Entre Guantánamo y el Buenavista Social Club
Estimulan a promotores e instituciones comprometidas con el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad.
COSUDE apoya el Concurso de Proyectos Novedosos, Participativos y Sustentables, organizado por CIERIC.
Enclavada en Guantánamo, la más oriental de las provincias cubanas, la comunidad de Raposo, a orillas del Río Jaibo, forma parte del compendio de la pobreza de la isla.
El 80% de sus moradas incumplen los requisitos menos escrupulosos para una existencia digna y en su construcción, al imperio del desgaire, se soslayó el trazado de las calles.
La red de distribución de agua escamotea sus beneficios a buena parte de los 600 habitantes. Alejados, faltos de un transporte público fiable y de pasatiempos decorosos, muchos de ellos transitan entre las labores del agro y la bebida.
’Príncipe Enano’
En un contexto tan sin fortuna nació el ‘Príncipe Enano’, un proyecto que desde el ámbito del arte, y con el concurso de los niños, logró involucrar al Consejo Popular, a los líderes de la comunidad y a la comunidad en pleno, en el mejoramiento urbano y la creación de espacios para la cultura, medidas tendientes a restar hostilidad a sus vidas.
El ‘Príncipe Enano’, creado por Mercedes Pico, se coronó al obtener el Premio de la más reciente edición del Taller de Intercambio de Experiencias: ‘Proyectos Novedosos, Participativos y Sustentables’.
Entre los finalistas, el proyecto de Serafín Quiñónez y la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC), ‘Social Club de Buenavista’.
El barrio de Buenavista se ubica al oeste de la Ciudad de La Habana en una zona alta de terreno seco y pedregoso. Vecindario pobre, con una población mayoritariamente negra, de devoción sincrética y con una vocación irrevocable para la rumba y la conga.
Baile, deporte, compromiso social
Fue ahí que en 1932 nació el Social Club de Buenavista, centro de baile, pero no sólo. Su sede –que debió trasladarse a un local más amplio en el Barrio de Almendares- dio cobijo a toda suerte de actividades culturales, deportivas, educativas y sociales. Entre sus luchas, aquella contra las desigualdades raciales.
Cerrado en 1962, el famoso centro emerge nuevamente “como un sueño de vecinos de todas las edades que se han dado a su reanimación del antiguo Social Club” con la pretensión de crear una institución cultural con entrada sin distingo de “coloración de piel” pero reservada a quienes cumplan con el requisito de una conducta digna.
swissinfo, Marcela Águila Rubín, de vuelta de La Habana
Entre las experiencias finalistas de la IV Edición del Taller de Intercambio de Experiencias: ‘Proyectos Novedosos, Participativos y Sustentables’:
‘El Patio de mi Casa’ consiste en la interacción de los actores con niñas y jóvenes de la comunidad con los que se desarrolla un trabajo artístico con vistas a elevar el nivel cultural y mejorar la calidad de vida de los habitantes del territorio.
‘El Vuelo’ da seguimiento a un primer proyecto para profundizar en la enseñanza artística en el reparto Antonio Maceo, provincia de Santiago de Cuba.
Concha Mocoyu ‘La California’ busca mejorar la calidad de los vecinos de esa comunidad del municipio Centro Habana, altamente marginal, fortaleciendo el sentimiento de autoestima, el sentido de pertenencia e incrementando la responsabilidad individual y colectiva desde una propuesta sociocultural de rescate de valores y tradiciones.
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