En el mundo académico suizo la igualdad de género avanza lentamente

Ulrike Lohmann, profesora de Física Experimental de la Atmósfera en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Solo el 24 % de las cátedras de las 12 universidades suizas están ocupadas por mujeres. KEYSTONE/© KEYSTONE/GAETAN BALLY

En sus 141 años de historia, la prestigiosa Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) acaba de nombrar —por primera vez— a una mujer presidenta. A pesar de que en las universidades suizas estudian más mujeres que hombres, pocas llegan a los niveles más altos del mundo académico. He aquí algunos datos relevantes sobre esta cuestión.

Anna Fontcuberta i Morral, catedrática de Ciencia e Ingeniería de Materiales de 49 años, está en una nube. “Merci, danke, grazie a Guy Parmelin [ministro de Economía, Educación e Investigación] y al Consejo Federal por este nombramiento y su confianza. Es un honor y estoy deseando empezar como presidenta de la EPFL el 1 de enero de 2025”, tuiteó el 27 de marzo.

Ha habido que esperar mucho tiempo para que una mujer dirija la universidad orientada a la tecnología. Pero esta mujer con doble nacionalidad (española y suiza) está convencida de que las cosas van por buen camino. “Hace veinte años se podían contar con los dedos de una mano el número de catedráticas”, ha declarado a la radio pública suiza RTS.

“En el campo de la ciencia de los materiales alrededor de un tercio son mujeres, pero hay áreas, como la ingeniería, en las que hay muchas más. Se han hecho grandes esfuerzos y ahora hay muchas más catedráticas”, explica Anna Fontcuberta.

A pesar de su optimismo, la infrarrepresentación de la mujer en el mundo académico persiste en Suiza. En el país alpino, las mujeres representan casi el 45 % de quienes hacen un doctorado y el 53 % de quienes estudian en la universidad. Y, sin embargo, al igual que en Europa, cuanto más se asciende en la jerarquía, menos mujeres hay en el mundo académico. Solo el 24 % de las cátedras de las 12 universidades suizas están ocupadas por mujeres. Esta cifra es inferior a la media de los 27 países miembros de la UE (el 26 %), según el último informe “She Figures” de la Comisión Europea de 2021.Enlace externo

En los últimos once años la proporción de mujeres entre el personal docente de los centros de enseñanza superior —catedráticas y otras profesoras— ha ido en aumento y ha pasado del 24,3 % en 2012 al 30,1 % en 2022, según la Oficina Federal de Estadística. El aumento ha sido todavía mayor si nos fijamos solo en la proporción de catedráticas:  ha pasado del 19,3 % en 2013 al 28,4 % en 2022. No obstante, los avances son lentos.

En Europa las mujeres son más propensas a licenciarse en Artes y Humanidades, Ciencias Sociales, Periodismo y Administración de Empresas y Derecho. La falta de mujeres es más grave en las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés); y sobre todo en Tecnologías de la Información y la Comunicación e Ingeniería, Fabricación y Construcción. Las mujeres, sin embargo, están sobrerrepresentadas en las ciencias humanas.

La mayor proporción de catedráticas en Suiza se da en humanidades y ciencias sociales (el 37 %) y la menor, en ciencias técnicas y económicas (el 18 %) y ciencias naturales (el 17 %), según datos de swissuniversities.

Aparte del personal docente, el porcentaje de mujeres empleadas como directivas y altas funcionarias oscila entre el 29 % en las universidades y el 35 % en las universidades de ciencias aplicadas y el 39 % en las universidades de formación del profesorado.

“En la mejora de la representación femenina en los puestos de decisión y dirección se han registrado algunos avances [en la Unión Europea]. Pero, en 2019, las mujeres representan menos del 25 % de los miembros directivos de instituciones en el sector de la educación superior. En 2019, a nivel europeo, poco más de tres de cada diez miembros directivos eran mujeres (el 31,1 %) y menos de una cuarta parte de quienes lideran los órganos de gobierno (el 24,5 %) eran mujeres”, afirman los autores del último informe “She Figures” de la Comisión Europea.

En 2019, en Suiza el 24,4 % de los rectorados de universidades estaban ocupados por mujeres.

“Dado el pequeño número de puestos afectados, este porcentaje puede variar en varios puntos porcentuales solo con el nombramiento de una o dos personas. En consecuencia, en los últimos años la proporción se ha mantenido relativamente estable entre el 24 y el 30 %”, señala Pierre Sollberger, de la Oficina Federal de Estadística.

“Fugas en la tubería”

El fenómeno de las mujeres que luchan por ascender en el mundo académico se debe —en parte— a la dificultad de compaginar carrera y familia; es universal y suele denominarse “fugas en la tubería” (del inglés “leaky pipeline”). El número de mujeres que abandonan el mundo académico es superior al de los hombres, a pesar de que el número de mujeres que obtienen un título universitario es mayor.

