Los suizos conservan la moral
Los hechos trágicos del año pasado mellaron apenas el estado anímico de los helvetas. Con todo, los de la Suiza francófona los percibieron más.
Esa conclusión surge del estudio hecho últimamente por un grupo de especialistas en estados de ánimo humanos de la Universidad de Ginebra. Un análisis similar fue realizado en 1997 para establecer el clima emocional en el país.
El segundo estudio tiene interés particular porque fue encargado después de una serie de sucesos traumáticos en el otoño del 2001, a saber, los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, la masacre perpetrada por un enajenado mental en el parlamento de Zug, el derrumbe de la aerolínea Swissair y el incendio en el túnel del Gotardo.
Estabilidad
A pesar de los hechos mencionados, el equipo del catedrático Klaus Scherer – conductor de los dos estudios -, constata una sorprendente estabilidad en la vida emocional de los suizos, como si la serie negra apenas hubiera dejado huella en sus vidas cotidianas.
«Todo el mundo creía que las cosas no volverían a ser como antes. Por eso esperábamos muchas variaciones con respecto al anterior estudio, pero no encontramos ninguna. Pero eso es muy lógico en cierto sentido. Sabemos que lo que más preocupa a la gente es lo les sucede ahora».
Las personas interrogadas refirieron sus emociones previas a la encuesta y si creían encontrarse en buen estado de salud.
Los estereotipos surgen a menudo
Pese a las similitudes entre los resultados de 1997 y los del 2001, existen disparidades entre hombres y mujeres, así como entre suizos francófonos y suizos alemanes
«Nuestros resultados rompen completamente los estereotipos de la Suiza alemana seria y ponderada, que no expresan sus emociones, y de la Suiza francófona más espontánea y cordial», constata Klaus Scherer.
Según las conclusiones de la encuesta, la mayoría de los suizos se declaran satisfechos con la vida que llevan y se creen en buen estado de salud. Sin embargo, en la Suiza de expresión francesa surgen términos negativos tales como cólera, enfado, frustración, ansiedad o decepción.
Son también los suizos francófonos quienes se quejan más a menudo de problemas de salud, fatiga, dolor de espalda, insomnio o depresión.
Dramas seguidos por televisión
Los hechos del otoño del 2001 no parecen pues haber dejado una mella durable en la moral de los suizos. Y si hablan de ellos se debe sobre todo a los sentimientos activados por las imágenes de la televisión. No es nuevo que ésta y otros medios audiovisuales pueden manipular al público para suscitar una respuesta emotiva.
«Las informaciones nos llegan directamente por los medios de comunicación y no por interacción social. Nos las presentan de manera tan emocional, que coincida con la creencia general de que todos deben expresar sus emociones», precisa el catedrático de la Universidad de Ginebra.
«Las emociones – positivas o negativas -, son reacciones de urgencia. Son una señal de que algo no está como debe ser, y que debemos adaptarnos. Si las trivializamos, perdemos ese importante dispositivo de adaptación», concluye el profesor Klaus Scherer.
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