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Las inundaciones urbanas, un asunto prioritario para Suiza y para el mundo

Lago de Neuchatel
Lago de Neuchatel KEYSTONE

El cambio climático está obligando a Suiza a modificar el modo de gestionar las inundaciones urbanas, con métodos innovadores para mitigar su riesgo, aunque falta mucho por hacer. Entre tanto, la mirada se centra en Brasil, que hoy vive una de las peores inundaciones de su historia.


Las fuertes lluvias que comenzaron en mayo provocaron las peores inundaciones registradas en la historia de Rio Grande do Sul, Brasil. El enorme volumen de agua ha afectado a 388 municipios, más de la mitad del estado, dejando barrios enteros sumergidos.

Más de 327.000 personas se han quedado sin hogar y 69.000 están en refugios públicos. Además, 134 personas están desaparecidas y 107 han muerto a causa de las inundaciones.

Un estudio de 2023 del Ministerio de las Ciudades y la Casa Civil revela que el número de municipios susceptibles de sufrir catástrofes climáticas como deslizamientos, inundaciones y crecidas repentinas ha ascendido a 1.942, lo que representa un aumento del 136% desde 2012. Más de 8,9 millones de personas viven en estas localidades.

El gobierno planea implementar el primer Plan Nacional de Protección Civil y Defensa (PNDC) en junio de 2024 para crear una gestión integrada con estados y municipios. Los expertos afirman que si el plan ya hubiera estado en marcha, podría haber ayudado a mitigar los impactos de la tragedia de Rio Grande do Sul.

En Ecuador y Bolivia, también las inundaciones han afectado este año significativamente a diversas localidades en un subcontinente donde la inundación de 1970 a 2013 ha sido el más frecuente de todos los desastres naturales en América Latina y el Caribe, según un estudioEnlace externo. La gestión para evitar estos riesgos es el arma principal para limitar los daños humanos y materiales que provocan. Desde Suiza, los expertos subrayan lo sabido: el análisis y la previsión son fundamentales para evitar catástrofes.

El valor del análisis en un caso en Suiza

Muchas personas mayores de Melchnau, un pueblo de 1.500 habitantes en el cantón de Berna, en Suiza, nunca olvidarán el año 1986. Para superar los daños de las inundaciones, toda la población pasó por lo que podría denominarse “trauma colectivo”.

Christian Eicher, un ingeniero civil jubilado que pasó gran parte de su carrera controlando inundaciones y el drenaje urbano indica que el 20 de junio de aquel año hubo una tormenta eléctrica extremadamente fuerte en el área local. “Cayeron más de 50 mm de lluvia por hora y se inundaron las calles de Melchnau. Las casas y los campos se inundaron y las carreteras quedaron destrozadas. La principal vía urbana quedó anegada por hasta un metro de agua”.

“En 1986, el gobierno local tenía poca experiencia en preparar un plan de gestión de inundaciones urbanas y no tenía ni idea de cuánto costaría su aplicación. A pesar de ello, se encargó un primer mapa de riesgos que también incluía estimaciones de caudales de escorrentía [corrientes de aguas superficiales] extrema, pero no se hizo ningún seguimiento concreto para reducir los caudales de las inundaciones ni para protegerse contra ellas”, explica Eicher. 

Algo más de veinte años más tarde, en 2007 y de nuevo en 2010, fuertes tormentas con volúmenes de precipitación extraordinarios, algunas combinadas con lluvias anteriores y, en consecuencia, suelos saturados, provocaron daños generalizados por inundaciones e interrupciones del tráfico. Eicher siguió las dos inundaciones, las documentó con fotos e informó a las autoridades municipales e hizo algunas sugerencias sobre una posible línea de actuación para demostrar lo frecuentes y devastadoras que han sido las inundaciones en las últimas tres décadas.

Las inundaciones urbanas son un asunto global

Melchnau no es un caso aislado en Suiza. Durante los últimos 40 años, cuatro de cada cinco municipios suizos han experimentado inundaciones, alrededor de dos tercios (62%) de los edificios están expuestos al escurrimiento superficial, y una de cada siete personas en Suiza vive en un edificio expuesto a inundaciones, según el Laboratorio Mobiliar para Riesgos Naturales de la Universidad de Berna.

Las inundaciones son consideradas por Suiza como un peligro «secundario», definido como eventos independientes, de alta frecuencia, de pequeño a mediano tamaño y más difíciles de monitorear que los huracanes y terremotos. Pero esto no significa que no causen daños sustanciales.

El Instituto Federal Suizo de Investigación de Bosques, Nieve y Paisaje ha estado registrando y analizando sistemáticamente los daños por inundaciones desde 1972. Según un informe publicado en 2021, «las inundaciones son el riesgo natural con la mayor cantidad de daños en Suiza». Una inundación en agosto de 2005 causó el mayor daño registrado en la base de datos de daños del WSL, alrededor de 3 mil millones de francos suizos (3.3 mil millones de dólares).

