El primer avión solar será «made in Switzerland»
La aeronave imaginada por Bertrand Piccard tiene la talla del más grande vuelo comercial, pero con una estructura tan ligera como la de un auto. En 2011, dará la vuelta al mundo propulsado por el calor y la luz del astro rey.
No obstante, la industria solar helvética tiene mucho camino por andar. Sólo 3% del consumo eléctrico se abastece a través de esta fuente y aunque los fondos públicos crecen, están lejos de ser óptimos.
No contamina y es inagotable, razones por las que la energía solar se vuelve una obsesión para el hombre. Especialmente después de que comprendió la magnitud del daño que el uso indiscriminado de energías fósiles ha provocado a la Tierra.
A los helvéticos el tema les interesa en particular. En el otoño del 2006, el Sun 21, un catamarán construido en Yvonand, Vaud, zarpó de Basilea rumbo a Nueva York, un recorrido que tomó ocho meses y en el que la única fuente de energía existente eran los paneles solares instalados en la unidad.
Un año después, en agosto del 2008, el primer «taxi solar» del mundo, un automóvil biplaza desplazado con energía solar, partió a dar la vuelta al mundo en una aventura que le tomó 15 meses. Su creador y piloto: el suizo Louis Palmer.
Ahora toca su turno a las aves de acero. Y es Bertrand Piccard, también un helvético, quien concibió y materializa la construcción de la aeronave.
¿Cómo será el nuevo avión solar suizo?
Su creador y futuro piloto, Bertrand Piccard, es un aeronauta suizo que cuya profesión base es la psiquiatría.
En 1999, dio la vuelta al mundo en globo aerostático, sin escalas y durante un viaje que duró 19 días, ayudado por el centro de control de aeropuertos de Ginebra.
Su nuevo reto es hacer volar el primer avión 100% solar, una aeronave que tiene el siguiente perfil:
Tendrá 61 metros de largo (talla equivalente a la del Airbus A380, la aeronave para vuelos comerciales más grande del mundo).
Volará a hasta 13.000 metros de altitud.
Será construido y afinado por un equipo de 70 personas, entre científicos y técnicos armadores.
Pesará 1.600 kilos.
Tendrá 12.000 células fotovoltaicas distribuidas a lo largo y ancho de sus alas, con las que se propulsarán cuatro motores eléctricos.
La vuelta al mundo prevista para el 2011 en este avión solar durará cinc días y tendrá cinco etapas y cuatro escalas.
Solar Impulse
Tras seis años de trabajo de prospección, el velo que cubría al Solar Impulse fue descorrido el pasado viernes (26.06) en el aeródromo militar de Dübendorf.
La meta es crear el primer avión capaz de volar de día y de noche sin utilizar un solo litro de combustible derivado del petróleo.
Tiene 63 metros de largo, comparables a la envergadura de los más grandes vuelos comerciales, pero con una estructura mucho más ligera: 1.600 kilogramos, el peso de un automóvil promedio de cinco plazas.
Bertrand Piccard y su socio André Borschberg son los responsables del proyecto. Pero el primero será el piloto del Solar Impulse en la vuelta al mundo que prevé para el 2011, una travesía que se realizará de día y de noche, y que prevé alrededor de cinco etapas.
Para Piccard, llevar al cielo esta aeronave será la mejor bandera de que las energías renovables pueden mover al mundo en el siglo XXI.
De hecho, durante la presentación del avión afirmó convencido que «la más grande aventura de nuestro siglo no está en regresar a la luna, sino en dejar de depender de las energías fósiles».
Para el 2030, el 30% del consumo de electricidad en el mundo será cubierto por energía solar.
El «taxi solar» suizo, vehículo de dos plazas con un remolque de 6m2 lleno de paneles fotovoltaicos, suizo recorrió Europa oriental, Medio Oriente, India, Nueva Zelanda, Australia, el sur de Asia, China, Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania, a razón de 400 km durante el día y 60 km por las noches, o en zonas nubladas.
