LHC, cantidad que cubren otros miembros.
El instituto ruso JINR no está preocupado
Sin embargo, los científicos rusos podrán seguir trabajando en el CERN si están afiliados a institutos que no sean rusos. La resolución del Consejo precisa que sus medidas «se refieren a las relaciones entre el CERN y los institutos ruso y (bielorruso) y no afectan a las relaciones con los científicos de nacionalidad rusa afiliados a otros institutos».
Las personas empleadas del Instituto Conjunto de Investigación Nuclear (JINR), situado en Doubna, 120 kilómetros al norte de Moscú, no fueron excluidas de la expulsión del CERN, lo que ha provocado la ira de Kiev. En 1993, debido a la guerra y a un embargo de las Naciones Unidas, el CERN suspendió toda cooperación, intercambios y visitas con la República de Yugoslavia.
Texto adaptado del inglés por Carla Wolff
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