James Webb nos muestra los confines del universo
El telescopio espacial James Webb ha sido creado principalmente para la astronomía infrarroja. Galaxias lejanas, sistemas planetarios en formación, agujeros negros, exoplanetas, lo ve todo mejor que sus predecesores, en parte gracias a la tecnología desarrollada en Suiza.
James WebbEnlace externo es el mayor y más potente telescopio jamás enviado al espacio. Aunque los astrofísicos esperaban tal precisión, las primeras imágenes de prueba que envió el pasado mes de mayo dejaron al público totalmente boquiabierto.
Con sus excepcionales capacidades, James Webb está considerado como el sucesor (pero no el sustituto) del telescopio espacial Hubble, lanzado en 1990 por la NASA. El Hubble es capaz de observar la luz visible.
La luz que percibe el ojo se compone de varias longitudes de onda. Esa luz visible proviene de objetos como el Sol o nuestras bombillas. A mayor longitud de onda, la luz se convierte en infrarroja y nuestros ojos ya no la ven. Algunos objetos, como las estrellas «frías» (a más de 6 000 °C) y los planetas, brillan con fuerza en el infrarrojo. Para poder observar y entender esos elementos, los astrónomos necesitan estudiar el universo a través del infrarrojo.
Precisión suiza
MIRI (Instrumento del Infrarrojo Medio), que tomó la fotografía de la derecha, es uno de los cuatro instrumentos científicos del telescopio James Webb que cubre el rango de longitudes de onda, hasta ahora inexplorado, de 5 a 28 micrómetros.
Este equipo ha sido creado por el Instituto suizo Paul Scherrer (PSI) en colaboración con empresas industriales. Posteriormente, el Instituto de Física de Partículas y Astrofísica (IPA) de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ) se hizo cargo del proyecto. La IPA forma parte del consorcio europeo que desarrolló el MIRI en colaboración con la NASA.
El astrofísico Adrian Glauser y su equipo han desarrollado cables y un mecanismo de obturación para MIRI que pueden soportar temperaturas cercanas al cero absoluto (-266°C).
El telescopio comenzó su viaje al espacio el 25 de diciembre de 2021. El 24 de enero de 2022, alcanzó su posición a 1,5 millones de kilómetros de la órbita terrestre, en Lagrange 2. El telescopio estará plenamente operativo este verano de 2022.
Pero esto no se acaba aquí para el astrofísico. A Adrian Glauser ya le esperan otras tareas. Junto con su director científico, Sascha Quanz, es responsable de la herramienta de medición infrarroja METIS en el Extremely Large Telescope (ELT), cuya puesta en marcha está prevista para 2027 en el desierto de Atacama (Chile). Al mismo tiempo, ya está trabajando en la próxima generación de telescopios espaciales, que algún día podrán estudiar exoplanetas lejanos similares a la Tierra.
Adaptado del francés al español por Carla Wolff
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