Los salones de Basilea y Ginebra se acercan
Por mucho tiempo, el sector de la relojería se confrontaba con la existencia de dos grandes manifestaciones: la de Basilea y la de Ginebra.
Esa discordia se ha esfumado ante la difícil coyuntura, y los salones de la norteña Basilea y la sureña Ginebra tiran ahora del mismo lado de la cuerda.
Cuando todo marchaba sobre ruedas, los relojeros tenían tiempo de dedicarse a idear pequeñas guerras para desprestigiar a sus rivales.
Un ejemplo de ello era la confrontación entre los organizadores de los salones de exposiciones de las ciudades suizas de Basilea y Ginebra, permanente durante los últimos 15 años.
La exposición en Basilea resultaba demasiado popular para los defensores de Ginebra, mientras que para los organizadores al norte del país, la manifestación en la ciudad de Calvino era calificada de esnobista.
Pero los tiempos han cambiado: aunque en 2002 se observó todavía un incremento en el valor de las exportaciones relojeras suizas, en 2003 la recesión, la guerra en Irak y, especialmente, el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), repercutió en una significativa progresión.
Las cifras publicadas por la Federación de la Industria Relojera Suiza evidencian las pérdidas: las ventas disminuyeron 4,4% para situarse en 9.292 millones de francos.
También se observó una baja espectacular del 8,4% en el número de piezas producidas en la Confederación, es decir, 2,2 millones de artículos menos.
Ante este panorama, el tiempo de la discordia ha quedado atrás.
La gran cita de Basilea
El salón de Basilea es la mayor manifestación mundial dedicada al reloj.
Salvo las 16 marcas que se exponen en Ginebra, prácticamente todo el universo relojero helvético y mundial está presente en los mostradores renanos.
Se trata de una gigantesca vitrina, visitada por 90.000 interesados cada año.
En Basilea se puede encontrar de lo mejor a lo más modesto. Los grandes nombres, tales como Patek Philippe -cuyos productos cuestan varios miles de francos-, se rozan con las propuestas de los fabricantes de Hong Kong, con sus relojes digitales vendidos por un dólar.
De esta forma, el salón de Basilea es la mejor ocasión para evaluar las propuestas relojeras -de las más tradicionales a las más estrafalarias- surgidas en los cinco continentes.
Es allí donde los relojeros suizos miden sus fuerzas ante la competencia del exterior.
Y en este caso, es en el segmento del reloj económico, de un precio no mayor a 250 francos, donde los suizos tienen de qué preocuparse.
El origen de las inquietudes se debe a la evolución del sector relojero en Asia, donde la mano de obra excepcionalmente barata y la industrialización en masa producen decenas de millones de relojes año con año.
Ese hecho termina con el mito helvético de que sólo las piezas construidas en este país son de calidad.
Los consumidores de los países emergentes no se equivocan. Basta con ver las estadísticas de la Federación de Relojeros para comprobar la disminución de las ventas de productos suizos.
En Ginebra, sólo relojería de lujo
En el Salón Internacional de la Alta Relojería que se realiza en Ginebra, los retos son muy distintos.
Esta manifestación, en la que sólo están presentes 16 marcas, se reserva a profesionales, agentes, comerciantes minoristas y medios de comunicación.
Actualmente se puede afirmar que el segmento de la relojería denominada “de prestigio” es un sector aparte.
Este rubro representa el 60% del valor total de la relojería suiza, pero significa muy poco en términos cuantitativos, ya que se traduce en menos del 5% del total de los relojes producidos en Suiza.
La relojería de prestigio es un nicho en el que la intervención humana provoca la fuerte proporción de este valor agregado.
Hoy en día, el lujo no tiene que ver con las incrustaciones de piedras preciosas en los modelos, sino con el empleo de sofisticadas técnicas en el mecanismo del reloj.
De hecho, este tipo de relojería es el que otorga el prestigio de excelencia suizo en el mundo. Además, crea las tendencias en la mecánica y en la moda.
Y eso cuesta muy caro en términos de comunicación, de desarrollo técnico, de investigación y de creatividad. Razones que explican el precio elevado de los relojes de lujo.
Los observadores advierten que la industria relojera suiza no sobrevivirá, a largo plazo, con la fama de sus sofisticados diseños, si no es capaz de asegurar la venta de 25 millones de piezas anuales en todos sus segmentos relojeros.
De continuar la tendencia negativa iniciada hace 10 años, las pérdidas en la capacidad de la producción helvética relegarán al sector para el 2015 al rango de actividad exótica.
swissinfo, Eric Othenin-Girard
(Traducido por Patricia Islas)
El Salón Internacional de la Alta Relojería se celebra en Ginebra del 19 al 25 de abril.
El salón ‘Baselword’ en Basilea del 15 al 22 de abril.
El ‘Baselworld’ es la mayor manifestación mundial dedicada al reloj. Reúne a 90.000 visitantes cada año.
El Salón Internacional de Alta Relojería de Ginebra presenta 16 marcas de prestigio y está reservada a profesionales, agentes, comerciantes y medios.
El sector relojero suizo en 2003 disminuyó sus ventas un 4,4%.
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