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Medio ambiente: ABB y Sika en Chile

Raúl Cortes, ejecutivo de Sika en Chile.

No participan directamente en el mercado de los bonos de carbono, pero -aseguran- han puesto en marcha varias iniciativas destinadas a disminuir el impacto ambiental de sus labores. .

Renato Valdivia, gerente divisional de Power Technologies de ABB Chile sostiene que, por el tipo de servicios que brinda su compañía, no les corresponde emitir estos bonos.

«No somos operadores ni explotamos las instalaciones, sino una empresa que aporta tecnología, que hace integración de proyectos y luego los transfiere. No estamos interesados en tener la propiedad de las instalaciones, mucho menos operarlas».

El representante de la filial chilena afirma que «hoy no tenemos equipos de generación eléctrica, por lo cual no poseemos directamente elementos contaminantes. Lo que sí podríamos tener son acciones contaminantes en los procesos de construcción, pero ahí tenemos un especial cuidado de provocar el menor impacto posible en el entorno».

Así, por ejemplo, señala, se ocupan del manejo de los escombros -producto de sus trabajos- llevándolos a lugares de acopio donde esté permitido dejarlos. Y cuando intervienen una zona con vegetación, la norma indica plantar 10 árboles por cada uno que se tala y luego hacerles un seguimiento hasta que efectivamente crezcan.

A su juicio, otra contribución al tema medioambiental es el servicio que ofrecen a las compañías que deseen deshacerse de maquinarias antiguas en forma segura y responsable.

«Hay muchas empresas locales que tienen equipos de antigua generación que contienen aceites peligrosos. Como en el país no existe tecnología para deshacerse de ellos en condiciones seguras, nosotros ofrecemos transportarlos en containers especiales hasta Alemania, donde se les trata con tecnología de punta, que lamentablemente en Chile no existe.

Aclara, eso sí, que «ésta no es una acción caritativa, sino un negocio, porque, obviamente, una acción contaminante requiere de un costo».

En el mercado, indirectamente

Valdivia señala que han trabajado con varias empresas cuyos proyectos poseen características que califican para la obtención de bonos de carbono. Entre ellas, pequeñas centrales hidráulicas en las cuales ABB ha efectuado las conexiones eléctricas.

«Lo que nosotros podemos hacer es contribuir a que esta figura se cumpla, pero no los usamos directamente», precisa.

A su juicio, estos bonos resultan útiles para aquellas compañías que tienen proyectos que contribuyen a reducir la contaminación.

«Ahora bien, quienes compran los bonos de carbono son empresas que gracias a eso pueden seguir contaminando, y eso ya es otra cosa. Como incentivo para producir energías limpias me parece muy positivo; sin embargo, creo que hay aspectos que habría que analizar mejor», afirma.

Y si bien valora el que actualmente exista mayor conciencia ambiental, estima que «a veces hay una exageración, porque cuando un país tiene que progresar, en algo tiene que afectar su entorno. No se puede hacer una autopista sin expropiar a nadie o construir sin afectar el medio de alguna forma. Pero hay que guardar un sano equilibrio. Cero efecto en el entorno ambiental no existe, minimizar los efectos, sí».

Sika

En la filial chilena de Sika -que acaba de obtener el Premio Conducta Responsable 2007″- también argumentan que por la naturaleza de su labor, no les corresponde emitir bonos de carbono.

«Para ingresar a este mercado sirve tener una forestación o tener campos que se puedan ofrecer o transar y no es nuestro caso», señala el jefe de procesos industriales y encargado de medio ambiente de Sika Chile, Raúl Cortés.

Sin embargo, recalca, eso no los exime de responsabilidades con el medio ambiente.

«Nuestra política permanente es ser capaces de producir productos menos peligrosos para el medio ambiente y preocuparnos de ellos desde su formulación hasta su muerte». Si realizan cambios en el producto, la nueva fórmula debe ser igual o menos peligrosa que la anterior.

Adelantados a la legislación

Cortés destaca que «por haber tenido nuestro nacimiento en Europa, siempre hemos actuado adelantados a la legislación local». Y no sólo su nacimiento: la matriz es quien supervisa, establece normas de cumplimiento y determina qué sustancias no se deben usar.

«Si se puede eliminar materias que están prohibidas en Europa, eso se transmite a nuestros países. Acá dejamos de usar el asbesto muchos años antes que lo prohibiera la ley», ejemplifica.

Al igual que todas las filiales, Sika Chile debe enviar anualmente informes medioambientales a Suiza, que incluyen -entre muchos ítems- consumo de energía, gas, agua, ecología, higiene y seguridad, accidentes, diferentes tipos de combustibles utilizados, energías renovables, emisión de atmósfera, CO2, cuánta basura se produce al año, y cuánta de ella es peligrosa.

Estar situados muy cerca de un sector residencial ha sido un factor importante para mantener altos estándares de producción sin afectar el entorno y previniendo cualquier potencial contaminación, asegura Cortés.

«Adquirimos filtros especializados en la planta de polvo para evitar partículas en el aire. Pero como estas máquinas producen bastante ruido, hemos debido invertir además en equipos que insonoricen el lugar, ya que no podemos molestar a las comunidades vecinas. Por el contrario, hemos puesto en marcha iniciativas para mejorar sus condiciones de vida», apunta.

swissinfo, Mariel Jara, Santiago de Chile.

ABB es una transnacional que brinda soluciones de tecnología e ingeniería eléctrica, investigación, desarrollo y suministro de productos, sistemas y plantas para el mercado .

Fue fundada en Zurich (hoy sede central) en 1910.

En Chile fue establecida en 1955.

Sika Group es una proveedora de productos y soluciones químicas para la construcción y la industria. Es una corporación suiza independiente que posee más de 70 filiales en los 5 continentes, con 11.000 empleados.

ABB emplea a unas 105.000 personas en más de 100 países. Tiene una facturación anual de 25.000 millones de dólares.

Las ventas consolidadas de Sika Group en 2006 ascienden a CHF 3.896 millones. (US$ 3.340 millones)

Sika Chile fue la primera empresa del área química en certificar bajo la certificación ISO 14001 (Sistema de Gestión Ambiental), en 1999.

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