El ruido enferma
Seiscientos casos de daños graves al oído en el sector laboral en Suiza y gastos médicos y de indemnización por 10 millones de francos es el saldo anual por la falta de protección contra el ruido.
La Oficina Federal de la Salud indica que cerca de un tercio de los locales con música tampoco respetan las límites del ruido establecidos.
Este 25 de abril se celebra la Jornada contra el Ruido y en Suiza la tarea de concienciación sobre este contaminante ha sido impulsada por todos los sectores implicados.
Aunque Suiza se destaca por sus esfuerzos contra el ruido nocivo aún hay mucho por hacer para que no se produzcan sonidos que deterioren el nivel de vida de sus habitantes.
«Las leyes sirven, pero la sensibilización al respecto es muy importante», subraya José Rodríguez, responsable de esta temática de la Oficina Federal de Salud Pública.
«Este tipo de jornadas sirven para decir a la gente: tenemos ruido y puede dañar nuestra salud», subraya Rodríguez al tiempo de explicar que la dependencia gubernamental a la que pertenece contribuye a la realización de acciones informativas en escuelas y otros espacios públicos para que se aprecie la importancia de una vida sin ruidos agresivos.
Personalmente opina que el mayor combate al ruido está en el ámbito de la circulación vehicular y los medios de transporte; pero que en su papel de funcionario público se concentra en combatir los excesos en los sitios de entretenimiento, como las discotecas.
Multas a los infractores
«Aquí en Suiza tenemos una ley que limita los decibeles en las discotecas, una de las pocas excepciones en Europa. Francia tiene una ley, pero allí el límite establecido es más alto aquí», comenta.
Una legislación que «existe desde hace años». No obstante, estos niveles establecidos en 1996 no son cumplidos por todos: «En el 20% o 30% de las manifestaciones no se respetan los limites», sentencia.
¿Qué pasa si no se respetan? «Se recibe una multa.» ¿Y esa multa puede ser significativa para el organizador? «La primera vez puede ser que no, pero la próxima será más elevada. Puede ser de mil francos o más. Depende de la manifestación, para ello hay lineamientos definidos claramente», explica Rodríguez.
Cada cantón se encarga de sus propios controles en los establecimientos de su territorio. «El nivel sonoro límite de 93 decibeles es en general respetado», indica por su parte Robert Kalberer, delegado francófono en la unión de responsables cantonales para la protección contra el ruido, conocido bajo el nombre de Cercle Bruit.
Apelar a la responsabilidad
El responsable de la Oficina de Protección y Medio Ambiente del Cantón de Friburgo menciona que un problema es el control suficiente y frecuente de los emplazamientos de entretenimiento como salas de conciertos o discotecas.
«El público y los organizadores gustan de ir un poco más arriba del límite establecido», afirma, por lo que es importante apelar a la responsabilidad y a la toma de conciencia de estas personas sobre los daños que provoca escuchar con frecuencia música con volúmenes inadecuados.
Sobre la significación de esta Jornada contra el Ruido, Robert Kalberer espera que haya «una mayor concienciación en el mundo político sobre la importancia que tiene en la vida diaria, en la calidad de vida y en el desempeño eficaz de la gente.»
El empleador debe proteger al trabajador
En el mundo laboral de Suiza hay alrededor de 200.000 personas expuestas al riesgo de ruidos peligrosos en unas 20.000 empresas, indica la Caja Nacional de Seguros en caso de Enfermedades y Accidentes Profesionales, Suva.
Se ven avances notables en la lucha profiláctica contra los daños a la salud generados por el ruido en las últimas décadas. En 1973 Suva registró 37% de casos de trabajadores con lesiones de oído. En 2004 este porcentaje descendió a 9%.
No obstante, la sordera continúa siendo la tercera enfermedad profesional más frecuente, después de las enfermedades de la piel y del esqueleto.
«Seiscientos casos irreversibles y gastos por 10.864.000 francos son las cifras de Suva al respecto», dice a swissinfo Beat Hohmann, del sector Física de la aseguradora nacional.
«Esta cifra cubre tanto los costos médicos como los de indemnización. Un resarcimiento típico por daños auditivos en el desempeño de la profesión es de unos 16.000 francos por caso.»
Hohmann advierte que el 95% de los trabajadores en Suiza están incluidos en los programas de protección preventivos y que los controles para el respeto de las normas se hacen en todos los sectores empresariales implicados, desde los más grandes hasta los pequeños, algo que no ocurre en toda Europa.
swissinfo, Patricia Islas Züttel
La protección contra el ruido esta dividida en tres sectores en Suiza: laboral, de placer y privado.
En el ámbito laboral, los trabajadores de la construcción son los que corren mayor riesgo por su exposición al ruido.
95% de los trabajadores es cubierto en los programas preventivos de la Suva.
La Suva es la caja nacional obligatoria de seguros de enfermedades y accidentes profesionales en Suiza.
En el sector del entretenimiento en lugares públicos la protección al ruido se regula a través de una legislación establecida en 1996.
El valor límite de ruido establecido es de 93 decibeles en una manifestación musical. (hay ciertas excepciones tratadas en el documento).
La Oficina Federal de Salud Pública calcula que entre 20% y 30% de este tipo de conciertos o espectáculos musicales no respetan estos valores máximos establecidos.
Las autoridades cantonales son las encargadas de imponer las multas pertinentes.
En la esfera privada hay reglas específicas aunque en este espacio el conocimiento y la concienciación juegan un papel significativo.
Medio millón de personas viven cerca de caminos muy transitados y con altos niveles de ruido.
Se registran al año 600 casos de lesiones auditivas irreversibles en el ámbito laboral.
Los gastos médicos y de indemnización alcanzan los 10 millones de francos anuales.
Los costos del ruido a la economía oscilan entre los 0,2 y el 2% del PIB.
Entre el 20% y el 30% de los establecimientos de entretenimiento como discotecas y otros lugares similares no respetan los límites sonoros establecidos (93 decibeles, en general).
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