Novartis, el reto de conciliar ética y rentabilidad
El gigante farmacéutico suizo tiene relación con 280 centros educativos en el mundo, y otorga financiamiento sin condicionar el uso de los recursos.
Sin embargo, alguna vez el trabajo entre sus científicos y las universidades arroja hallazgos estrella como el Gleevec contra la leucemia.
Novartis -la farmacéutica número uno de Suiza- cerrará el 2005 con convenios de colaboración con 280 instituciones académicas en el mundo.
Los temas que enlazan al gigante empresarial y a los académicos son de lo más diverso: medicina de familia, cardiología, oncología, técnicas de laboratorio y hasta ética empresarial, entre muchas otras.
En la región de Iberoamérica, la relación más estrecha la sostiene con España, México y Argentina.
Y para las universidades beneficiarias del financiamiento de Novartis, «su política de interacción con los centros académicos es estupenda», coinciden la Universidad de Madrid, y la Universidad de Navarra.
¿Qué obtiene a cambio el gigante suizo?
Una imagen impecable ante su gremio y ante sus clientes. Y de tanto en tanto, por supuesto, un garbanzo de a libra dentro de las investigaciones que llegan a traducirse en algún medicamento de alta rentabilidad y efectividad como es el caso del Gleevec para el tratamiento de la leucemia.
En busca del STI-571
Novartis forma parte de las grandes ligas del sistema empresarial helvético. Es una de las tres empresas más rentables del país, emplea a 72.600 personas en el mundo y tiene presencia en 140 países.
Sus ventas superan los 32.500 millones de francos suizos anuales y las utilidades superan los 7.500 millones de francos.
Una parte proporcional de su facturación (entre el 1 y el 2%) se dedica a proyectos de investigación e innovación, buena parte de ella ligada al esfuerzo de las universidades.
Ocasionalmente, dichos trabajos se traducen en el balance financiero del grupo.
Por ejemplo, en el año 2001, la Universidad de Ciencias de la Salud de Portland, en Oregon, Estados Unidos, desarrolló un medicamento que parecía curar la leucemia y que podía revolucionar el universo de la lucha contra el cáncer: el STI-571.
La investigación estuvo a cargo del doctor y profesor Brian Druker, quien trabajó conjuntamente con científicos de Novartis Pharmaceuticals en este proyecto.
Tras el anuncio con «bombos y platillos» del hallazgo y luego de nuevas pruebas de laboratorio para validar el descubrimiento, el principio activo del STI-571 comenzó a comercializarse en Novartis bajo el nombre de Gleevec.
Acuerdos regionales
En la región iberoamericana, Novartis participa cada vez en más proyectos universitarios que abarcan todo tipo de tópicos: investigación de laboratorio, difusión de ciencia médica, ética empresarial y suministro de medicamentos a poblaciones de medios precarios.
Su objetivo es coadyuvar a una mejor calificación de los expertos en salud y difusión.
Los dos programas más destacados y recientes del segundo semestre del 2005 son:
1.- Laboratorios de Habilidades Clínicas y Simulación con la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), iniciado hace tres semanas (17.10).
Novartis pone el equipo e instrumental para los laboratorios (Bellatera, Sant Pau, Valle de Hebrón, Hospital del Mar y Hospital Germans Trias i Pujo) para realizar investigación de laboratorio.
El acuerdo durará cinco años, y se trabajará en temas de biotecnología.
2.- Cátedra «Comunicación y Salud» (del 20.10 al 25.05 del año próximo) con la Universidad de Navarra.
En este caso, Novartis explica a swissinfo, que el objetivo que se fijó fue dotar de herramientas a los universitarios participantes para difundir el trabajo de los investigadores y docentes (la mayor parte de los estudiantes que tomarán parte de la cátedra son periodistas especializados en temas sanitarios y médicos).
Adicionalmente, hace un par de años inició con la Universidad de Pompeu Fabra (Barcelona, España) la creación de un Observatorio Novartis de la Responsabilidad Social Corporativa, en el que participan profesores del Departamento de Economía y Negocios de la universidad.
En este caso, la meta era promover la gestión ética de los egresados de la universidad en su desempeño cotidiano; por ejemplo, garantizar la calidad y precio justo para los productos que algún día venderán o promoverán.
