Un Arca de Noé en el corazón del Ártico
No lejos del polo Norte, en Svalbard, el mayor banco genético del mundo va a ver el día. Este 'templo' debe resistir a las catástrofes, las guerras y los trastornos climáticos.
El proyecto interesa también a Suiza que querría depositar parte de su patrimonio vegetal agrícola en lugar seguro.
Lo que ha sido definido como ‘el depósito del Apocalipsis’ es una de las más recientes creaciones del hombre capaz de resistir los cambios climáticos, las guerras nucleares y hasta la caída de asteroides.
De hecho, Svalbard International Seed Vault (SISV, Depósito Internacional para las Simientes de Svalbard) es una verdadera fortaleza. Se encuentra en el archipiélago de Svalbard, en las heladas aguas del Océano Ártico.
El depósito de cemento armado está protegido por una concha formada por decenas y decenas de metros cúbicos de roca y de hielo. Un túnel de 120 metros de longitud y una serie de puertas blindadas separan esta cámara acorazada del mundo exterior.
El mayor congelador del mundo
«Cada día perdemos irremediablemente una parte de la biodiversidad de las especies cultivadas del planeta», recuerda Cary Fowler, director ejecutivo de Global Crop Diversity (GCDT, Fondos para la Diversidad de las Simientes de Cultivos en el Mundo), promotor del proyecto noruego.
El objetivo del SISV, cuyos trabajos de excavación de la montaña con vistas a la construcción del edificio comenzaron en marzo pasado, «es conservar las simientes que permitirán a la agricultura adaptarse a los desafíos impuestos por los cambios climáticos y las enfermedades que pueden aniquilar las cosechas», añade Cary Fowler.
La elección del sitio del SISV – que debe estar concluido para el 2008 – no es el fruto del azar. Las islas del archipiélago de Svalbard son las superficies terrestres más septentrionales del planeta. Constituyen el último espacio de tierra antes del Polo Norte. «Es un lugar retirado, que ofrece la estabilidad indispensable para un proyecto encaminado a durar un plazo largo», explica el investigador.
Evitar cualquier riesgo
El permafrost que rodea el futuro edificio, debe garantizar un enfriamiento permanente que oscile entre 4 y 6 grados. Una temperatura propia para impedir la germinación. Los alrededor de 3 millones de simientes que forman lo esencial de la agricultura mundial, encontrarían refugio en el depósito del edificio, en caso de falla del sistema de alimentación energética (a -18 grados).
Situado a 130 metros por encima del nivel del mar, el SISV -cuyo costo estimado es de 5 millones de dólares- permanecería al amparo de la humedad, incluso en la hipótesis de una fundición total de los glaciares y la elevación del nivel de los océanos que resultaría.
Para evitar todo riesgo de deterioro o de contaminación, las simientes serán conservadas en contenedores herméticos de aluminio, suerte de ‘cajas negras’, especialmente concebidos. Sólo serían abiertos en caso de que todas las demás fuentes de simientes del planeta estuvieran agotadas o hubieran sido destruidas.
Garantizar la seguridad alimenticia
Suiza sigue de cerca el proyecto que debe ver la luz en Svalbard. «Aunque directamente no participamos en su realización, querríamos almacenar allí un lote de duplicados de simientes conservados en el banco nacional de genes», explica Francisco Pythoud de la Oficina Federal de la Cultura.
«Los detalles del almacenamiento serán discutidos posteriormente, cuando el GCDT haya establecido sus criterios de gestión y depósito», precisa el funcionario.
Para la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), que participa en la creación de los Fondos Internacionales, el SISV responde a una verdadera necesidad.
«Los recursos genéticos son el pilar de la seguridad y del aprovisionamiento alimenticio mundial, en particular en los países en vías de desarrollo. Por consiguiente, lugares seguros, donde almacenar simientes que aseguran su supervivencia son una verdadera necesidad», explica Katharina Jenny, de la Sección de Recursos Naturales y Medio Ambiente de COSUDE.
Más vale prevenir…
«Desgraciadamente, es precisamente es en los países pobres donde los bancos de genes son expuestos a las dificultades vinculadas con su financiamiento, a las catástrofes naturales y a los conflictos», añade el especialista.
Así, en septiembre de 2006, un tifón que se abatió sobre las Filipinas dañó severamente el banco de simientes del país.
Aunque el peligro de una tal catástrofe natural sea más bien débil en Suiza, el responsable del banco de genes de la estación federal de Changins, en el cantón de Vaud, prefiere no correr el riesgo.
«Garantizar una reserva es ciertamente útil, porque nunca estamos al amparo de un incendio o de una inundación», precisa el ingeniero agrónomo Geert Kleijer.
swissinfo, Luigi Jorio, de vuelta de Svalbard
(Traducción, Marcela Águila Rubín)
El Svalbard International Seed Vault conservará unos 3 millones de variedades de simientes, entre las cuales:
100 – 140.000 de arroz
200.000 de trigo
80.000 de maíz
14.000 de verduras
4.000 de manzanas
3.000 de patatas
Las variedades de simientes de especies cultivadas en Suiza son conservadas cerca: en el banco nacional de genes de la Estación federal de Changins, en el cantón de Vaud.
Esta colección existe desde 1900 y comprende unas 10.000 variedades de cereales, frutos y verduras. A ésta se añaden otras colecciones, establecidas y conservadas por particulares.
El objetivo del banco es doble: la conservación de las variedades locales, abandonadas por los agricultores, así como la constitución de una reserva que podría ser utilizada en caso de necesidad.
La duración de la conservación depende de las calidades propias de cada variedad, y va de una cincuentena de años para los trigos y los trigos de variedad candeal, a aproximadamente 15 años para las judías, los chícharos y la soja.
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