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El predominio chino en energía solar «animará a otros países a adoptar tecnologías limpias»

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China se ha convertido en un gigante de la energía solar y domina todas las fases de la cadena de suministro mundial. Vista aérea de la central eléctrica Datong Panda en Datong, provincia china de Shanxi. Keystone-SDA

Las empresas europeas se enfrentan a la dura competencia de la gigantesca industria solar china. Christophe Ballif, experto suizo en energía solar, analiza los serios retos -y las oportunidades- que plantea la supremacía solar china y explica por qué el nicho suizo del sector aún tiene un futuro brillante.

Christophe BaliffEnlace externo ha dedicado los últimos 30 años de su carrera a la investigación y la innovación en tecnología solar. Dirige el Laboratorio de Fotovoltaica de la
Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y el Laboratorio de Fotovoltaica
del Centro Suizo de Electrónica y Microtecnología (CSEM), ambos en Neuchatel.

SWI swissinfo.ch: El fabricante suizo de paneles solares Meyer Burger es uno de los pocos fabricantes europeos de paneles solares que quedan tras la saturación del mercado con importaciones chinas más baratas. Pero el mes pasado anunció que su
futuro parecía incierto tras la retirada de su principal clienteEnlace externo. ¿Qué opina de la crisis de Meyer Burger? ¿Sigue teniendo futuro?

China
Christophe Baliff es director del Laboratorio Fotovoltaico de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y del Laboratorio Fotovoltaico del Centro Suizo de Electrónica y Microtecnología (CSEM). EPFL

Christophe Ballif: Está claro que tendrán que procurarse clientes rápidamente. De lo contrario, les resultará extremadamente difícil continuar en su forma actual.

Pero espero de verdad que encuentren una solución. Meyer Burger es una de las pocas empresas occidentales que ofrecen tecnología de células solares propia con excelentes prestaciones. Todavía conserva mucha propiedad intelectual valiosa. Además, tiene nuevas tecnologías en proyecto, que el grupo ha desarrollado con socios suizos como el CSEM.

La energía fotovoltaica será probablemente la principal fuente de electricidad del siglo y una importante fuente de energía, utilizada masivamente en el futuro para fabricar hidrógeno para el acero, amoníaco y fertilizantes, por ejemplo. Así pues, es necesario mantener una parte de la tecnología en manos occidentales.

Pero debemos aceptar que la situación es muy difícil. En un mercado como el europeo, en el que no existen barreras comerciales contra los productos asiáticos o son escasas, en el que no hay cuotas para los productos europeos y en el que sólo se conceden pequeñas ayudas estatales dispersas -en contra de lo que se esperaba tras los anuncios realizados sobre la Ley de Industria Neta Cero de la UE-, no se puede luchar contra lo que ha ocurrido en China en los últimos dos o tres años.

SWI: ¿A qué se refiere?

C.B.: En los últimos tres años, China ha invertido unos 100.000 millones de dólares (88.500 millones de francos suizos) en la cadena de suministro de módulos solares, sólo en equipos de fabricación e instlaciones relacionadas. Eso ha provocado un enorme exceso de capacidad; hay demasiadas líneas de producción. En un año, el precio de un módulo fotovoltaico se ha dividido por tres.

La industria china es muy buena bajando los costes y adoptando todos los elementos de última generación en sus líneas de producción, ya que están bajo presión para competir con otras empresas chinas. Sus productos principales pueden evolucionar más rápido, por ejemplo fabricando células solares más grandes con una eficiencia ligeramente superior modificando rápidamente sus equipos de producción. Es muy difícil competir en igualdad de condiciones.

SWI: El jefe saliente de Meyer Burger, Gunter Erfurt, ha acusado a los políticos europeos de tener «demasiado miedo a China» y de «no estar preparados para proteger a la
industria solar europea de la competencia desleal». ¿Está de acuerdo?

C.B.: Tiene razón. La solar es una industria estratégica. Lo mismo ocurre con las baterías o los coches eléctricos. Todos ellos son activos necesarios para la transición energética.

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China es consciente de que, gracias a sus enormes inversiones, al tamaño de su industria solar, y a su nivel de automatización, fabricará productos más baratos. Pero por razones de resiliencia, hay que mantener al menos una fracción de la fabricación en Europa.

No se puede depender al 100% de China, sobre todo teniendo en cuenta los riesgos de conflictos geopolíticos. Al menos los países europeos se han dado cuenta ahora de que esto es un problema, y la recién acordada Ley de Industria Neta Cero de la UE permite a un país apoyar algunos sectores industriales.

