Falsos medicamentos: poco riesgo… para traficantes
Falso Viagra en los países ricos y sobre todo antibióticos y antipalúdicos falsificados que producen cientos de miles de víctimas en los países pobres. El mercado de los fármacos espurios florece a escala mundial dada la carencia de controles y medidas de represión.
“En los 80 países en los que trabajamos estamos confrontados cada día a personas o familias enteras que incluso se endeudan para comprar medicamentos que resultan falsificados. Lo más dramático es que muchas veces son éstos los que les dañan la salud o los matan, sin que siquiera se den cuenta”, subraya Guillaume Schmidt, colaborador de la sección suiza de Médicos Sin Fronteras (MSF).
Mayoritariamente, explica el farmacéutico, los medicamentos no contienen ningún principio activo: “en ellos se encuentra agua o polvo de mijo”. En otros casos, en los fármacos hay principios activos insuficientes o inapropiados o muchas impurezas. El resultado es el mismo: a escala mundial, se estima que las víctimas del tráfico de medicamentos son entre medio millón y un millón por año.
“El problema de los falsos medicamentos está asociado generalmente a un simple engaño, a la falsificación de los productos registrados. En realidad, nos encontramos frente a una actividad criminal a escala planetaria que produce una verdadera masacre. Pienso que llegó el momento de movilizar a los ámbitos políticos, a fin que sean tomadas medidas al nivel internacional”, declara Guillaume Schmidt.
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Cálculos a revisar
La mortalidad está ligada especialmente a la venta de falsos medicamentos anti-malaria, anti-tuberculosis o contra el SIDA. Pero el fenómeno de la falsificación farmacéutica toca ya a todos los productos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 10% de los medicamentos en el mundo son falsos y al menos el 30% de los que circulan en los países más pobres.
“Se trata de cálculos mínimos basados en datos recogidos solo en algunos países. Estoy convencido que si se realizaran estudios más profundos y al nivel mundial, estaríamos sorprendidos por los resultados y habría respuestas mucho más rápidas de parte de los Estados y de los organismos internacionales”, afirma Guillaume Schmidt.
Con base en las estimaciones de la OMS, el mercado planetario de los medicamentos falsificados alcanza una facturación de cerca de 75 mil millones de dólares por año. En este mercado son cada vez más activos incluso los traficantes de drogas. “Como en los estupefacientes, también la producción de medicamentos se basa en conocimientos de química.
Adicionalmente, los ingresos son muchos más altos y los riesgos significativamente menores”, explica el experto de MSF.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 10% de los medicamentos vendidos a nivel mundial son falsos.
Un promedio de 30% de los fármacos comercializados en países en desarrollo son falsificados y un 1% en los países industrializados.
El mercado ilegal de medicamentos alcanza una facturación anual estimada en 75 mil millones de dólares, con un aumento del 90% entre el 2005 y el 2010.
La OMS estima además que cada año se podría evitar la muerte de 200.000 enfermos de malaria si fueran tratados con medicamentos no falsificados.
En total, los medicamentos falsos provocarían anualmente la muerte de entre 500.000 y un millón de personas.
Controles insuficientes
El tráfico de medicamentos está facilitado en muchos países por la ausencia parcial o incluso total de controles farmacéuticos, indica Guillaume Schmidt. “Los procesos para registrar los fármacos solo se hacen a la carta: no existen casi exámenes de los productos. Las autoridades y las entidades sanitarias no tienen, en muchos casos, los recursos para hacerlo”.
En numerosos países, la población no dispone además de seguros médicos y no cuenta siquiera con una red médico-farmacéutica adecuada. La mayor parte de los medicamentos son comprados a vendedores ambulantes o en los mercados. En los cuales cuesta generalmente menos, pero donde el riesgo de la falsificación es más alto.
“Las falsificaciones no solo abundan en los mercados negro y paralelo. Los medicamentos espurios ya han penetrado también los circuitos públicos y privados legales, los laboratorios y los hospitales”, agrega el farmacéutico de MSF. Por tal motivo, la organización humanitaria recurre, en la medida de lo posible, a fármacos provenientes de sus tres centrales mundiales.
Subestimar los riesgos
Particularmente dramático en el hemisferio sur, el fenómeno de los falsos medicamentos existe también en los países industrializados. Las responsables de su distribución son casi exclusivamente las ventas por Internet de productos de tipo “lifestyle” prohibidos o sujetos a prescripciones médicas: píldoras para mejorar la prestación sexual o para adelgazar, hormonas, anabolizantes, sedantes, psicofármacos.
“Más de la mitad de estos productos son falsos o de pésima calidad”, indica Ruth Mosimann, responsable del control de los medicamentos ilegales en Swissmedic. “Gracias a las campañas de sensibilización hemos logrado en los últimos años frenar la progresión de los encargos. Pero todavía hoy en Suiza muchas personas no se dan cuenta del riesgo que corren comprando estos productos en las farmacias ‘online’, casi siempre ilegales y que ni siquiera cuentan con una dirección”.
Los riesgos son múltiples: insuficiencias renales, daños al hígado, alergias, disturbios cardiovasculares, psicosis. Para las autoridades, sin embargo, es difícil intervenir. Cada año llegan a Suiza cerca de 50.000 envíos ilegales de remedios provenientes de unos setenta países. En particular de India y de otras naciones asiáticos, pero también de Europa Oriental y Occidental.
Como en la mayor parte de los países industrializados, en Suiza el tráfico de falsos medicamentos concierne casi exclusivamente a la compra vía Internet proveniente del extranjero.
Entre los medicamentos confiscados en 2010 en las aduanas helvéticas se encontraban, principalmente, productos ligados a la esfera de la actividad sexual (33%), para adelgazar (19%), para reforzar la masa muscular (9%), somníferos y otros fármacos que pueden crear dependencia (6%).
La mayor parte de los envíos provenían de India (45%), de otros países asiáticos (9%) y de Europa (19%).
Primera Convención
El problema va más allá de las fronteras nacionales, por lo tanto exige una intervención a nivel internacional. Hasta ahora el Consejo de Europa adoptó, en el año 2011, una Convención para combatir el tráfico de los medicamentos falsos, denominada “Medicrime”. El texto, no vinculante, ha sido firmado por una veintena de naciones, entre las que se encuentra Suiza.
Una vez ratificada por el parlamento, la Convención debería llevar a un endurecimiento de las leyes en la Confederación Helvética. “El objetivo sería de introducir penas para sancionar el tráfico de medicamentos falsificados equivalentes a aquéllas aplicadas al tráfico de drogas”, indica Ruth Mosimann. Para lograr tal objetivo, se necesitarán varios años. Y aun en ese caso, el efecto será limitado si no se da un reforzamiento de las normas penales a nivel internacional.
“Actualmente cada país trata de confrontar el problema solo y casi en todas partes el tráfico de falsos medicamentos es sancionado generalmente con multas que no desestimulan a los autores, dada las ganancias obtenidas” observa Guillaume Schmidt. “En ese sentido, los traficantes disponen todavía de buenas perspectivas de acción”.
Traducción, Sergio Ferrari
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