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Por qué el enfoque chino de la IA atrae a Suiza 

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China es uno de los países más avanzados del mundo no sólo en el desarrollo y la implantación de la IA, sino también en su regulación. Keystone-SDA

Las estrictas normas de Pekín sobre el uso de la inteligencia artificial han creado un sistema regulador único. Ahora Suiza mira a China con interés y aspira a convertirse en un puente entre Oriente y Occidente en la carrera mundial por la IA.

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La inteligencia artificial (IA) es parte integrante de la vida cotidiana en China, donde es fácil observar robots en el ámbito de la medicinaEnlace externo -como en hospitales- u otro tipo de IA como en los supermercados.

«Cuando salgo de casa por la mañana, todo lo que necesito está en mi smartphone», dice Philippe Roesle, que dirige Swissnex, el centro suizo de investigación e innovación en Shanghái, desde 2022. En China, las apps (aplicaciones) basadas en IA y los sistemas de reconocimiento facial permiten acceder a viviendas, estaciones de metro e incluso aseos públicosEnlace externo.

El gigante asiático no sólo está adoptando la IA a gran escala, sino que también está desafiando a Estados Unidos en el desarrollo de sistemas avanzados. El reciente lanzamiento del potente modelo chino de IA generativa DeepSeek ha desafiado el liderazgo estadounidense en este campo.

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Las reglas de la IA dan ventaja a China 

Según Bhaskar Chakravorti, experto en tecnología de la Fletcher School de la Universidad de Tufts (EE.UU.), el sistema de normas de China le da ventaja en la carrera por el dominio de la IA.

«China siempre ha recurrido a la regulación para mantener el control estatal», afirma Chakravorti. La estricta censura en temas como la represión de las minorías y la disidencia política se extiende también a la IA, garantizando que la tecnología se ajuste a las prioridades del gobierno. Es precisamente este férreo control lo que ha permitido a China superar a EE.UU. en el establecimiento de marcos éticos y normativos, que están resultando importantes para guiar el desarrollo seguro de la IA y reducir el uso indebido, los prejuicios y las ciberamenazas, al tiempo que se mejora la fiabilidad.

«Un desarrollo sólido de la IA no basta para ganarse la confianza de los usuarios: también se necesitan normas claras», argumenta Chakravorti, que cree que incluso las apuestas dictadas por la censura pueden crear una percepción de seguridad y fomentar la adopción de nuevas tecnologías.

Suiza se ha dado cuenta de la importancia de unas normas comunes en la IA. El país alpino quiere utilizar su neutralidad y sus conocimientos tecnológicos y diplomáticos para mediar entre Oriente y Occidente en la carrera de la IA y garantizar unas normas éticas y reglamentarias mundiales.

«Tenemos que entender cómo piensa China. Cerrar la puerta a Pekín sería improductivo», afirma Roesle. 

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Rivalidad chino-estadounidense en torno a la IA, ¿qué papel juega Suiza?

Este contenido fue publicado en El experto en IA Bhaskar Chakravorti analiza la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, las dos superpotencias tecnológicas por excelencia, y el posible papel de Suiza en un futuro cada vez más dominado por la inteligencia artificial.

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China, pionera en la regulación de la IA

«Comprender la mentalidad china no es tan difícil», afirma Guangyu Qiao-Franco, profesor adjunto y experto en IA y chino de la Universidad holandesa de Radboud: Pekín y Occidente «comparten muchos valores» en su enfoque de la IA, como el humanocentrismo, la protección de la privacidad y la no discriminación. En 2017, anticipándose a la Unión Europea (UE), China introdujo las primeras directrices éticasEnlace externo sobre el uso responsable de la IA, posteriormente consolidadas en 2021Enlace externo.

Estas normas exigen que los sistemas de IA sean justos, eviten la parcialidad y la fuga de datos, y prevengan la inestabilidad social. Pekín también ha sido pionera en la regulación de los algoritmos de recomendaciónEnlace externo y deepfakeEnlace externo, prohibiendo los contenidos falsos o engañosos. Y eso no es todo. En 2023, China reguló la Inteligencia Artificial generativaEnlace externo, obligando a las empresas a revelar las fuentes de los datos de entrenamiento de sus sistemas antes de sacarlos al mercado, para garantizar el control estatal y evitar abusos.  

«China es el único país que tiene normas específicas sobre algoritmos y cómo deben utilizarse en la vida cotidiana», afirma Junhua Zhu, investigador en ética y gobernanza de la IA en la Universidad de Turku (Finlandia).

En cambio, EE.UU. sigue careciendo de una normativa significativa sobre IA más de dos años después del lanzamiento de ChatGPT. La ley de IA de la UE, que entró en vigor en 2024, no exige el examen previo de los modelos de IA como hace China. Y Suiza se está quedando atrás en el establecimiento de un marco regulador de la IA, que debería llegar a finales de 2026, según un reciente anuncio del GobiernoEnlace externo.

«China va a la cabeza», afirma Elisabeth L’Orange, socia de Deloitte en Hamburgo y experta en IA generativa. «No obstante, la rapidez con que Pekín ha regulado la IA no debe sorprendernos: tiene que ver con su sistema autoritario que favorece el control y la censura. El mayor temor de las autoridades es que la IA no se adhiera a los valores del Partido Comunista Chino», afirma L’Orange.