En Argentina, por citar un ejemplo más, Novartis trabaja desde el 2001 con la Universidad Católica en un programa en el que contacta a diversas ONGs que se ocupan de abastecer de medicamentos a poblaciones desfavorecidas (todos ellos manufacturados por Novartis, pero entregados de forma gratuita).
Evitar el conflicto de interés
Desde la mirada de las universidades, la iniciativa de echar a andar proyectos entre Novartis y las universidades es a todas luces positivo.
Entrevistado por swissinfo, el Dr. Ángel Otero, Director de la Cátedra de Medicina de Familia y Atención Primaria dijo que entre la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Novartis, «los apoyos son estupendos».
Todos los convenios se realizan de forma transparente. La empresa aporta los medios económicos y nosotros el trabajo. Con la UAM el proyecto está ligado a la medicina de familia, cita Otero.
Existe un órgano de dirección formado por miembros de las universidades y de la empresa que dialogan y aprueban un proyecto central cada año, del que se derivan contratos, actividades, cátedras, etcétera.
«Con respecto a la UAM en particular, Novartis no ha intervenido en nada. Respetan lo que nosotros hacemos y decidimos».
swissinfo-¿Qué considera usted que gana a cambio Novartis?
Ángel Otero: Buena imagen, sin duda. Valor agregado. No se trata de un trabajo desinteresado en un sentido estricto, pero tampoco está manipulado y eso es muy valioso.
swissinfo.–Los médicos que son formados en estas cátedras ¿no se sienten de alguna forma comprometidos en el futuro a recetar la línea de medicamentos de la empresa que financió parte de su formación…?
AO.–No. Puede ser que la buena imagen de la empresa tenga alguna resonancia en el futuro para ellos en su ejercicio profesional, pero de ninguna manera a modo de presión.
«Es muy claro», concluye Otero, «si hubiera conflicto de intereses no ejerceríamos el financiamiento que propone Novartis ni el de ninguna otra empresa interesada en el trabajo con universidades».
¿Qué gana Novartis?
Al establecer convenios de trabajo con las universidades, el objetivo es fomentar el debate y la investigación.
Consultada por swissinfo, la farmacéutica respondió a título institucional:
«En las últimas décadas, las empresas están sometidas a un mayor pluralismo de opiniones. Este aumento de expectativas es la consecuencia del cambio que ha experimentado la sociedad y la economía. En este marco, las empresas deben adoptar compromisos con la sociedad y con las instituciones académicas».
Y hay que diferenciar dos tipos de proyectos.
Cuando los empleados de Novartis acuden a formación en aulas universitarias, sí tienen un compromiso, la empresa solicita los derechos de propiedad intelectual y exige confidencialidad. Es perfectamente normal.
Pero cuando se trata de financiamiento a universidades y proyectos independientes, son libres de actuar como lo deseen.
Sólo se puede explotar comercialmente un producto cuando el proyecto tiene como objetivo el desarrollo de investigaciones para enriquecer el trabajo de laboratorio de la empresa.
Y si no se aclara entre los objetivos, entonces sólo se da seguimiento al trabajo, pero sin intervenir en él.
La búsqueda de equilibrio entre ética y rentabilidad, es el reto.
swissinfo/Andrea Ornelas
· Novartis es la número uno del sector farmacéutico helvético con presencia en 140 países y 72.600 empleados.
· Su facturación anual supera los 32.500 millones de francos suizos anuales y sus utilidades 7.500 millones de francos.
· Actualmente tiene acuerdos con 280 instituciones académicas en el mundo.
· Novartis es una de las empresas helvéticas más activa en la interacción empresa-universidades.
· Para universidades como la Autónoma de Madrid (UAM) o la de Navarra, el apoyo financiero de Novartis es una iniciativa muy positiva que no coarta la libertad de las instituciones al trabajar.
· Si hubiera conflicto de interés, estos acuerdos no prosperarían, citan académicos de la UAM.
· Novartis explica que existen proyectos particulares y bien definidos desde el principio en el que coparticipan científicos de la empresa con investigadores universitarios, y los resultados sí pueden explotarse comercialmente.
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