Rivalidad chino-estadounidense en torno a la IA, ¿qué papel juega Suiza?
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El experto en IA Bhaskar Chakravorti analiza la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, las dos superpotencias tecnológicas por excelencia, y el posible papel de Suiza en un futuro cada vez más dominado por la inteligencia artificial (IA).
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La IA se ha convertido en el nuevo campo de batalla entre Estados Unidos y China. Con el lanzamiento del chatbot DeepSeek —cuyas prestaciones se consideran similares a las de ChatGPT—, China ha demostrado que puede competir con los gigantes tecnológicos estadounidenses utilizando menos recursos y mayor eficiencia; y ha desafiado el dominio tecnológico estadounidense.
Bhaskar Chakravorti, decano de Global Business (Negocios globales) en la Escuela Fletcher de la Universidad Tufts de Massachusetts (Estados Unidos) y experto en IA, explica las implicaciones de esta rivalidad, el riesgo de una escalada geopolítica y el papel que, en este escenario cada vez más complejo, podrían desempeñar países neutrales, como Suiza.
SWI Swissinfo.ch: Después de que una startup china haya lanzado DeepSeek, en estos momentos, el nivel de rivalidad en el ámbito de la IA entre Estados Unidos y China es muy alto. ¿Debía esperarse esto?
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Bhaskar Chakravorti: Sí, por supuesto, es una noticia para el sector de la inteligencia artificial, pero no si se repasa la historia de la innovación tecnológica. Muchos de los acontecimientos que se han producido en las últimas semanas no son tan sorprendentes. La razón es que siempre que se empieza a limitar ciertos recursos [como los chips de ordenador, nota de la redactora], la gente se vuelve extremadamente creativa y encuentra el modo de hacer más con menos. Como suele decirse, la necesidad es la madre de la habilidad.
El reciente desarrollo de DeepSeek no ha llegado de la nada: es el resultado de un trabajo entre bastidores en China desde 2023. El chatbot chino ha demostrado un rendimiento excelente a costes reducidos, utilizando menos energía y potencia de cálculo que los modelos estadounidenses.
Esto demuestra que, a pesar de las restricciones de chips que Biden impuso a China y otros países, es posible crear sistemas de IA avanzados sin acceso a los procesadores.
¿Ha demostrado China al mundo que en la carrera por el
dominio de la inteligencia artificial puede realmente competir con Estados Unidos? ¿Con qué medios?
Sí, China ha demostrado que puede ser un competidor fuerte de Estados Unidos, gracias a sus modelos de IA de código abierto e incluso a modelos patentados que se utilizarán en todo el mundo y a su amplia reserva de talento e ingenieros cualificados. El ecosistema chino de la IA también goza de un enorme apoyo estatal.
La industria tecnológica estadounidense recibirá también un importante apoyo estatal bajo la Administración Trump: el presidente ya ha anunciadoEnlace externo 500.000 millones de dólares en inversiones para el desarrollo de la inteligencia artificial. Trump está llevando el antagonismo hacia China a un nuevo nivel.
¿Veremos, por tanto, una escalada en la guerra de la IA
entre China y Estados Unidos?
Creo que habrá una competencia cada vez mayor por acaparar los recursos necesarios para desarrollar los sistemas de IA, como chips de alto rendimiento, superordenadores, infraestructura en la nube, talento y acceso a toda una serie de datos. Veremos una especie de batalla para excluir a los rivales del acceso a estos recursos.
Lo que me preocupa es hasta qué punto estas capacidades se trasladarán a usos militares y de seguridad nacional, y cuánta protección seremos capaces de garantizar para resguardar la información, permitiendo al mismo tiempo, el acceso a datos chinos en Estados Unidos o datos estadounidenses en China, por ejemplo. Esto aumenta la vulnerabilidad global, porque —como sabemos» estos modelos de IA también pueden llegar a realizar acciones maliciosas completamente fuera de nuestro control.