El control estatal de la IA beneficia a China a costa de la ética 

Para evitar la difusión de mensajes que puedan socavar la legitimidad del Partido, China exige que los contenidos generados por IA reflejen los «valores fundamentales del socialismo» y prohíbe los que inciten al separatismo o al terrorismo.

A pesar de las directrices éticas que citan la privacidad, el gobierno chino tiene acceso a más datos sobre sus habitantes que cualquier otro país del mundo. «No hay protección de datos como en Europa. Es el Salvaje Oeste», afirma L’Orange. Eso permite el rápido desarrollo de la inteligencia artificial, mientras que muchos países democráticos se enfrentan a estrictas limitaciones normativas en materia de privacidad.

China aprovecha esta ventaja para dominar el sector y competir con Estados Unidos, afirman Jennifer Victoria Scurrell y Tobias Pulver, del Centro de Estudios de Seguridad (CSS) de la ETH de Zúrich. «Tenemos que preguntarnos por qué China insiste en las normas y la ética cuando utiliza la IA para el reconocimiento facial en todas partes», señala Scurrell.

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Plaza de Tiananmen, 2019. China es el país con más cámaras de vigilancia del mundo, seguido de Estados Unidos. Keystone-SDA

IA para el bien colectivo más que para el individual

Para Qiao-Franco, esto no es más que otro estigma de China: al igual que Estados Unidos y Suiza, el gigante asiático intenta equilibrar regulación e innovación para sostener su desarrollo económico. «La política china está fuertemente orientada hacia el interior, con un énfasis limitado en competir con Estados Unidos», afirma.

Considera «frustrante» la imagen estereotipada de China como un país sin ética, donde la IA se considera una mera herramienta de vigilancia masiva. En su opinión, la cultura china antepone el bien colectivo a las libertades individuales, razón por la cual la población acepta en gran medida la vigilancia por IA. «Estas tecnologías se entienden en parte como herramientas para garantizar la seguridad nacional y la estabilidad pública», explica el experto, que califica el sistema chino de “democracia diferente de los modelos occidentales”.

Rongsheng Zhu, investigador de la Universidad Tsinghua de Pekín, también critica la narrativa extranjera sobre la IA china y defiende el estricto control que ejerce China sobre los sistemas de IA desarrollados por empresas privadas. Así es como el gobierno protege los derechos de su población, afirma: «Si para democracias como Estados Unidos eso significa violar la libre empresa, entonces prefiero las acciones de mi gobierno», añade.

¿Podría Suiza mediar? 

A pesar de las diferencias de enfoque y las tensiones geopolíticas, Suiza considera que el diálogo con China sobre la ética y la gobernanza de la IA es «extremadamente importante», afirma una portavoz del Departamento de Asuntos Exteriores (DFAE). Las conversaciones ya han comenzado: el pasado mes de septiembre, Swissnex organizó reuniones en Pekín y Shanghái entre personal experto suizo y chino para comprender «las diferencias fundamentales y los puntos en común», afirma Roesle, de Swissnex.

Poco después, los diplomáticos suizos Thomas Schneider y Benedikt Wechsler se reunieron con las autoridades de Pekín, que, según el DFAE, están «dispuestas a dialogar» sobre IA y gobernanza de datos, ciberseguridad e infraestructura digital. Berna también mantiene conversaciones con Estados Unidos y está considerando el papel de Ginebra como centro internacional de gobernanza digital.

Gracias a su neutralidad y sus dotes diplomáticas, Suiza podría mediar entre China y Estados Unidos en el desarrollo de la IA, afirma Daniele Gerundino, ex secretario general adjunto de la Organización Internacional de Normalización (ISO), con sede en Ginebra. «Puede actuar como mediador, promoviendo lo mejor de ambos enfoques. Esta ha sido siempre su especialidad», afirma. 

Además, el hecho de que Suiza no sea miembro de la OTAN ni de la UE podría ser un factor positivo a ojos de Pekín. Si tienen éxito, los esfuerzos de Suiza podrían ayudar a alinear las normas de seguridad de la IA y las reglas de datos a nivel mundial, frenando la tendencia a la fragmentación normativa entre China, EE.UU. y la UE.

Dudas sobre la neutralidad suiza

Sin embargo, algunas personas cuestionan la neutralidad de Suiza. Para Rongsheng Zhu, las sanciones suizas a Rusia han socavado la reputación del país como Estado neutral, revelando un alineamiento con Estados Unidos. «Suiza ya no es creíble como mediador», afirma el investigador chino.

Tobias Pulver, del CSS de Zúrich (Center for Security Studies de la ETH), también duda de que Suiza pueda mantener un enfoque neutral y señala la dependencia comercial del país respecto a China y Estados Unidos. De hecho, Suiza ha firmado un acuerdo privilegiado de libre comercio con Pekín, mientras que depende de los chips estadounidenses para el desarrollo de la inteligencia artificial. Pulver cree que las nuevas restricciones a las exportaciones de chips estadounidenses obligarán a Suiza a tomar partido: «Tarde o temprano tendrá que elegir un bando».

Editado por Gabe Bullard y Veronica De Vore. Adaptado del italiano por Carla Wolff 

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