«Me di cuenta del daño que le había hecho a Chile»
Paulina Veloso, ex ministra del gobierno chileno y actual presidenta del Comité de Medio Ambiente del CDE, es una de las políticas más destacadas del país sudamericano.
Socialista y emigrada a la Confederación apenas cayó Salvador Allende, aún busca la verdad sobre la desaparición de su marido, el suizo Alexei Vladimir Jaccard Siegler.
A Paulina Veloso la vida la llevó a transitar intrincados laberintos. Aún así, esta mujer que desborda presencia y carácter, no ha perdido la amabilidad y su espontaneidad se refleja en pasajes de adustos gestos de preocupación a risas francas.
Siendo muy joven, con apenas 18 años, vivió el exilio político bajo la dictadura del general Augusto Pinochet, y se refugió en Ginebra, Suiza, donde ingresó a la Universidad a estudiar Matemáticas.
Si hasta entonces su vida había estado guiada por sueños y convicciones, el 3 de junio de 1977 un llamado telefónico anónimo la marcó para siempre: ese día le comunicaron que su marido, el estudiante suizo-chileno Alexei Vladimir Jaccard Siegler –de viaje fugaz a la Argentina y Chile para visitar a su familia- había sido secuestrado en Buenos Aires por agentes de seguridad argentinos y chilenos de la conocida operación ‘Plan Cóndor’.
Alexei nunca apareció y Paulina, hasta hoy, continúa buscando una verdad que, confía, más temprano que tarde saldrá a la luz.
La ex ministra de la Presidencia de Chile y actual presidenta del Comité de Medio Ambiente del Consejo de Defensa del Estado (CDE) del país sudamericano, recibió a swissinfo en sus oficinas de Santiago de Chile y le concedió esta entrevista exclusiva, que la reveló como militante, política y mujer.
swissinfo- Usted vivió en Suiza varios años durante la Dictadura pinochetista. Hábleme de aquellos tiempos…
Paulina Veloso- Yo llegué a suiza muy joven, a los 18 años, y estuve hasta los 22. Llegué en una bella etapa de la vida, porque ingresé casi inmediatamente a la universidad, donde estudiaba la licenciatura en Matemáticas en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Ginebra.
Desde ese punto de vista viví la vida que normalmente tienen los jóvenes y me gustó mucho Suiza. Todavía conservo una amistad muy profunda y con mucho afecto con suizos que viven allá, y casi todos ellos han visitado Chile, por lo que hemos conservado amistad de largo tiempo.
swissinfo: ¿Qué cosas diría que aprendió en aquellos años?
P. V.: Creo que uno aprende de todos los países y más todavía si ha vivido allí. Y creo que hay muchos temas que son muy interesantes en Suiza.
Yo siempre planteo dos cosas: en el ámbito político el sistema es verdaderamente novedoso y muy distinto al resto de los países occidentales, y desde el punto de vista de las personas, hay una austeridad en Suiza que es muy interesante y se da bastante fuerte el respeto por el otro. Son dos características que yo admiro.
Allí se plantea la igualdad entre las personas, tengan o no una cierta posición, y en ese sentido los suizos son muy orgullosos de la diferencia que tienen con Francia, por ejemplo, que de alguna manera basa su historia en la existencia de los Reyes, lo que le da una mayor noción de esa idea de jerarquía.
En Chile nunca ha habido rey –a excepción de cuando estábamos bajo el reino de España- pero sin embargo existe cierta lógica de jerarquía, que es algo más propio de España y de Francia, pero que no está en Suiza.
swissinfo: ¿Cómo recibió usted, en 2006, la noticia de la muerte de Augusto Pinochet, siendo una de las personas que más ha sufrido a partir de la pérdida de su marido?
P. V.: Yo no diría que soy de las personas que más sufrieron porque creo que en Chile hay una cantidad de personas que sufrieron la represión a límites increíbles, de manera que no me atrevo a ponerme ese cartel.
La verdad es que yo pensé que no me iba a pasar nada con la muerte de Pinochet y sin embargo me generó una sensación extraña. Desde luego no alegría y tampoco tristeza, pero de alguna manera me llevó a retroceder un poco en la historia y a pensar lo que había hecho este personaje, junto con su sector, en la historia de Chile.
Pensé en lo que había hecho para una o varias generaciones de chilenos y la manera como nos había afectado la vida, y entonces me generó un sentimiento muy fuerte (que yo no sabría describir con exactitud) e, incluso, cierta angustia.
En el momento me sentí muy tocada: fue recordar hacia atrás y tener la sensación de que de alguna manera se terminaba una etapa… Me di cuenta del daño que le había hecho Pinochet a Chile…
swissinfo: Muchos de esos chilenos que sufrieron ese ‘daño’ de Pinochet se refugiaron en Suiza y una gran parte de ellos se quedó en el país europeo o dejó hijos nacidos allí que aún no han logrado la nacionalidad, ¿cómo evalúa este tema?