Y si detrás está el Estado, este escenario podría empeorar. En Occidente siempre nos han enseñado a no confiar en el Estado chino. Ahora hemos llegado a un punto en el que ni siquiera podemos confiar en el Estado estadounidense. Se trata, por tanto, de una situación especialmente peligrosa, no solo para Estados Unidos y China, sino para el mundo entero.
¿No cree que en estos momentos China, al haber demostrado
que es posible hacer avanzar la IA con menos recursos, menos inversión y menos chips potentes, se encuentra en una posición ventajosa?
Sí. China ha demostrado que tiene una ventaja en términos de eficiencia: con muy pocos recursos, ha conseguido generar un sistema de inteligencia artificial comparable a los costosos modelos estadounidenses.
China, además, está más adelantada en la regulación de la IA que Estados Unidos, donde no existe una política nacional orgánica al respecto, sino un confuso collage de leyes en los distintos estados. El Congreso no ha avanzado nada en este sentido y, con la nueva Administración, es muy poco probable que veamos algún progreso.
¿Podemos fiarnos de los sistemas desarrollados siguiendo
las normas impuestas por el Gobierno autoritario de Pekín?
El problema es exactamente este: Occidente no confía en las políticas y normativas chinas. No está claro, por ejemplo, cuáles son las políticas de protección de datos, qué sistemas existen para evitar que el Gobierno chino interfiera en los resultados de un determinado modelo, qué datos se utilizan y cómo se almacenan.
Los sistemas chinos, por lo tanto, tienen muchos componentes que hacen que la gente esté un poco inquieta y desconfíe. Lo hemos visto con la preocupación por el acceso de empresas chinas, como Huawei, a los datos de la clientela o, más recientemente, con la polémica en Estados Unidos sobre TikTok. Así que China tiene un problema de marca y hay motivos reales para preocuparse.
Por otro lado, si los sistemas chinos funcionan igual de bien siendo más baratos, la gente podría decidir adoptarlos. De nuevo, un ejemplo es TikTok, que en Estados Unidos tenía 170 millones de usuarios. La gente al final está dispuesta a utilizar las tecnologías que le parecen más interesantes, independientemente de dónde se hayan desarrollado. Así que la carrera está lanzada.
En este panorama, ¿cómo encaja Suiza? ¿Por qué cree que
el Gobierno estadounidense la ha excluido de la lista de países de confianza que pueden recibir los chips más avanzados sin restricciones?
Creo que la Administración estadounidense ha favorecido a los países alineados con sus intereses. Suiza, al no estar en la OTAN y mantener su neutralidad, es vista como un país que podría ser igual de amigo de Estados Unidos que de China o de cualquier otra nación.
India, por ejemplo, también fue excluida de esta lista por una razón muy clara: sus estrechos vínculos con Rusia. Además, se declara no alineada. La neutralidad suiza es fuente de preocupaciones por motivos similares.
Precisamente por su neutralidad, ¿no podría Suiza desempeñar un papel mediador en esta guerra tecnológica entre Occidente yOriente?
Sí, creo que Suiza puede desempeñar un papel muy importante. Como he dicho, un factor crítico es la confianza en el ecosistema digital. Para construirlo, un enfoque sería crear un centro de confianza en un país en el que la comunidad internacional pueda confiar.
Es natural considerar a Suiza para este papel, por su neutralidad y su estatus histórico como país anfitrión de organizaciones intergubernamentales, como las Naciones Unidas. Además, Suiza ya cuenta con un organismo para promover la confianza digital: la Iniciativa Digital Suiza ha creado un «sello de confianza digital suizo», una verificación de la fiabilidad de los servicios digitales única en su género.
Pero no es el único lugar que podría desempeñar este papel. Singapur es un competidor directo, ya que es un país digitalmente muy avanzado y geográficamente cercano tanto a China como a Estados Unidos. Otros países, sobre todo de Oriente Medio, también podrían tener esta aspiración. Pienso, por ejemplo, en Dubai o en los Emiratos Árabes Unidos. Suiza, por tanto, no es el único candidato y tiene varios competidores a los que enfrentarse.
Editado por Veronica De Vore. Adaptado del italiano por Lupe Calvo / CW
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