¿Nos acercamos a un campo de batalla?
Las máquinas empiezan a sustituir poco a poco a los seres humanos en el campo de batalla. Se estima que en 20 o 30 años podrán estar listas las primeras armas totalmente autónomas. Suiza avanza con su propia investigación sobre tecnología robótica móvil.
La comunidad internacional empieza a comprender apenas las posibles repercusiones de la revolución robótica en los futuros campos de batalla, como lo señaló un suizo experto en desarme del Ministerio de Exteriores, durante una reciente reunión en Ginebra sobre los sistemas de armas letales autónomas (LAWS).
Laurent Masmejean precisó que es crucial examinar más a fondo qué aplicaciones de las capacidades autónomas serían deseables, legales y aceptables, y cuáles generan inquietud.
Representantes suizos en la conferencia subrayaron que sus programas de investigación en curso no incluyen trabajos sobre armas totalmente autónomas.
“Pero vamos a ver cómo los diferentes campos de investigación, considerados en conjunto, podrían contribuir al avance de la tecnología para una mayor autonomía de los sistemas, letales o no”, precisó Quentin Ladetto, director de tecnologías del futuro en armasuisse, órgano encargado de supervisar la adquisición de tecnología en el Ministerio suizo de Defensa.
Suiza realiza actualmente pequeños programas de investigación para vehículos aéreos y terrestres sin piloto, en colaboración con socios académicos e industriales, incluidos la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETHZ) y las firmas estadounidenses Black-I Robotics e iRobot.
En su estrategia de investigación 2012-2016, el Ministerio suizo de Defensa subraya la importancia de los vehículos no tripulados, sobre todo para el reconocimiento, la vigilancia y la comunicación.
“Si miramos más de cerca la investigación en robótica e inteligencia artificial, advertimos que la tendencia y la atención es hacia la autonomía.
Aunque los objetivos finales de las instituciones académicas y universidades no son de naturaleza militar, los desarrollos actuales y su integración futura podrían llevar a mayores capacidades en materia de autonomía”, señaló Ladetto.
Sin embargo, algunos expertos tienen dudas. Stuart Casey- Maslen, jefe de investigación en la Academia de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos de Ginebra, dijo que “le asombraría” que Suiza no estuviera investigando sobre las LAWS.
“Más autonomía es claramente el futuro para las fuerzas militares y de seguridad. La cuestión es si, y si sí, cómo y dónde, la tecnología debería estar restringida por razones legales o éticas. Estoy particularmente preocupado por el uso de sistemas autónomos letales por parte de las fuerzas del orden, lo que no está considerado en la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales (CCAC) apuntó.
Joe Farha, especialista en armas de guerra de la Fundación de Investigación Omega, con sede en Manchester, convino en la probabilidad de “desbordamiento” al terreno militar, de toda investigación civil en materia de autonomía.
“Es posible que se pida cada vez más de los sistemas no tripulados y que los avances conduzcan a mayores grados de autonomía por omisión”, declaró y añadió que los sistemas terrestres o aéreos no tripulados podrían tener doble uso como plataforma de armas, “si se aplica la tecnología adecuada”.
Es probable que cada vez más, los artefactos militares del futuro sean no tripulados. En los últimos años, EE.UU. ha gastado 6 mil millones de dólares anuales en los sistemas no tripulados para la guerra. La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de EE.UU. ( DARPA) ha desarrollado la robótica militar y financiado proyectos como el robot LS3 para terreno áspero, creado por la empresa de EE.UU. Boston Dynamics.
En el documento Sistemas Integrados Autónomos FY 2011 -2036, el Departamento de Defensa de EE.UU. escribió que “se prevén sistemas no tripulados que funcionen en armonía con sistemas piloteados y al mismo tiempo reduzcan de manera gradual el control humano y de decisión requerido para la parte sin piloto de la estructura”.
Ya existe tecnología de defensa susceptible de devenir más autónoma. El MK 15 Phalanx Close-In Weapons System, de la marina estadounidense y su versión terrestre, el Counter Rocket, Artillery and Mortar System (C-RAM), han operado desde hace años.
Por otra parte, Israel ha desplegado su sistema de defensa de armas automáticas denominado Iron Dome, y Alemania diseñó el sistema NBS Mantis para la protección de futuras operaciones en Afganistán.