En las encuestasEnlace externo, las mujeres han relacionado su abandono con problemas para conciliar la vida familiar y académica, la falta de modelos femeninos y de redes de contactos, además del sesgo de género en los procesos de contratación y promoción. Suiza además padece problemas estructurales específicos, como son su oferta de guarderías escasa (y muy cara en comparación con otros países europeos) y unos empleos bien remunerados en la industria, que ofrecen a las académicas una alternativa atractiva.

Pero no todo el mundo está de acuerdo con la metáfora de la “tubería rota y con fugas”. Un informeEnlace externo encargado el año pasado por la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia (SNSF, por sus siglas en inglés), en el que se revisaron las medidas de igualdad de género en el mundo académico, calificó el término como “engañoso”.

Quienes redactaron el informe concluían que “sugiere que las mujeres abandonan el mundo académico misteriosamente y, por tanto, oculta las barreras estructurales y la organización inherentemente sexista del sistema académico, que perjudica a las mujeres en su progresión profesional”.   

El informe elaborado por un equipo de investigación de la Universidad de Basilea dirigido por la experta en cuestiones de género Andrea Zimmermann, dice que numerosos estudios registran un sesgo de género en los criterios y procedimientos para evaluar la investigación que, en consecuencia, afectan a la contratación, promoción y financiación.

Dicho documento recoge que las mujeres a menudo consideran que tener familia es incompatible con las exigencias de una carrera académica.

Las instituciones de investigación y las fundaciones de Suiza y la UE han introducido otras medidas —como becas, tutorías y ayudas para el cuidado de los hijos (véase el recuadro más abajo)— para aumentar el número de catedráticas y, sobre todo, retener a las mujeres en el mundo académico.

La Fundación Nacional Suiza para la Ciencia ha introducido en sus comités de evaluación cuotasEnlace externo de mujeres. Con ello pretende aumentar la visibilidad de las mujeres en la investigación y, a la hora de tomar decisiones en materia de política de investigación, tener más en cuenta sus puntos de vista.

La Fundación Nacional Suiza para la Ciencia está utilizando la revisiónEnlace externo exhaustiva del año pasado para planificar futuras medidas dirigidas a aumentar el número de mujeres en la investigación, promover un entorno de trabajo igualitario e integrador y crear conocimientos que tengan en cuenta la perspectiva de género.

Otras medidas para fomentar a las mujeres en la ciencia

Desde 2022, el Plan de Igualdad de Género Enlace externoes obligatorio para las universidades e instituciones de investigación de los Estados miembros de la UE y los países asociados que participen en Horizonte Europa, el programa clave de la UE para la investigación y la innovación. Al fracasar las negociaciones con la UE sobre un amplio tratado político, en mayo de 2021 Suiza perdió su estatus en Horizonte Europa y espera poder reincorporarse este año.

Alrededor del 95 % de las instituciones de enseñanza superior en Suiza detallan estrategias de igualdad de género en sus sitios web. Entre las medidas adoptadas figuran el seguimiento de las cuestiones de género, el asesoramiento, los talleres sobre competencias interpersonales, las tutorías, la creación de redes y los talleres sobre prejuicios sexistas.  

En Suiza existen una serie de becas —principalmente de la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia (FNS)— destinadas a las mujeres. La beca Flexibilidad ayuda a estudiantes de doctorado y posdoctorado a sufragar los gastos externos de guardería o los costes salariales del personal de apoyo para el cuidado. La beca de Igualdad de Género ofrece a las jóvenes investigadoras 1.000 francos (1.110 dólares) por año de proyecto. Dinero que pueden emplear en tutorías, asesorías, cursos, conferencias y talleres.

El programa de financiación SPIRIT —puesto en marcha en 2019— fomenta la investigación colaborativa e internacional centrada en promocionar a las mujeres científicas y en cuestiones de investigación específicas de género. La financiación oscila entre 50.000 y 500.000 francos durante un periodo de dos a cuatro años. La beca PRIMA, creada en 2017, apoya a mujeres con un alto potencial para una cátedra. Las becarias seleccionadas reciben hasta un millón y medio de francos para cubrir su salario y los costes del proyecto en una institución de investigación suiza durante cinco años.

Y está también el Programa H.I.T.Enlace externo (High Potential University Leaders Identity & Skills Training[Formación en identidad y competencias para lideresas universitarias de alto potencial]), una colaboración de diez universidades cantonales y los dos institutos federales de tecnología. Las profesoras reciben un paquete de formación, tutoría individual, creación de redes profesionales, tutoría entre iguales y seguimiento del liderazgo para prepararlas para puestos de liderazgo en el mundo académico y ayudarlas a desarrollar competencias en materia de igualdad de género y diversidad.

Texto adaptado del inglés por Lupe Calvo / Carla Wolff

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