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La brecha digital es una cuestión de fondo

El celular y fuerza de músculos Keystone

Permitir a los excluídos integrarse en el planeta globalizado. Ese es el objetivo encargado a la 2ª fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, en Túnez.

Aún queda por saber cómo pueden las tecnologías de la información apoyar la lucha contra la pobreza. Opina al respecto Bruno Lanvin, experto del Banco Mundial.

Desde 2003, Bruno Lanvin trabaja en Ginebra como asesor de E-estrategia en el Banco Mundial. El experto francés es también el nexo entre el banco de desarrollo y la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI).

swissinfo: ¿Puede la CMSI jactarse de algunos logros?

Bruno Lanvin: En Ginebra, en el año 2003, las delegaciones gubernamentales aprobaron un plan de acción que establece la lista de una serie de ámbitos en los cuales es deseable la acción de las organizaciones internacionales, Estados, sociedad civil y sector privado.

La declaración política adoptada en la primera conferencia plantea a su vez los principios básicos para la construcción de una sociedad de la información abierta y equitativa.

Pero el mayor logro de la CMSI es la gran participación de la sociedad civil. Es la primera vez que una cumbre organizada por la ONU abre ámpliamente sus puertas a las ONG.

Actuando honradamente y proponiendo una serie de medidas concretas, la sociedad civil ha demostrado a los gobiernos que su inclusión les es tan beneficiosa como lo es la del sector privado.

swissinfo: ¿Se ve mejor hoy cómo pueden las tecnologías de la información favorecer la lucha contra la pobreza?

B.L.: La Cumbre de Ginebra presentó centenares de proyectos sobre cómo esas tecnologías pueden sacar a las comunidades de la exclusión y la pobreza. Pero no teníamos una visión de conjunto.

Hoy estamos en condiciones de demostrar a un ministro que un dólar invertido en tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) es tan útil como la de un dólar invertido en la salud o la educación.

Para percibir sus beneficios no hay que pensar en términos de adición o substracción, sino de multiplicación. En otras palabras, un ministro ya no debe preguntarse de cuál de los presupuestos debe tomar los fondos para asignarlos a las TIC.

Quien decide en la actualidad puede explicar efectivamente que consagrando una pequeña parte de su presupuesto a la educación con las TIC, tendrá un efecto multiplicador en todo el presupuesto.

Es decir, y contrariamente al credo en voga de los años 90 -de que las TIC son la solución a todos sus problemas-, esas tecnologías siguen siendo herramientas y no el fin en sí.

swissinfo: ¿Hay quienes estiman que el mercado será quien determine el logro de las metas de la CMSI?

B.L.: Es cierto que la fractura digital está reabsorbiéndose gracias al dinamismo del sector privado. Pero el asunto de la brecha digital ya no se plantea sólo en términos de equimamiento e infraestructura. Lo que hoy en día cuenta es saber cómo pueden las poblaciones más pobres poseer esas herramientas de la comunicación.

En la actualidad se constata una gran carencia de contenidos útiles para los productores y los ciudadanos en el plano local. Ese es el mayor terreno de la fractura digital, es el campo donde los gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil tienen un papel central.

Se advierte además que los debates esenciales para la emergencia de la sociedad de la información (propiedad intelectual, innovación e investigación) son prácticamente inexistentes en gran parte de los países del Sur.

swissinfo: ¿O sea que vuelve a la escena el Estado regulador y redistribuidor?

B. L.: Presenciamos efectivamente el regreso al péndulo (acción de equilibrio) con respecto a los años 90, que fueron marcados por una confianza ciega en los mecanismos del mercado.

Hoy, las propias empresas tienen consciencia de sus límites y reclaman regulaciones para encuadrar las fuerzas del mercado.

Varias empresas activas en las TIC aceptan el principio de la corresponsabilidad en el plano social.

De hecho vemos una redifinición de los papeles. Por mi parte, propongo a los gobiernos desarrollar su función de líder y facilitador.

En concertación con la sociedad civil y las empresas, el Estado puede ser pionero en el uso de las TIC. Puede serlo para permitir a los ciudadanos medir las ventajas.

El Estado puede asimismo abalizar el terreno, colocar pretiles y retirar los obstáculos a la acción de las empresas. Ahí radica su papel de facilitador.

Entrevista swissinfo, Frédéric Burnand, Ginebra.
Traducción: Juan Espinoza

Según la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, COSUDE, las TIC favorecen el desarrollo:

– cuando permiten el acceso a las informaciones pertinentes para los más desfavorecidos.

– cuando difunden la palabra de los excluídos.

– cuando ofrecen conocimiento y comprensión de las diferentes culturas que habitan el planeta.

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