¿Otro mundo? Hay que tener confianza
Entre los alrededor de 35.000 habitantes del campamento de la juventud, una treintena de ginebrinos habrá vivido intensamente Porto Alegre.
A su regreso, los chicos intentarán compartir su convicción de que otro mundo es efectivamente posible, a condición de creer y de no pedir la luna.
Prepararon su viaje con casi un año de anticipación. Ligados de manera más o menos estrecha a una asociación contraparte del proyecto ginebrino, no tenían sin embargo una visión global de los temas que se abordan en un foro altermundialista.
Mediante su participación en encuentros, conferencias y debates se documentaron seriamente antes de viajar. “Esto nos permitió reunirnos con personas de muy alto nivel”, recuerda Alain.
En materia de medio ambiente, por ejemplo, les impresionó particularmente el footprint.ch, una iniciativa que permite observar claramente que las formas de desarrollo de los países del Norte no es viable para el conjunto del planeta.
“Si cada habitante de la Tierra pudiera tener el nivel de vida que tenemos en Suiza, se necesitarían los recursos de cuatro planetas”, explica Robin.
Por otra parte, el grupo se cuestionó su viaje a Porto Alegre en avión… Pero, más generalmente, esos jóvenes están concientes de que el modelo de crecimiento a cualquier precio está destinado al fracaso.
Escucha y respeto
“Una vez que llegamos tuvimos que elegir entre las 140 páginas del programa del Foro… no fue fácil”, señala Alain.
Ante una abundancia semejante el grupo decidió añadir el tema de la espiritualidad a aquellos del compromiso social, la biosfera, la cooperación internacional y los derechos humanos, que habían seleccionado de antemano.
Aun cuando no todos hablan portugués o español, los jóvenes siguieron con interés las conferencias y les emocionó el ambiente de respeto.
”Aquí, el gran especialista a escala nacional, incluso mundial, escucha atentamente lo que el militante de la base dice y si es una pregunta, se toma el tiempo necesario para responderla en detalle”, cuenta Aurélie.
Más que una simple manifestación
El día de la apertura del Foro Social Mundial todo el grupo vibró con el ambiente particular del desfile en las calles de Porto Alegre. Julián encontró particularmente emotivo observar “que decenas de miles de personas piensan de una manera que, en mi opinión, es sana”.
Y, como dice Jérôme, “en una manifestación contra la guerra se defiende una causa justa, mientras que aquí se defienden centenares”.
“No fue sólo una manifestación –apunta Lauriane- había un ambiente, un fervor, una energía extraordinaria”. Una energía pacífica que nunca degeneró en violencia, como el grupo coincide en señalar.
De otros mundos
¿Ese ambiente, esa energía, esas vibraciones positivas son suficientes para creer que otro mundo es posible?
“Otros mundos, rectifica Arun. Uno de nosotros se cruzó con José Bové y éste le dedicó su libro”, y es que el Foro es también la celebración de la diversidad.
“Ese debe ser un eslogan a tener presente, para creer y comprometerse”, estima Aurelie. “Pero no hay que creerse el héroe del mundo y pensar que uno va a cambiarlo todo. Lo importante es mantener un espíritu positivo. Y eso, aquí, lo sentimos de manera muy fuerte”.
“Por supuesto queremos que algo cambie y queremos participar”, continúa Arun. Podemos avanzar, pero cambiar el mundo… hay que ser realistas. Mejorar el cotidiano de las personas y llevarnos a casa nuestra experiencia, ya es bastante”.
La restitución
Su experiencia justamente. Por el momento se apoya en centenares de fotografías, de horas de cintas de video, entrevistas, montajes, conocimiento de personas e impresiones acumuladas desde el inicio de la experiencia, en Suiza.
Al regreso habrá que seleccionar, sintetizar, hacer comprensible, comunicar.
“Si al salir de una de nuestras exposiciones 10 o 20 personas se decidieron a comprometerse a fondo, entonces habremos ganado”, concluye Alan.
swissinfo, Marc-André Miserez, Porto Alegre
A través de ocho asociaciones de contraparte (de ayuda, juveniles o ecológicas), el Grupo de unión ginebrita de las asociaciones juveniles (GLAJ) reclutó el año pasado a voluntarios para el FSM de Porto Alegre.
Un total de 19 jóvenes de 17 a 27 años emprendieron el viaje.
Desde febrero del 2004, el grupo asistió a una serie de reuniones informativas.
Amén de participar en el foro, sus integrantes recogieron testimonios.
A su regreso podrán transmitir sus experiencias mediante un stand en el Salón del Libro y de la Prensa de Ginebra, una exposición itinerante y un filme.
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