P. V.: Primero creo que hay que trazar una dimensión de lo que significa la emigración; traspasar de un país a otro.
Chile es un país que tienen una gran de población de origen europea y que corresponde personas que por razones de guerra, de hambruna o de pobreza traspasaron la frontera y se vinieron a América. De hecho, la colonia de suizos que existe en Chile probablemente se debe a crisis económicas.
De allí que uno puede mirar desde esa perspectiva y decir, ‘bueno, ahora le tocó a Europa recibir una gran cantidad de latinos que, por otras razones –más políticas y menos económicas-, llegaron a Suiza’.
Pero hay también otro tema y es la diferencia que se da cuando hay un exilio político donde la familia vive con angustia el término de esa situación como para poder volver.
Es decir, es distinto a cuando alguien por propia voluntad decide irse por condiciones adversas a cuando ha sido expulsado y no puede retornar a su país. Eso genera un cierto nivel de estrés y de angustia que de alguna forma es traspasado a los hijos y a todo el entorno familiar, y quizás es lo que hace un poco más difícil la inserción en el país. El exilio político genera esa situación.
swissinfo: ¿Cree que existe alguna posibilidad de revertir esta situación?
P. V.: No puedo decirlo. Pero finalmente sí creo que el mundo es ancho y que Suiza es un país que da posibilidades de desarrollarse a los chilenos que llegaron y que muchos de ellos se encuentran satisfactoriamente bien allí, sin perjuicio de la ruptura que se ha producido muchas veces con su tierra y con su familia.
swissinfo: ¿Cree que respecto al caso de su esposo Alexei Jaccard, se hizo justicia de alguna manera?
P. V.: Respecto a Alexei yo he tenido diversos actos de reparación que son importantes, y diría que dos de los más importantes están en Suiza.
Por un lado, el auditorio del edificio nuevo de la Universidad de Ginebra lleva el nombre de Alexei desde el 2000, cuando se inauguró el edificio. Por otro lado, en mayo de este año, las autoridades de la comuna de Sainte-Croix (cantón de Vaud) decidieron bautizar la sala pública del Consejo comunal con el nombre de «Espacio Alexei Jaccard».
Yo encuentro estos dos hechos hermosísimos y siempre me conmueven íntimamente. Además me conmueve la circunstancia de que muchas de las personas que han trabajado por eso y han estado en los actos de inauguración de esas salas son personas que estuvieron conmigo en esa época, en el año 1977, y me conmueve que exista desde un país tan lejano una solidaridad tan fuerte hacia un caso como éste.
Esto sólo lo entiendo por una adscripción muy fuerte hacia los Derechos Humanos y hacia la democracia, y la verdad es que eso me produce una reparación muy importante.
También hay un memorial en Santiago de Chile donde están los nombres de los detenidos desaparecidos, y la primera vez que vi allí el nombre de Alexei me conmovió, y me sigue conmoviendo al día de hoy.
Ahora, justicia completamente no hay porque en realidad, lo que es más importante, es saber la verdad y todavía no llegamos a eso. Pero tengo mucha confianza en que vamos a conocer esa verdad y siempre estoy atenta al proceso judicial que se sigue en Chile y que ha ido avanzando. Estoy convencida de que vamos a determinar el exacto lugar donde fue dejado el cuerpo de Alexei.
Tengo seguridad de que eso va a ocurrir y creo que cuando suceda, si además podemos identificar a las personas que participaron en ello, para mi, por lo menos, y para la familia, se cerrará el círculo.
swissinfo: A partir de toda esta historia de vida, de militante, de política y de mujer, ¿qué mensaje le daría a la juventud?
P. V.: ¡Qué difícil! En todo caso tengo una idea muy cercana a un autor argentino, que es José Ingenieros, que es que la juventud tiene que ser siempre capaz de mirar más lejos, tener sueños, para poder tomar la antorcha que le dejan las otras generaciones y poder entregársela a las generaciones que vienen con nuevos sueños de libertad y de mayor justicia…
Creo que los países pueden progresar en la medida que tienen jóvenes que tienen cierta rebeldía con el presente, que se proponen cosas mejores para la humanidad y que luchan por ello. Los países que mejoran son aquellos que tienen esa posibilidad de renovarse año tras año por nuevas generaciones de jóvenes que suman sus sueños.
Yo no tengo nada nuevo que decir. Más bien, todavía puedo aprender de la juventud. Diría que adhiero al pensamiento que se transluce en el libro de este escritor argentino, ‘Las Fuerzas Morales’…
swissinfo- ¿Usted fue una rebelde?
Paulina Veloso- ¡Si!. ¡Total! (risas)
Entrevista swissinfo, Norma Domínguez, Santiago de Chile.
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