El cambio climático ha llevado las inundaciones urbanas al centro de atención de los gobiernos locales y ha dado lugar a la implementación de soluciones innovadoras en todo el mundo. Un artículo de 2022 en la revista científica Nature Communication dice que 1.8 mil millones de personas, o el 23% de la población mundial, viven en áreas directamente expuestas a un riesgo de inundación de 1 en 100 años. Según informes de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, las inundaciones causaron daños globales estimados en $651 mil millones entre 2000 y 2019 solamente; el número de inundaciones mayores también se ha más que duplicado durante este período, de 1,389 a 3,254. Es notable que se espera que las pérdidas por estos eventos aumenten en un factor de 20 para fines del siglo XXI.

Hace tiempo que Australia se conoce por sus medidas para controlar las inundaciones y desde los años 80 por un planteamiento innovador de gestión del agua, conocido como diseño urbano sensible al agua. Una estrategia que reduce los flujos de aguas pluviales y aumenta la humedad del terreno mediante infraestructuras descentralizadas como tejados verdes, pavimentos permeables, humedales construidos y depósitos de agua de lluvia. El sistema de drenaje Urbano sostenible del Reino Unido, el desarrollo de bajo impacto de Estados Unidos y el programa de aguas activas, bellas y limpias de Singapur son conceptos similares en otras zonas.

Para evitar inundaciones reiteradas, Copenhague, en Dinamarca, está adoptando un planteamiento novedoso. El SkybrudsplanEnlace externo, o plan de gestión de aguaceros, cuesta 1.800 millones de euros (1.760 millones de francos) y pretende transformar la ciudad en una “esponja”. La idea es rediseñar los espacios públicos y las infraestructuras para que, durante los periodos de lluvias intensas, puedan absorber y retener grandes cantidades de agua de lluvia, como lo haría una esponja, y devolverla al ciclo del agua.

Para gestionar el flujo de agua y reducir el riesgo de inundaciones, en China 70 ciudades en rápido crecimientoEnlace externo también han adoptado el concepto de “ciudad esponja”.

Planeación urbana

La aplicación de estrategias de gestión de inundaciones en Suiza se ha quedado relativamente atrás si se compara con estos países. La Oficina Federal de Medioambiente junto con el sector de los seguros, no comenzó a desarrollar y publicar el primer mapa suizo de riesgo de escorrentía superficial hasta 2018.  

La inversión anual de Suiza en infraestructuras para protegerse de las inundaciones entre 1970 y 2008, según las autoridades del país, se mantuvo en entre 50 y 230 millones de francos. Desde 2008, el gasto ha aumentado significativamente, fluctuando entre 250 y 400 millones de francos. Esta cifra, sin embargo, no es suficiente (ni de lejos) para compensar los daños de una inundación puntual poco frecuente. Una inundación muy poco frecuente podría causar daños superiores a los 10.000 millones de francos, según una publicación de 2020 de la Oficina Federal Suiza de Protección Civil.

Suiza lleva algunos años de retraso, pero el cambio climático está planteando sus propios retos a los urbanistas y gestores de las aguas pluviales urbanas suizos. «En Suiza sólo en los últimos años se ha tomado conciencia de las importantes repercusiones que las inundaciones pluviales pueden tener en las infraestructuras y las actividades socioeconómicas», declara João Leitão, profesor adjunto y jefe del grupo de Inundaciones Urbanas e Hidroinformática del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuáticas (Eawag). A pesar de que en general los daños causados por cada inundación pluvial son menores que los causados por las inundaciones fluviales, a largo plazo los impactos acumulados de las inundaciones pluviales pueden ser comparables a los de las inundaciones fluviales debido a su mayor frecuencia.

Los “dolores de crecimiento” de las ciudades y asentamientos suizos también agravan el riesgo de inundaciones urbanas. La construcción debe seguir el ritmo del crecimiento de la población y la urbanización. Entre 1960 y 2022, según el Banco MundialEnlace externo, la población urbana de Suiza casi se duplicó y, en la actualidad, casi tres cuartas partes de la población Enlace externo vive en zonas urbanas, donde se concentra cerca del 80 % de la actividad económica del país.

Basándose en lo que ha observado en Melchnau, Eicher afirma que el aumento de las superficies impermeables reduce la penetración. “Con el hormigón y el asfalto recubriendo zonas que antes estaban cubiertas de hierba y tierra, el agua de las lluvias torrenciales no tiene adónde ir, lo que provoca inundaciones. La agricultura intensiva, el aumento de la mecanización y la maquinaria más pesada están compactando los suelos y reduciendo el importante efecto ‘esponja’ de las denominadas superficies permeables. El resultado es una escorrentía mayor, más temprana y rápida de unas superficies que se supone que retienen la mayor parte de las precipitaciones”, explica.

