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Los misterios que envuelven al permafrost

El espesor del manto de nieve determina la temperatura del suelo. swissinfo.ch

El suelo permanentemente helado que sujeta las cumbres más altas de los Alpes suizos comienza a desvelar sus secretos.

Más de 300 estudiosos del permafrost se reúnen en Zúrich para hablar del fenómeno, sobre todo, en relación con el cambio climático.

Pero en la octava Conferencia internacional sobre el fenómeno del permafrost no se hablará exclusivamente de los Alpes.

El programa prevé discusiones sobre los suelos permanentemente helados en las regiones árticas y hasta en el planeta Marte.

Entre el 4 y el 6% del territorio de Suiza está cubierto de permafrost, mientras que los glaciares cubren el 3% de la superficie del país.

En un estudio, todavía no publicado, Felix Keller, de la Academia Engadina, calcula que en un 33% de las zonas alpinas suizas, situadas por encima de los 2.500 metros de altitud, el suelo está permanentemente helado.

Y en cualquier zona donde se puede medir la temperatura del suelo y de la roca helada los científicos constatan una tendencia en ascenso.

Tendencia al calentamiento

La región de Sankt Moritz, en la Alta Engadina (cantón Gritones), es la zona alpina, donde más se ha estudiado el fenómeno del permafrost.

Desde 1987, los científicos miden regularmente la temperatura del suelo mediante un pozo de sondeo excavado en la cima del área de esquí de la célebre estación alpina suiza.

La publicación en 1997 de los resultados obtenidos a lo largo de diez años de mediciones fue una noticia que dio la vuelta al mundo entero: En un decenio, la temperatura del suelo había subido un grado.

En los dos años posteriores, no obstante, las temperaturas volvieron a bajar al nivel registrado en 1987, y desde entonces varían año tras año.

No obstante, se percibe una tendencia al calentamiento que, según las estimaciones de Feliz Keller, oscila entre 0,2 y 0,3 grados por año.

Peligros potenciales

Aunque las cifras no parezcan alarmantes, la evolución del fenómeno preocupa a los científicos. Si el hielo se derrite, la montaña pierde estabilidad y con ella todas las instalaciones como los remontes mecánicos o los teleféricos.

“El problema reside en que el hielo pierde solidez cuando se calienta”, explica Sarah Springman, profesora en el Instituto de Geotécnica de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ).

“En las laderas que son muy pendientes el hielo es como una especie de pegamento que sujeta el suelo y la roca. Y si el hielo pierde solidez, incluso sin llegar a derretirse completamente, se pueden producir desprendimientos”, prosigue.

Es lo que ocurrió la semana pasada en el Cervino. Como consecuencia de una ola de calor prolongado, cerca de 1.000 m3 de roca se desprendieron de la ladera de la montaña, afortunadamente sin causar víctimas, pero unos 90 alpinistas tuvieron que ser evacuados.

Manto de nieve

Los científicos saben que el espesor del manto de nieve influye en la temperatura del suelo. Un dato curioso es que cuanta menos nieve, mejor para el permafrost.

“Si hay entre 80 y 100 cm de nieve, sobre todo al inicio del invierno, el manto de nieve aísla el suelo y evita que la temperatura descienda”, explica Christof Kneisel, científico alemán que estudia el fenómeno del permafrost en la Alta Engadina.

“Por el contrario, si la capa de nieve es de poco espesor, el frío invernal penetrará con mayor facilidad en el suelo y hará que descienda su temperatura”.

También puede ocurrir que la nieve llegue tarde en la estación. En ese caso, el suelo ya se habrá enfriado y la capa de nieve lo protegerá contra un recalentamiento demasiado rápido cuando se aproxime el verano.

Según los científicos, este fenómeno podría explicar las variaciones de temperatura registradas en el permafrost en Sankt Moritz.

Muchos factores

Pero las cosas son más complicadas de lo que parecen. El manto de nieve no es el único elemento que repercute en el permafrost.

El grado de la pendiente de la montaña, la calidad y cantidad de los materiales que la cubren, las variaciones estacionales y, más que nada, la composición de la nieve, el suelo y la roca: todos ellos son factores determinantes.

“Si perforamos un agujero en el permafrost, sólo veremos lo que ocurre en ese lugar preciso. El problema es que la composición del suelo puede variar tanto que, si excavamos un hoyo a cinco metros de distancia, obtendremos datos completamente diferentes”, señala Sarah Springman.

“Estamos empezando a comprender esos procesos extremadamente complejos. Y cuanto más aprendemos, más nos damos cuenta de cuánto nos queda por aprender”, agrega Martin Hoelzle, de la Universidad de Zúrich.

swissinfo, Vincent Landon
(Traducción: Belén Couceiro)

El 4-6% de la superficie de suiza está cubierta de permafrost.

El suelo del 33% de las zonas alpinas suizas está permanentemente helado.

Sankt Moritz es la región done más se ha estudiado el fenómeno.

Del 21 al 25 de julio se celebra VIII Conferencia Internacional sobre permafrost en Zúrich.

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