En lo que atañe al C-RAM, el experto en guerra robótica, Peter W. Singer dijo que los humanos son parte de la toma de decisiones, pero sobre todo, de la programación inicial del robot.
“Durante la operación real de la máquina, el operador solamente ejerce el poder de veto y tiene menos de medio segundo para anular la decisión de un robot”, apuntó. El peligro es que esto pueda llevar a un “sesgo de la automatización”; es decir, la tendencia a confiar sin límites en un sistema automatizado.
Otros precursores de armas totalmente autónomas son los robots centinelas de Corea del Sur e Israel, que pueden detectar personas y, si un ser humano los autoriza, disparar sus armas.
“A medida que las naciones desarrollen su capacidad tecnológica, muchas pueden optar por el camino hacia la plena autonomía, debido a los beneficios que estas armas podrían proporcionarles: breve tiempo de respuesta, reducción del riesgo para sus propios soldados, menores costos y el aislamiento de los efectos en las emociones humanas cuando se hace uso de la fuerza”, indicó Mary Wareham, experta en armas de Human Rights Watch.
Las aeronaves no tripuladas también van más allá de los drones existentes en materia de autonomía. El avión X-47B de la Marina de EE.UU. puede despegar y aterrizar en un portaaviones por sus propios medios, mientras que Gran Bretaña ha dado a conocer la aeronave Taranis “no tripulada, autónoma y discreta”. Ambos tienen plataformas adaptables.
87 países de los 117 signatarios de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales (CCAC) asistieron a la reunión de expertos sobre sistemas de armas letales autónomas (LAWS) en las Naciones Unidas, en Ginebra, del 13 al 16 de mayo de 2014.
El objetivo era comenzar a definir los límites y las responsabilidades de las LAWS. En su próxima reunión anual, el 14 de noviembre, los miembros de la organización decidirán si continúa el proceso.
Organizaciones no gubernamentales piden una prohibición preventiva de este tipo de armas. Plantean el ejemplo de las armas láser cegadoras, que la comunidad internacional prohibió mediante la adopción de un protocolo internacional en 1995 antes de que pudieran ser utilizadas.
Suiza forma parte de los 87 países que tratan de definir los límites y las responsabilidades de esas armas que podrían seleccionar y atacar un objetivo sin intervención humana.
Hasta ahora, sólo cinco Estados, entre ellos Cuba y Pakistán , se han unido a los activistas que piden la prohibición. Muchos otros, como Francia y Gran Bretaña, destacaron en Ginebra la necesidad de mantener un control humano significativo en las decisiones de focalización y ataque. Los Estados Unidos dijo que debería haber control humano “apropiado” sobre la autonomía de los sistemas de armas, mientras que Israel se refirió a la conveniencia de los sistemas autónomos.
“Significativo control humano”
Para las ONG, no hay manera de comprobar qué entienden los países por “control humano significativo” de esos sistemas cada vez más autónomos. Habiendo fracasado hasta ahora los esfuerzos tendientes a reducir el empleo de esas armas, la prohibición preventiva es la única solución, consideran.
“He tratado de dialogar con los fabricantes de armas, pero, francamente, no están interesados en el Derecho Internacional Humanitario (DIH )”, dijo Juergen Altmann, cofundador del Comité Internacional para el Control de Armas Robot.
Pero Masmejean aseguró que el fundamento jurídico actual es “muy sólido” para manejar los cambios futuros.
“Ya sea que las armas autónomas estén o no implicadas, todo uso de la fuerza o de los sistemas de armas debe estar en conformidad con la totalidad del marco del derecho internacional, y en particular el DIH, que se basa precisamente en los principios de distinción , proporcionalidad y precaución”, añadió.
Sin embargo, advirtió que la comunidad internacional debería examinar cuidadosamente las precisiones jurídicas sobre las nuevas armas, los medios y métodos de hacer la guerra, y las posibles lagunas en materia de responsabilidad.
Empero, Altmann no está convencido.
“Podrían estar interesados en la idea de limitar los efectos de la guerra mejorando la precisión con mejores productos. Pero si más bien quieren innovar y la tendencia es hacia los vehículos no tripulados que pueden reaccionar más rápido, es exactamente la dirección que estamos tratando de evitar”.
“Es necesario que haya una decisión política de la sociedad y los Estados para bloquear esto y no dejar que las tendencias militares y tecnológicos evolucionan libremente”.
Traducción del inglés, Marcela Águila Rubín
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