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Oír crecer al pasto en el Parque Nacional Suizo

El biólogo Martin Schütz se dedica a la observación a largo plazo de la flora en Stabelchod. swissinfo.ch

Cien años a cuestas. Los que el Parque Nacional Suizo se dedica a la observación de su hábitat, algo que lo diferencia de otros parques. swissinfo.ch siguió de cerca uno de estos proyectos de investigación, semejante a toda una novela de espionaje.

«…esa flor peluda es una Achillea millefolium, conocida como milenrama. La registro en mi listado. Acá florece un Galium pumilum, una gala enana, también queda en la lista.. Y estas ramas son de una campanula…”

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La naturaleza indomable reta al hombre

Este contenido fue publicado en En el medioevo allí se fundía el hierro. Hoy, la naturaleza reina en el lugar: el Parque Nacional Suizo.

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El biólogo Martin Schütz, de rodillas, mira con detalle estas plantas dentro del prado ‘Tr 6’. Enumera los pastos, los cárices y las flores. Cada una queda marcada en su tabla. Para un metro cuadrado de la pradera, necesita una media hora de trabajo para hacer todas estas anotaciones. No obstante, el término pradera, en este caso, es equívoco. Es más bien un pasto corto, pelado por los ciervos. Es, específicamente, el pasto de alta montaña de Stabelchod, en el Paso del Horno, a 1.950 metros sobre el nivel de mar, en el Parque Nacional Suizo.

“En esta superficie nada florece. Por ende, se podría pensar que se trata de una muy pobre vegetación, pero aquí vivían 17 tipos de plantas en 1921. Hoy son 5. Es decir, tres veces más diversidad en la zona de observación, que entonces se usaba como un resguardo de ganado. En Stabelchod hay seis superficies semejantes, y su desarrollo es similar”, indica Schütz.

Lo que hace más de un siglo estaba dedicado al ganado, poco a poco se fue transformando en una zona boscosa. Al menos es lo que se pensaba en 1914, año de la inauguración del Parque Nacional Suizo. Uno de los elementos centrales de esta institución, desde el principio, fue la investigación. Se trataba también de seguir de modo científico esta reforestación natural del Stabelchod. 

La pradera antes dedicada al ganado, en el Stabelchod. swissinfo.ch

Los datos son recaudados desde el verano de 1917. Este antiguo espacio para pastar es la superficie que mayor tiempo ha sido observada de modo ininterrumpido en Suiza. Sucesión ecológica, se denomina esta tarea en el mundo de la ciencia biológica. La zona está subdividida en cuadrados de 20mx20m. En Inglaterra, comenta Schütz, se realizan observaciones desde 1880, pero “los datos de paisaje de montaña que tenemos aquí son únicos”.

Tres generaciones de investigadores

¿Por qué investigar?

La investigación científica documenta los cambios en el Parque Nacional Suizo.

Especial significación tiene el proyecto de largo plazo que permite la comprensión de los procesos naturales.

En la ley de creación del Parque está inscrita la tarea de la investigación desde 1980.

(Fuente: Parque Nacional Suizo)

Este botánico de 56 años representa la tercera generación en el programa de investigación. Las observaciones permanentes en esta superficie son solo de índole botánica, es decir, insectos y excrementos quedan excluidos. “En 1917 se definieron los objetivos, y estos no pueden modificarse, sino no se podría hacer la comparación”, indica el experto, que, entre tanto, se ha sentado en una banca de una choza antigua, que en otros tiempos era utilizada por los pastores.

La naturaleza se ha tomado mucho más tiempo de lo esperado para emprender la tarea de la reforestación. Incluso el primer botánico en el lugar, Josias Braun-Blanquet, debió constatar que su hipótesis no era sostenible. “En 1931 publicó las primeras observaciones relativas a este terreno y escribió de modo crítico: ‘Esta reforestación no tendrá lugar del modo en que yo había supuesto.’”

Hoy se estima que se requerirán aún varios siglos para que inicie ese proceso. “Si la situación evoluciona exactamente como en el curso del último siglo, sin grandes cambios importantes en las poblaciones de ungulados, sin la presencia de grandes animales carnívoros, entonces podemos esperar aún unos 600 o 700 años”, calcula Schütz.

Pero Martin Schütz confirma la segunda tesis del primer investigador, que afirmaba que aquella tierra donde el ganado permanece y se echa por tierra provoca una modificación rápida de la vegetación de su entorno. 

Actas escondidas

El sucesor de Braun-Blanquet fue Balthasar Stüssi, que a partir de 1939 se dedicó al recuento de la riqueza vegetal en el lugar; una tarea que realizó de propia mano los 50 años siguientes. Comenzó marcando los límites cuadriculados de las zonas observadas con troncos de madera.