SWI: Pero el dominio chino de la energía solar tiene su lado positivo, ¿no?

C.B.: El punto positivo es que las empresas chinas pueden fabricar ahora activos energéticos muy baratos. Como necesitan sobrevivir, se vuelven muy buenas rápidamente, aprendiendo a reducir los insumos materiales y energéticos, al tiempo que aumentan el rendimiento.

China puede ahora suministrar al mundo todos los activos necesarios para realizar la transición energética en un plazo razonable (25-30 años). Tienen capacidad suficiente para suministrar baterías para el equivalente de 100 millones de coches al año y baterías útiles para gestionar la red. Podrían fabricar 1.500 gigavatios (GW) de paneles solares al año. Estas capacidades son entre 2,5 y 3 veces superiores a la demanda mundial actual. Y para apoyar su industria, China está instalando masivamente energía solar y eólica, así como exportando coches eléctricos.   

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Y, por supuesto, China necesita exportar porque ha creado estas industrias gigantescas. Empujarán a muchos países a adoptar tecnologías limpias. En cierto sentido, es una buena noticia para el planeta, y se puede confiar en que los chinos harán la transición energética mucho más que Estados Unidos u otras partes del mundo.

SWI: Usted ha dicho que la industria solar suiza se beneficia de una interesante estructura industrial en la que las empresas suizas «hacen las cosas de forma diferente y mejor». ¿A qué se refiere exactamente?

C.B.: Aquí no hay una gran industria. Pero hay muchas empresas que ofrecen lo que yo llamaría productos especializados. No hay dos empresas iguales. Siempre son una mezcla de innovación, propiedad intelectual especial y nichos de mercado.

INDEOtec ofrece herramientas de procesamiento de células solares para laboratorios;

Stäubli fabrica conectores de alta calidad para módulos y sistemas fotovoltaicos;

3S Swiss Solar Solutions fabrica módulos fotovoltaicos para edificios;

Freesuns está especializada en tejas solares para tejados;

Solaxess ofrece láminas especiales que pueden modificar el aspecto de los módulos fotovoltaicos;

Climacy combina el aislamiento de tejados con células solares integradas;

Solarwall está especializada en fachadas fotovoltaicas;

Insolight y Voltiris ofrecen soluciones agrovoltaicas para el sector agrícola;

Studer Innotec suministra electrónica de potencia;

Homsphere ofrece sistemas energéticos optimizados para edificios y distritos locales;

LightSeeds fabrica productos fotovoltaicos ligeros a partir de productos reciclables.

SWI: ¿El Gobierno y las autoridades suizas apoyan suficientemente el sector solar suizo?

C.B.:  La instalación de sistemas fotovoltaicos en Suiza ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años. Idealmente, el número de nuevos sistemas instalados debería rondar los 2 GW al año en Suiza. Pero no está claro si esto se mantendrá debido, sobre todo, a la probable fuerte erosión del precio mínimo de amortización de la electricidad solar.

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En cuanto a la tecnología y la fabricación, está claro que Suiza no tiene una política industrial de apoyo a las empresas solares o de tecnologías limpias. Había un nivel razonable de apoyo a la innovación, pero está empezando a desaparecer, en gran parte debido al plan de ahorro de Gaillard.

Y eso es un verdadero desastre. El Consejo Federal (Gobierno) ha propuesto recortar a la mitad aproximadamente todos los proyectos piloto y de pruebas que cofinanciaban. Esto supone 23 millones de francos suizos (26 millones de dólares) al año. Quieren reducirlo a cero, lo que todos consideramos inaceptable.

También van a recortar la escasa financiación que tenía la Oficina Federal Suiza de la Energía para proyectos de investigación avanzada en el campo de la energía. Se producirá también un probable recorte en el programa de la Agencia Suiza de Innovación (Innosuisse), que apoya la transferencia de tecnología del mundo académico a la industria. Muchas empresas, asociaciones e ingenieros están disgustados, no sólo en el campo de la energía solar.

Es muy triste que el Gobierno suizo no parezca darse cuenta de que está haciendo muchas cosas que van en contra de los intereses de la transición energética, el desarrollo tecnológico, la posible implantación en el mercado y la economía de las tecnologías limpias. Esto hay que decirlo muy claramente. Es una situación muy mala.

Editado por Balz Rigendinger. Adaptado del inglés por J. Wolff / Carla Wolff

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