Terapias psicodélicas, ¿serán legales pronto?
Ginebra es la sede del único hospital suizo que ofrece terapias apoyadas por sustancias psicodélicas. Generador de todo tipo de reacciones, el uso de estas sustancias ya es legal en Suiza a partir de este año, pero su aceptación como herramienta médica aún tiene mucho camino por andar.
Un documental de Netflix animó a François, un policía de 52 años que es padre de cuatro hijos, a probar una terapia psicodélica. Lo hizo junto con otra mujer voluntaria, de 70 años, que también aceptó tomar algunos microgramos de la droga psicodélica LSD.
Las y los pacientes del profesor Daniele Zullino, jefe de terapia asistida por psicodélicos del Hospital Universitario de Ginebra (HUG) no empatan con los tradicionales estereotipos de las personas asociadas al consumo de drogas. De hecho, la mayoría de ellas jamás había visto psicodélicos antes de que Zullino les presentara una cápsula de psilocibina -sustancia derivada de los hongos- o un frasco de LSD. Y por un precio de entre 199 y 445 francos suizos (entre 221 y 494 dólares), según las dosis requeridas en cada caso, las personas voluntarias se embarcaron en un “viaje” de hasta 12 horas. El objetivo de François era claro: curar una depresión que ha padecido por décadas.
El seguro de salud no cubre el costo de estos medicamentos, pero los beneficios potenciales hacían que valiera la pena, explica François. «Si no debo volver a comprar antidepresivos, las cuentas son simples”. François ha tenido tres experiencias psicodélicas durante el último año. Hasta este momento, los resultados han sido impresionantes para él. «Todos los síntomas de la depresión han desaparecido», dice. «Experimento un nuevo gusto por la vida».
A partir del 2024, el uso de psicodélicos es legal, o dejó de ser penalizado, en 23 países del mundo. Suiza posee una larga tradición en el uso de este tipo de drogas desde que el LSD fue descubierto en Basilea en 1938. Y junto a Estados Unidos, Canadá y Australia, Suiza lidera la ruta mundial de desarrollo de terapias e investigación psicodélicas. Desde el 2014, la población suiza puede acceder a psicodélicos como un paliativo compasivo de último recurso. Pero hasta ahora, solo el HUG ofrece tratamientos psicodélicos seguros en un entorno medicalizado.
«Llegan aquí pacientes de todas partes de Suiza para recibir tratamiento”, dice Zullino. La investigación es uno de los objetivos de la puesta en marcha de este tipo de tratamientos, pero lo más importante de todo son sus fines terapéuticos. «Somos pioneros en el mundo en proponer un tratamiento legal con psicodélicos fuera del marco de los protocolos de investigación», dice a SWI swissinfo.ch. Desde 2019, Zullino y su equipo de trabajo han atendido a 200 pacientes, un dato récord en este campo.
Casos exitosos
Zullino ha observado frecuentemente casos exitosos de pacientes, como François, que no reaccionaban favorablemente a las terapias tradicionales. «Las enfermedades mentales se deben a una rigidez en las conexiones neuronales, lo que dificulta a las personas afectadas a que cambien su visión de la vida”, explica Zullino. «Si estás deprimido, no puedes ver el lado positivo de las cosas».
Los psicodélicos, que son un subgrupo de las drogas psicoactivas, lo que pueden hacer es alterar el estado de ánimo, la cognición y también las percepciones. Al hacerlo, permiten construir nuevas conexiones dentro del cerebro. El LSD y la psilocibina, que son las opciones que más propone el HUG, son las formas más conocidas. Pero hay otros psicodélicos como la DMT, la mezcalina, la MDMA y la ketamina.
Pero no son los medicamentos, de forma aislada, los que explican el avance mental que experimentan diversos pacientes.
«Los psicodélicos preparan el terreno para que las nuevas creencias e ideas que se exploran en terapia puedan encontrar terreno fértil de arraigo”, expresa Zullino. Esto explica que en el HUG, en las horas en las que las y los pacientes están bajo la influencia de la droga se acompañan con sesiones de psicoterapia para “establecer la intención de viaje” que se realiza y para “integrar la experiencia”. Un apoyo psicológico que es fundamental para el proceso de curación.
Voces expertas en desacuerdo
En el universo de la psiquiatría no ha habido descubrimientos de drogas revolucionarias desde la década de 1950, cuando vieron la luz los antidepresivos, así que los psicodélicos están causando una onda expansiva. Sin riesgos de adicción y con efectos secundarios mínimos, administrados en un entorno adecuado, los psicodélicos se perfilan como una herramienta mucho más efectiva que muchos medicamentos psiquiátricos que están disponibles en el mercado.
Los beneficios antes descritos son clave para Laura Tocmacov, cofundadora de Psychédelos, una asociación de pacientes basada en Ginebra. «Alrededor de un tercio de los pacientes que acuden a nuestra asociación después de someterse a una terapia de psicodélicos asistida aseguran que no experimentaron ningún efecto terapéutico (positivo) o generaron algún nuevo trauma”.
Para Tocmacov, esto no se debe a los medicamentos en sí, sino a las condiciones en las que fueron administrados. «Algunos pacientes se quedan solos cuando tienen viajes malos, lo que les genera una profunda ansiedad. Otros, fueron tratados por terapeutas sin la cualificación adecuada para crear una atmósfera tranquilizadora».
