Suiza lidera una red mundial para democratizar la inteligencia artificial
Suiza encabeza una iniciativa mundial para garantizar que la inteligencia artificial (IA) sea accesible a todo el mundo, independientemente del poder económico o político de los países. Tres proyectos piloto muestran en la práctica cómo la colaboración internacional puede acelerar la investigación en la IA, abordando uno de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo.
Está ampliamente reconocido que la IA es una tecnología revolucionaria que puede impulsar avances rápidos en muchas áreas de la investigación científica, desde predicciones meteorológicas hasta la medicina o la energía. Pero también está el peligro de que los países ricos en recursos y las empresas puedan monopolizar la nueva generación de potentes ordenadores.
A pesar de dar la impresión de que está tardando en adaptar sus leyes para regular el uso interno de la IA, Suiza, en la escena internacional, recibe elogios por promover el intercambio de conocimientos y experiencias sobre IA en todo el mundo.
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La iniciativa Red Internacional de Computación e Inteligencia Artificial (ICAIN, por sus siglas en inglés), que lidera Suiza, pretende poner en contacto proyectos científicos de países en desarrollo con los superordenadores más avanzados y los mejores conocimientos de IA del mundo para crear condiciones de igualdad.
“Observamos un enorme desequilibrio de poder. En todo el mundo hay un puñado de empresas capaces de desarrollar modelos a gran escala, mientras que la mayoría del mundo no tiene acceso a este nivel de potencia informática”, reconoce a SWI swissinfo.ch Katharina Frey, subdirectora de Política Exterior Digital del Ministerio de Asuntos Exteriores suizo.
Luchando contra la desigualdad
Entre los miembros fundadores de ICAIN, además del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza, se encuentran los institutos federales de tecnología de Zúrich (ETH Zurich) y Lausana (EPFL), el Laboratorio Europeo de Aprendizaje y Sistemas Inteligentes, Data Science Africa, además de centros de supercomputación de Suiza y Finlandia.
“Es importante que ICAIN luche contra la desigualdad en el acceso a la IA. La gran tecnología, en sí misma, no es mala; todo el mundo utiliza los productos. Pero es importante contar con un ecosistema variado”, señala Ciira Maina, presidente de Data Science Africa.
La red ICAIN —puesta en marcha en enero— apoya dos proyectos científicos en África y una iniciativa de IA con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Cada proyecto tiene acceso a superordenadores y a personas expertas en IA.
La red ICAIN sigue de cerca el llamamiento de las Naciones Unidas en favor de un acceso igualitario a la IA. En un informe presentado en septiembre, la ONU apuntaba que ICAIN es un ejemplo de cómo las redes mundiales de IA que comparten recursos pueden promover objetivos de sostenibilidad. “Las economías avanzadas tienen tanto la capacidad como el deber de facilitar la creación de capacidades y estructuras de IA a través de la colaboración internacional”, dice el informe. ¿Qué implicaciones prácticas tiene esto en el contexto de la iniciativa ICAIN? Según Maina, que también es profesor de Ingeniería Eléctrica y Ciencia de Datos en la Universidad Tecnológica Dedan Kimathi de Kenia, la colaboración internacional puede impulsar la investigación africana en predicciones meteorológicas e identificación de enfermedades de los cultivos.
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“Incorporar más potencia de cálculo es un ingrediente nuevo y emocionante, porque significa que esta investigación la podemos hacer a mayor escala. ICAIN ha desbloqueado conocimientos de gran calidad y el acceso a ordenadores de alto nivel”, afirma Maina.
Protección de datos sensibles
La IA es capaz de procesar más datos en máquinas que pueden entrenarse para “pensar” por sí mismas, aprendiendo sobre la marcha. De este modo se consigue mayor velocidad de cálculo y mayor variedad de soluciones a los problemas.
Y esta bonanza computacional también podría resultar beneficiosa para la labor humanitaria del CICR, que depende de gran cantidad de archivos de casos y notas de campo obtenidas sobre el terreno y que se complementan, por ejemplo, con datos de satélites.
El CICR espera que los modelos Large Language —sistemas de IA entrenados para comprender e interpretar grandes volúmenes de datos— puedan dar un sentido mejor al flujo continuo de datos en constante cambio que derivan de situaciones caóticas, permitiendo planificar y movilizar mejor las operaciones.
“Vemos cómo la IA está reconfigurando la guerra y el impacto directo que tiene sobre las personas civiles en las zonas de conflicto. La IA también presenta un potencial importante para mejorar el modo en que se presta la ayuda humanitaria”, admite Blaise Robert, que asesora en materia de IA a esta organización humanitaria.
Iniciativa suiza
Para el CICR también es importante que la red ICAIN le permita mantener un control total sobre los datos sensibles.
“Conservar la confianza de las personas con las que hablamos en situaciones delicadas depende de nuestra capacidad de mantener la confidencialidad de esas conversaciones. Es muy importante que el CICR mantenga un control estricto de sus datos. Tenemos que tener la seguridad de que no dependemos de determinados actores que, más adelante, podrían acarrear consecuencias operativas negativas”, explica Robert.
Maina, de Data Science Africa, elogia a Suiza por tomar la iniciativa de poner en marcha la red ICAIN.
“Mucha gente ha hablado del problema de la desigualdad en la IA, pero a veces se necesita liderazgo para reunir en la misma sala a las personas adecuadas para resolver los problemas de forma colaborativa. Hemos empezado con una semilla que ojalá pueda alimentar una interacción más global y traer nuevos socios a bordo”, dice Maina.
Puede que Suiza haya iniciado la red ICAIN, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores suizo afirma que no quiere controlar sus operaciones ni su crecimiento continuo en otras regiones del mundo. El plan consiste en crear una entidad jurídica independiente en Suiza que gestione el emparejamiento entre proyectos científicos y recursos de IA.
Sostenibilidad y justicia
Los detalles de la asociación no se han dado a conocer todavía, pero la idea es liberar al organismo de cualquier sugerencia de interferencia política de los países.
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La máquina y la moral
“Necesitamos iniciativas que busquen alternativas a la actual economía política de la IA, dominada por un puñado de grandes empresas globales”, ha declarado a SWI swissinfo.ch Angela Müller, responsable de políticas de la ONG Algorithm Watch Switzerland.
“ICAIN no debería limitarse a centrarse en cómo cada vez puede utilizarse más la IA para promover la sostenibilidad o la justicia, sino también en cómo podemos hacer que la propia IA sea más sostenible y justa”, añadió.
Editado por Sabrina Weiss/Veronica De Vore. Texto adaptado del inglés por Lupe Calvo / Carla Wolff
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