Y a su juicio, el futuro de las energías renovables estará ligado a la evolución de la tecnología y la ciencia, sin duda, pero sobre todo a la valentía y la voluntad política de los gobiernos. Sin expresarlo abiertamente, Piccard hacía referencia a todos los intereses que mueve el mercado petrolero mundial, y la oposición natural que habría hacia dirigirse de tajo hacia tecnologías «verdes».
Suiza y la energía solar
¿En dónde se encuentra parada Suiza en materia de energía solar?
De acuerdo con la Asociación Suiza de Profesionales de la Energía Solar (Swissolar), el calor del sol permitiría abastecer sin problemas el 70% del consumo de agua caliente y el 50% de la calefacción de las casas suizas si se instalaron los captores especiales para ello.
Pero Suiza está a años luz de este escenario. En 2009, y nuevamente según datos de Swissolar, sólo 3% del consumo eléctrico del país proviene de este tipo de energía.
Y el país vive una extraña paradoja porque es cuna de los principales investigadores y emprendedores en la materia, pero uno de sus consumidores más tímidos.
En Suiza, el primer programa de promoción de instalaciones fotovoltaica fue desarrollado entre 1997 y 2001 por la Oficina Federal de Energía (OFEN). Contó con un presupuesto de 13,2 millones de francos suizos suministrados por la Confederación Helvética y por otros 55,4 millones de francos aportados por empresas privadas.
El balance fue positivo: 378 instalaciones fotovoltaicas capaces de generar toda la energía que consumen anualmente unas 650 familias.
A casi una década de entonces, la pasada primavera, el Consejo Nacional (Cámara baja de Suiza) autorizó un programa por 200 millones de francos suizos para renovar construcciones e instalar fuentes de energía renovable en casas y edificios. Lejos aún de las necesidades del país.
Los 1.000 millones
En marzo pasado, Otto Ineichen, legislador del Consejo Nacional (cámara baja) perteneciente al Partido Radical Democrático (PRD) y Simonetta Sommaruga, legisladores socialista miembro del Consejo de los Estados (Cámara alta), lanzaron conjuntamente una moción ante las dos cámaras suizas para crear un fondo solar por 1.000 millones de francos suizos.
Su proyecto proponía constituir un fondo por 1.000 millones de francos suizos destinados a instalar entre 2,5 y 4,5 millones de metros cuadrados de paneles solares térmicos entre 2010 y 2012.
Una propuesta que, según sus previsiones, detonaría espontáneamente inversión privada por unos 7.000 millones de francos suizos adicionales justo en un periodo en el que la economía helvética –en recesión- necesita recuperar el pulso.
Y justo por esta razón, Mortiz Leuenberger, Ministro del Medioambiente de Suiza, argumentó que el gobierno no estaba en condiciones de enfrentar una inversión de dicha talla, ya que estaba previsto que 660 millones de francos suizos fueran aportados por la Confederación Helvética y otros 330 millones por la industria eléctrica.
Sommaruga consiguió el aval que buscaba en el Consejo de los Estados el pasado 11.06, jornada en la que con 20 votos a favor y 13 en contra, la cámara alta suiza dio «luz verde» al proyecto.
Sin embargo, un día después, el Consejo Nacional rechazó el proyecto defendido en este espacio por Otto Ineichen, con lo cual, el tema fue guardado en un estante, pero sólo temporalmente. De Suiza y la energía solar, aún habrá mucho por escuchar.
El sol es una estrella emisora de energía electromagnética que la convierte en el eje a partir del cual gravitan la Tierra, planetas vecinos, asteroides y cometas, conocidos como Sistema Solar.
La potente radiación que genera, y que se manifiesta como luz y calor, permite la vida. Y de dos décadas a la fecha es considerada como la más prometedora de las energías renovables que el hombre está en proceso de explorar.
La energía solar fotovoltaica permite producir electricidad a través de receptores que son sensibles a la radiación de este astro.
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