El tema del entorno adecuado para una experiencia psicodélica divide las opiniones de los especialistas. Para Tocmacov, todos los terapeutas deberían probar los psicodélicos antes de administrarlos. Para Zullino, esto no resulta necesario. “¿Necesita un ginecólogo ser una mujer?”, pregunta.
Tocmacov también insiste en que las y los terapeutas que aplican psicodélicos y que han sido recién formados deberían también aprender de la experiencia que ofrecen los chamanes o sanadores clandestinos. “Sus tradiciones dejan claro que la experiencia psicodélica se potencia cuando ocurre en entornos naturales o espirituales», refiere. «Por otro lado, la habitación blanca de una clínica puede provocar ansiedad en algunos pacientes”.
Zullino también difiere en este punto, considera que integrar elementos espirituales no aporta nada. “Intentamos utilizar habitaciones neutrales que permiten a los pacientes proyectar sus visiones, en vez de imponerles las nuestras”, explica.
La investigación científica en torno a los beneficios y riesgos de este tipo de terapias aún es incipiente. Pero la mayoría de los estudios sobre psicodélicos que existen hasta hoy se sustentan en experiencias que siguen protocolos estrictos en donde se consigna con precisión cada interacción entre el médico, el paciente y el entorno en el que se desarrollan. Cuidar este marco busca que los científicos puedan comparar realmente el efecto del medicamento con respecto a los resultados obtenidos con placebos, en vez de evaluar su impacto en diferentes entornos.
El sector médico del HUG no está obligado a seguir los mismos protocolos que los estudios de investigación, ya que su modalidad de investigación se centra en buscar opciones para optimizar las terapias con usos de psicodélicos, más que en la farmacología de los fármacos.
Zullino explica que en este entorno “es posible probar música nueva, plantear preguntas a los pacientes, modificar el entorno o la dosis del medicamento y explorar qué funciona mejor». Todos los conocimientos que están recopilando él y su equipo podrían servir en el futuro para configurar los estándares de formación en Suiza de nuevos terapeutas interesados en ofrecer a sus pacientes terapias psicodélicas.
Camino a la legalización
Las personas adultas que residen en Suiza y tienen interés por probar una terapia asistida con psicodélicos deben demostrar varias cosas a la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP): que padecen un trastorno resistente a los tratamientos; que han probado ya varios medicamentos y terapias sin experimentar mejoría; que su enfermedad es relevante y duradera, y que no atenderla conduce a la ansiedad, depresión o adicción.
Estos requisitos limitan el número de pacientes que logran calificar para las terapias psicodélicas, lo que ha hecho que florezca un universo incontrolado de opciones clandestinas. Y si son descubiertas, las personas que consumen ilegalmente psicodélicos no se arriesgan a mucho más que una multa.
Maxime Mellina, miembro del Grupo de Estudios de las Adicciones para la Suiza Francófona, una asociación ciudadana que trabaja en temas de adicción y en las políticas públicas que los atienden, argumenta que “permitir la sustancia solo en entornos médicos estrictos, excluye a todas aquellas personas que no tienen una enfermedad mental grave, pero que desean probar psicodélicos para su crecimiento personal, empujándolas a recurrir a ofertas ilegales y carentes de control».
Existen, de hecho, importantes movimientos globales que reclaman un cambio en el estatus regulatorio de los psicodélicos.
Los debates sobre el tema podrían conseguir pronto que los beneficios médicos de los psicodélicos sean reconocidos en Suiza. Así, pasarían de ser considerados como una herramienta de último recurso, a una evolución como medicamentos utilizados de forma más generalizada en los tratamientos, lo crearía la necesidad de contar con más terapeutas experimentados. «Es un cambio que debería empezar a producirse en un par de años”, anticipa Zullino.
Mellina no ve razones para prohibir los psicodélicos. «No representan ningún riesgo de adicción y tampoco conducen, por ejemplo, a comportamientos problemáticos», dice. La cuestión es más bien cómo deben liberalizarse: «¿tendrían que estar al alcance de todos como lo está una copa de vino? ¿O podrían venderse simplemente en una farmacia?», se cuestiona.
Zullino es un firme convencido de la necesidad de una regulación de los psicodélicos como medicamentos. Sobre otro tipo de usos, insiste en que es otro tema. La confusión entre medicamentos y drogas «desacredita los esfuerzos de los científicos para garantizar un mejor acceso a un tratamiento que es muy necesario», dice. Sin embargo, distinguir entre el uso médico y el que no lo es, es difícil. «¿Dónde empieza y termina una terapia?», pregunta Mellina. «Cuando tomo una copa de vino después del trabajo, ¿es recreativo o es terapéutico?», añade.
El 2024 puede marcar un punto de inflexión para la legislación sobre los psicodélicos en todo el mundo, ya que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) acordó revisar la terapia asistida con MDMA para el trastorno de estrés postraumático. Si da luz verde a esta terapia, su decisión podría influir significativamente en el proceso regulatorio en otros países y conducir a la revisión acelerada de autorizaciones.
En Suiza, donde Albert Hofmann sintetizó por primera vez el LSD en 1938, los psicodélicos podrían estar disponibles ampliamente en solo cinco años, dice Mellina.
Edición de Virginie Mangin, versión en español de Andrea Ornelas y Patricia Islas
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.