Asbesto: Cáncer hasta 40 años después
En el Parlamento suizo se debate la ampliación a 20 años del plazo de prescripción de las indemnizaciones para las personas que han desarrollado cáncer como consecuencia de la exposición al amianto. Entre tanto, un nuevo estudio arroja más luz sobre la forma en que las fibras de amianto causan cáncer.
Cada año, alrededor de 120 personas en Suiza experimentan mesotelioma por la inhalación de fibras de asbesto. En la mayoría de los casos, la gente afectada entró en contacto con este material por razones profesionales, en sus labores en el sector de la construcción, antes de que el uso de este material fuera prohibido a nivel nacional en 1989.
Sin embargo, a pesar del cese de la producción de amianto, más personas continuarán muriendo por su exposición a las fibras del asbesto, advierte la Dra. Emanuela Felley-Bosco, a quien conocimos en el laboratorio de oncología molecular del Hospital Universitario de Zúrich y quien dirige una investigación sobre cómo se provoca este cáncer por asbesto.
En su reciente artículo, publicado en el sitio web scitecheuropa.euEnlace externo, la científica subraya que las prohibiciones para el uso del asbesto no están en vigor en todo el mundo. En Rusia, por ejemplo, en 2017 se seguían produciendo casi 700 000 toneladas de amianto.
A nivel mundial, el pico de producción y consumo se alcanzó en 1980, con 4,8 millones de toneladas, pero todavía en 2016 se acercaba a los 1,4 millones.
Otra razón por la cual se hablará sobre el mesotelioma por mucho tiempo es el largo tiempo que transcurre entre la exposición al asbesto y el desarrollo del tumor maligno.
¿Pero por qué el asbesto causa cáncer?
El asbesto no es químicamente cancerígeno. Se hace peligroso por las dimensiones y la forma alargada y afilada de sus fibras que, por inhalación se encajan en el mesotelio (membrana que cubre varios órganos). Especialmente en la pleura, que rodea los pulmones.
Demasiado grandes para ser removidas, estas partículas dañan repetidamente los tejidos. En este punto, el sistema inmunitario interviene en dos frentes: la defensa (es decir, la destrucción de células dañadas o «defectuosas») y la reparación (la generación de nuevos tejidos).
El estudio (apoyado por el Fondo Nacional Suizo y realizado con la colaboración de los hospitales universitarios en Zúrich, Ginebra y Toronto, la Universidad de Friburgo y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich) demostró que en un momento dado se crea un desequilibrio en la respuesta inmunitaria. El aspecto defensivo disminuye, mientras que el aspecto reparador se acentúa.
Las células cancerígenas, que se eliminarían rápidamente en un paciente sano, comienzan a reproducirse y a formar el cáncer.
Este desequilibrio se debe a cambios en el RNA (la copia de transferencia del ADN). Estas mutaciones necesitarán ser estudiadas con más detalle, pero podrían ser una pista para identificar la «firma genética» del cáncer relacionado con el asbesto.
La esperanza es que, gracias a los datos recogidos en esta investigación, algún día se consiga un diagnóstico precoz, «útil para todos los tipos de cáncer, pero central para el mesotelioma», advierte la investigadora.
Indemnizaciones
Mientras que la batalla científica para derrotar al mesotelioma es ardua, el asbesto también ha regresado al centro del debate en la arena política helvética.
En el Parlamento suizo se debate el plazo de prescripción para las reclamaciones de los afectados, es decir, cuánto tiempo puede transcurrir entre la exposición a las fibras y el reclamo de indemnización por enfermedad profesional (también disponible para los trabajadores extranjeros que han regresado a casa). Cabe decir que la Corte Europea de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, ha considerado que el período de diez años que ha estado en vigor hasta la fecha es demasiado corto.
A finales de mayo, la cámara alta del Parlamento suizo se alineó con las propuestas de la cámara baja y aceptó que el periodo límite para reclamar indemnizaciones sea de 20 años.
Este límite, sin embargo, en opinión de la especialista Felley-Bosco no es razonable.
En Europa, donde el uso del asbesto fue prohibido hace más de 20 años atrás, los casos de mesotelioma están en aumento, señala la investigadora. Además, la incidencia de la enfermedad es particularmente marcada en la población mayor a los 70 años de edad.
En resumen, pueden pasar hasta 40 años entre la exposición a las fibras del asbesto y la aparición del mesotelioma. Desde este punto de vista, los plazos debatidos en el Parlamento parecen, por tanto, demasiado cortos, al menos hasta que el trabajo de los científicos permita obtener un diagnóstico precoz.
Sobre la batalla de los trabajadores afectados por su exposición al asbesto, este artículo:
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Morir por el amianto y tener que demostrarlo
(Traducción: Patricia Islas)
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