La creciente concentración de población e infraestructuras en zonas urbanas expone al país a pérdidas económicas todavía mayores por las inundaciones. En la actualidad en torno al 20% de la población suiza vive en zonas con riesgo de inundación por su proximidad a ríos y lagos y en estas zonas se encuentran alrededor del 30% de los puestos de trabajo y una cuarta parte de los activos materiales de Suiza (840.000 millones de francos), según Robin Poëll, portavoz de la Oficina Federal de Medioambiente.

Dada la probabilidad de que se produzcan y su potencial daño, “las inundaciones se han convertido en uno de los riesgos dominantes en Suiza, y la protección contra las inundaciones es una de las principales prioridades de la agenda suiza”, apunta Poëll.

Complejo reparto de responsabilidades en la gestión del riesgo de inundaciones

Mientras en Suiza el Gobierno aumenta las inversiones en infraestructuras de protección contra las inundaciones, quienes investigan al respecto reconocen que para garantizar la resistencia a las inundaciones puede que los enfoques tradicionales de gestión de las inundaciones urbanas no sean suficientes. Y están explorando nuevas estrategias para combatirlas.  

En 2018 el Mobiliar Lab for Natural Risks [laboratorio para riesgos naturales] lanzó una iniciativa de investigación sobre el riesgo de inundaciones [Flood-Risk Research Initiative – From Theory to Practice], cuyo objetivo es desarrollar una herramienta de dinámica de inundaciones y una herramienta de potencial de daños por inundaciones capaz de alertar no solo de las próximas inundaciones, sino también de sus efectos, que incluyen los impactos de la crecida y el retroceso del agua de las inundaciones sobre las poblaciones, los lugares de trabajo, los edificios y las carreteras.

“Por primera vez, los daños potenciales de las inundaciones se pueden identificar visualmente, hasta el nivel de barrio, en toda Suiza”, explica Andreas Zischg, profesor de la Universidad de Berna que ha participado en el proyecto. “Podemos ver cuándo, dónde y cuánta gente pudiera necesitar ser evacuada, y cuándo y dónde pueden quedar las carreteras intransitables. Equipos de mando civiles locales, compañías de seguros, empresas de logística y otros pueden utilizar esta información para ayudar en la comunicación de riesgos, la formación y la planificación a nivel operativo”, cuenta.

Leitão y su equipo del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuáticas (Eawag) en 2019 desarrollaron un dispositivo radical listo para el mercado denominado CENTAUR (Cost-Effective Neural Technique to Alleviate Urban Flood Risk), que puede instalarse fácilmente en los sistemas de drenaje existentes para reducir los riesgos de inundación en las zonas urbanas.

El dispositivo está diseñado para optimizar el uso de la capacidad disponible en las tuberías combinando sofisticadas técnicas computacionales con dispositivos que controlan el caudal para atenuar y almacenar el agua durante los periodos de mayor riesgo de inundaciones.  

Aunque se ha instalado en Coimbra (la cuarta ciudad más grande de Portugal) y en algunos municipios del Reino Unido, ninguna ciudad suiza lo ha adoptado de momento. Leitão afirma que, la compleja distribución de responsabilidades en materia de gestión del riesgo de inundaciones pluviales urbanas en Suiza y la coexistencia de distintos tipos de sistemas de drenaje en las partes más nuevas y más antiguas de las ciudades pueden explicar la dificultad de explorar soluciones novedosas de gestión de las inundaciones pluviales.

La gestión suiza del riesgo de inundaciones —al igual que en otros países con sistemas políticos federales, como Alemania o Austria— se caracteriza por un complejo reparto de responsabilidades entre los distintos niveles y sectores de la Administración. Además, introducir en la gestión del agua y la ingeniería hidráulica un enfoque innovador afecta a ámbitos como el urbanismo, la energía, la conservación de la naturaleza y otros muchos.

Pero —aunque lentamente— las cosas avanzan. Algunas ciudades de Suiza ya han empezado a introducir los conceptos de ciudad esponja en nuevos proyectos para mitigar las inundaciones. Leitão cita el proyecto de ciudad esponja de la VSA (Asociación de Expertos Suizos en Aguas Residuales y Protección del Agua), que promueve el uso de infraestructuras azules y verdes en Suiza para reducir las inundaciones y los vertidos de aguas pluviales, además de mejorar los servicios ecosistémicos, como reducir el calor, aumentar la biodiversidad.

Eicher ya puede ver los cambios cuando pasa por el arroyo del pueblo de Melchnau. En 2021 el municipio decidió invertir más de 4 millones de francos en un proyecto integral para protegerse de las inundaciones. Un proyecto que incluye construir cuatro instalaciones de retención y ampliar el cauce del arroyo para reducir el riesgo de que sus riberas se aneguen. “Más vale tarde que nunca”, dice.

Editado por Virginie Mangin/gw y adaptado al español por Lupe Calvo y Carla Wolff, con informaciones adicionales al inicio del artículo sobre la situación en Latinoamérica por Patricia Islas.

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