Tres días para ingresar en el ejército suizo
Desde la pasada primavera, el ejército helvético aplica en todo el país métodos nuevos para seleccionar a sus reclutas.
Los procedimientos, que duran tres días, parecen gustar a todos, incluidos los jóvenes. Así lo comprobó swissinfo en el centro de reclutamiento de Rüti, cerca de Zúrich.
Cada semana, el centro de Rüti evalúa a cerca de 140 jóvenes sobre sus aptitudes para el servicio militar. En la cafetería, donde los candidatos esperan su turno, reina un ambiente relajado.
A través del altavoz se escucha el número de cada candidato llamado a pasar a la sala de consulta médica. Todos en fila y en ropa interior: eso es cosa del pasado. El programa del primer día no prevé nada más.
«Desde que el procedimiento se organiza en siete centros prestamos una gran atención a un tratamiento individual y discreto de los jóvenes», confirma Andres Kunz, médico responsable del centro de Rüti. En el transcurso de tres días de selección, los aspirantes a reclutas son sometidos a un control de pies a cabeza.
Se busca, por ejemplo, evitar llamar al servicio militar a jóvenes que ya disponen bajas médicas debido a problemas más o menos serios.
Vacunación opcional
El médico conduce a través de la zona del centro donde se analizan las funciones cardíacas y pulmonares, la capacidad auditiva y visiva. En caso de dudas se recurre a especialistas.
Los jóvenes pueden someterse a una prueba sanguínea voluntaria para detectar eventuales infecciones de hepatitis B y C.
Voluntarias son también las radiografías del tórax para excluir los riesgos de tuberculosis, así como el programa de vacunación (tétano, difteria, poliomielitis y meningitis).
Generalmente los reclutas aceptan someterse a estas pruebas y los resultados son patentes: «Desde el inicio de la campaña de vacunación no se ha vuelto a detectar un caso de meningitis entre los reclutas», explica Kunz.
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Ejército de milicias
Novedad: pruebas psicológicas
Luego echamos un vistazo a la sala de teoría donde se efectúan las pruebas psicológicas. Los reclutas pasan varias horas delante del ordenador. Aquí se trata de evaluar su estado de salud psíquica y sus capacidades cognitivas. También se mide su motivación y disposición para emprender la carrera militar.
Algunas pruebas evalúan la capacidad de comprensión de textos y la inteligencia general de los reclutas que, además, deben rellenar dos cuestionarios psicológico y psiquiátrico.
¿Cabe la posibilidad de que hagan trampa? «Es muy difícil. Tienen que responder a cientos de preguntas. Y las contradicciones se detectan enseguida. La entrevista personal está para aclararlas», agrega Kunz.
La mayoría de los jóvenes que están esa mañana en Rüti no se plantea librarse del servicio militar. «Está claro que quiero ingresar en la escuela de reclutas. Es una cuestión de honor», explica a swissinfo un joven.
Otro se alegra de la destinación que se le ha asignado: las tropas de transmisiones. «Allí podré aprender algo». Un tercero hace un cálculo sencillo: «Con el nivel actual del impuesto militar, simplemente no puedo darme el lujo de declararme inhábil».
Apto o no para realizar el servicio militar: son los médicos y psicólogos quienes tienen la última palabra en el asunto.
Físicamente en forma
Pero aún no está decidido. Falta la prueba deportiva. Durante una hora y media se evalúa el rendimiento de los reclutas en diferentes disciplinas: salto de longitud desde la posición de parado, lanzamiento de pelota medicinal desde posición de sentado, carrera de resistencia y pruebas abdominales.
Asimismo se analizan el sentido del equilibrio y la coordinación de músculos: en equilibrio sobre un solo pie, con los ojos cerrados y con la cabeza hacia atrás. Un ejercicio nada fácil. Inténtelo.
swissinfo, Ulrich Goetz
(Traducción: Belén Couceiro)
En el pasado, entre el 20 y el 30% de los jóvenes que iniciaban la escuela de reclutas eran enviados a casa en el transcurso de las primeras semanas de formación.
Con el nuevo sistema de reclutamiento, introducido gradualmente a partir de 2003, se dan muy pocos casos de reenvío por inaptitud.
Por un lado, el porcentaje de jóvenes juzgados idóneos para el servicio militar se ha reducido del 85 al 65%. Por otro, la Confederación ahorra 15 millones de francos al año evitando llamar al servicio militar a jóvenes que luego se revelan no aptos.
En 2006, cerca del 65% de los 38.500 jóvenes convocados resultaron aptos para realizar el servicio miliar.
Sin embargo, hay disparidades regionales importantes. En el cantón de Appenzell, por ejemplo, el porcentaje de jóvenes aptos para el servicio militar se eleva al 83%.
En Zúrich y Basilea, en cambio, ronda el 50%.
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