«Todo aquello que es imposible, queda por realizar»
La frase de Julio Verne sintetiza el espíritu del Solar Impulse, el primer avión propulsado con energía fotovoltaica.
Suiza es la cuna de la aviación solar, actividad que le cambiará el rostro al mundo. La participación de la sociedad civil será fundamental para conseguir que algún día los “aviones verdes” sean una realidad cotidiana.
Los suizos Bertrand Piccard y André Borschberg conforman un singular equipo en tierra y cielo.
Bertrand, aeronauta, integró junto con el británico Brian Jones, la primera dupla que consiguió (1999) dar la vuelta al mundo en globo aerostático sin escalas. Una hazaña que toma cinco segundos expresar, pero que implicó recorrer sin pausa 47.000 kilómetros a lo largo de 19 días, 21 horas y 47 minutos.
Hoy, su mira está puesta en el Solar Impulse, proyecto que preside desde hace un quinquenio.
André, por su parte, se perfilaba como la pareja natural de esta misión. Apasionado de la aviación desde niño, piloto con cuatro décadas de experiencia, graduado en la Escuela de las Fuerzas Aéreas Suizas, e ingeniero mecánico por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) es el director ejecutivo del proyecto.
Juntos han hecho realidad lo que parecía imposible: Volar gracias a la energía del astro rey.
El desafío Solar Impulse
La morfología del Solar Impulse es el primer desafío a lo preconcebido. Su envergadura, 63 metros, iguala la talla de un Airbus A340. Sin embargo, su peso –que apenas araña los 1.600 kilogramos- equivale al de un camión pequeño. Sobre sus alas, la energía captada por 11.500 células solares le permiten abandonar el suelo y elevarse a 8.500 metros de altitud.
Su juventud como proyecto es otro de sus sellos particulares.
En 2003, el Solar Impulse era aún un legajo de papeles y archivos electrónicos resguardados en la Escuela Politécnica de Lausana. En los dos años posteriores se habían gestado todos los detalles de su fabricación, y la nave prototipo se construyó entre 2007 y 2009.
Este verano (07.07), el Solar Impulse consiguió volar 26 horas sin pausa, batiendo con ello todos los temores existentes sobre su capacidad para sobrevolar durante la noche.
La próxima meta es realizar un vuelo trasatlántico en 2011. Y posteriormente, en 2012, la vuelta al mundo a partir de un itinerario que contempla cinco escalas, una en cada continente, explica Bertrand Piccard al hablar sobre el proyecto.
¿Vuelos comerciales solares?
La gran pregunta es ¿existirán algún día vuelos comerciales desplazados por la energía fotovoltaica? La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés) confía en que sí.
En opinión de Giovanni Bisignani, Director General de la IATA, los vuelos libres de emisión de gases carbónicos serán una realidad en el futuro.
“Se lograrán aviones con cero emisión de gases carbónicos, pero éste no es un objetivo que pueda conseguirse de la noche a la mañana. Y tampoco una sola iniciativa puede ofrecer todas las respuestas necesarias. Pero la industria aérea nació gracias al sueño de quién creyó que el hombre podía volar. Y la IATA ve claramente viable la construcción de aviones no contaminantes. La energía solar seguirá su evolución y el trabajo en equipo permitirá lograr este objetivo, estamos seguros”, afirma Bisignani cuando habla sobre la perspectiva de una aviación “verde”.
Actualmente está en diseño un segundo avión (HB-SIB) mucho más grande que Solar Impulse que conocemos hoy. La nueva versión contaría con una cabina presurizada, una envergadura mayor a la de un Airbus A380 y una serie de características para soportar más peso.
Reto energético
Suiza está implicada de forma multidisciplinaria en el objetivo de desarrollar una industria aérea no contaminante. El proyecto Solar Impulse es apoyado por la EPFL, como se dijo, pero también por el Instituto de Microtecnología de la Universidad de Neuchatel, entre otras instituciones.
Como país, Suiza tiene el mismo interés que el resto de Europa por avanzar en la materia ya que 82% de la energía que consume proviene de fuentes no renovables. Y el gobierno se ha impuesto como meta reducir hasta 30% su emisión de gases de efecto invernadero antes del 2020.
La aviación solar es parte de este esfuerzo. Especialmente dado que los principios desarrollados por el Solar Impulse podrían ser aplicados, destaca el propio Piccard, en dominios como la medicina, la construcción o la industria.
“Si no invertimos en medios científicos que nos permitan desarrollar nuevas fuentes energéticas, nos encontraremos en una crisis mayor, y esto nos impedirá entregar un planeta sano a las próximas generaciones”, afirmó Bertrand Piccard cuando el Solar Impulse realizó su primer vuelo.
De cara al futuro, el principal responsable de la aviación solar afirma sin titubeos: “La aventura no es un acto espectacular, sino una serie de actos fuera de lo ordinario. Abandonar las certezas que nos conducen a actuar de forma automática; buscar lo desconocido, y echar mano de nuestros recursos interiores para ello. Y volar gracias al sol es justo esto”.
Andrea Ornelas, swissinfo.ch
Suiza trabaja activamente en el combate al calentamiento global. Tras suscribir el Protocolo de Kyoto (1997), puso en marcha (2000) una Ley sobre el CO2 que comprometió al país a reducir 8% su emisión de gases de efecto invernadero para el 2012 (con respecto a los niveles registrados en 1990).
Actualmente, el proyecto suizo Solar Impulse es cofinanciado por empresas como Omega, Deutsche Bank, Altran o Swisscom. Participan también la Escuela Federal Politécnica de Lausana (EPFL) y la Agencia Espacial Europea (ESA).
El Angels Program permite a todo individuo, suizo o extranjero, asociarse al proyecto de aviación solar dirigido por la Fundación Solar Impulse. Y existe también la posibilidad de personalizar las celdas que lleva en las alas del HB-SIA.
El Solar Impulse que sobrevoló 26 horas continuas este verano lleva por nombre técnico “HB-SIA”. Posee 21,85 metros de longitud; 6,4 metros de altura y una longitud de alas de 63,4 metros.
El primer vuelo del HB-SIA, en diciembre del 2009, recorrió sólo 359 metros de distancia a una altura de un metro.
El nuevo Solar Impulse HB-SIB, en construcción, tendrá una longitud de ala de 80 metros –mayor que la de un Airbus A380- y será el encargado de dar la vuelta al mundo en 2012 o 2013 en un recorrido de 25 días con cinco escalas.
Mejorar la capacidad de almacenamiento de las baterías del avión permitirá reducir el peso de éstas y sólo entonces será viable transportar dos pilotos y dar la vuelta al mundo sin escalas.
La energía solar, completamente “verde” e inagotable, se perfila como la principal aliada de un mundo desarrollado que intenta reducir a toda costa su dependencia de los recursos fósiles.
Cada 365 días, la Tierra recibe 1.600 millones de kilovatios-hora del sol, dos tercios se reflejan en las capas de la atmósfera y el tercio restante llega directamente a la superficie terrestre.
Energía que puede ser utilizada como fuente de calor y/o electricidad. La conversión de los rayos solares en energía eléctrica constituye el proceso fotovoltaico.
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