A diferencia de su antecesor, Stüssi no colaboró con otros investigadores, según narra el historiador del Parque, Patrick Kupper, en su libro ‘Wildnis schaffen’ (‘Creación de la naturaleza salvaje’). Incluso el botánico siguió con el recuento de datos tras su jubilación y, de hecho, casi asumió que esas informaciones le pertenecían en exclusiva, “entre más tiempo pasaba, las consideraba como propiedad privada”.

“La comisión de investigación del Parque no sabía si debía continuar con la recolección de datos. Contaba con documentación fotográfica, pero esas imágenes estaban falseadas a propósito, a fin de no encontrar las zonas correctas, porque Stüssi tenía miedo de que otros colegas afectaran la evolución en esas superficies”, recuerda Schütz, al señalar uno de los troncos enterrados por su predecesor para despistar a los demás. Finalmente, los archivos con las informaciones recopiladas fueron encontradas en el garaje del otrora investigador. 

Uno de los troncos enterrados por Balthasar Stüssi para definir la frontera entre las superficies de observación. swissinfo.ch

Tras la muerte de Stüssi en 1992, su secretaria contactó al Instituto Federal de Investigaciones sobre el Bosque, la Nieve y el Paisaje (WSL)Enlace externo en Birmensdorf, en el cantón de Zúrich, donde Martin Schütz trabajaba. “Era un enorme caos”, recuerda. «Balthasar Stüssi documentó muy bien dónde se encontraban las superficies analizadas, pero sin establecer las coordenadas. Había que encontrarlas con ayuda de los postes de madera”.

Durante cuatro años realizó esa búsqueda en Stabelchod y en otros territorios analizados. “Cada verano, durante seis semanas recorrimos las zonas para encontrar esos emplazamientos específicos, y gracias a un viejo vigilante del Parque, a quien Stüssi confió algunos pormenores de sus trabajos, pudimos tener conocimiento de dónde se hallaban esas zonas. De 160, pudimos reconocer 150.”

Presión para publicar las informaciones

Esas observaciones a largo plazo, si bien pudieran despertar el interés público, no sacian la sed informativa de las publicaciones actuales, siempre en busca de resultados concretos. “Por ese motivo, la significación de la investigación a largo plazo está más bien devaluada”, considera Schütz. Al no ofrecer resultados a corto plazo, resulta “poco atractiva”.

No obstante, Schütz estima que esa tarea de observación de superficies a largo plazo puede despertar ideas sobre cómo pueden emprenderse experimentos modernos en zonas definidas. Y esto es un ejercicio que puede publicarse”.

Desde hace 15 años, el Parque Nacional permitió también observaciones experimentales en zonas denominadas ‘superficies de ensayo’. Allí, Schütz, junto con sus estudiantes, observa, por ejemplo, la influencia de diversas especies animales, protegidas con vallas, en un área determinada.

De este modo, los investigadores concluyeron que los insectos, “sobre todo los saltamontes, los pulgones y las cigarras”, se alimentan con la misma cantidad de biomasa de esos pastos que los animales ungulados. “Esto no nos lo esperábamos”, comenta Schütz. En Stabelchod viven entre 30 y 40 ciervos, unas 10 marmotas y, precisamente, varios millones de insectos.

Los pastos que ciervos e insectos han consumido durante décadas, luego de que dejaran de ser alimento para el ganado. Aquí se deja a la naturaleza por sí sola desarrollar su tarea evolutiva, un proceso que lleva siglos. swissinfo.ch

100 años del Parque Nacional Suizo

Fundación: 1° de agosto de 1914.

Es la primera reserva natural en los Alpes.

Con motivo del centenario se organizan diversas manifestaciones en el Parque. 

El principal festejo se realiza este 1° de agosto en el centro para los visitantes, en Zernez.

Hasta el 16 de agosto se presenta el espectáculo ‘Lainaviva’ (en romanche, el idioma local significa ‘Madera viva’) sobre la fundación del lugar.

Esas ‘superficies de ensayo’ eran visibles en el último quinquenio, incluso en las imágenes satelitales. Hoy, este tipo de observaciones han concluido, pero se inician otras. 

¿Y luego?

De joven, Martin Schütz quería ser investigador de tiburones. Una tarea que hoy realiza como actividad extralaboral y a la que dedica dos semanas al año. Recién ha vuelto del Caribe. Por ello, su aspecto bronceado. Le preocupa saber qué ocurrirá  tras su jubilación. “Esto será en diez años, y creo que, dependiendo de mi condición física, veré si puedo seguir contribuyendo en el registro de estas superficies. Pienso que la Academia de Ciencias Naturales y la Comisión de Investigación del Parque Nacional deberán pronto reflexionar a quién transmitirán después la tarea”.

Pero esta vez “todo está archivado en el Parque Nacional Suizo en Zernaz y a disposición de quien siga con la labor”, indica Martin Schütz, antes de despedirme en dirección al estacionamiento.

Traducción del alemán: Patricia Islas

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