Un campo de batalla romano en Suiza revela secretos ocultos de un enfrentamiento histórico
Durante los últimos dos años, un grupo de expertos ha desenterrado miles de artefactos militares romanos esparcidos en una ladera del sudeste suizo. El primer campo de batalla romano descubierto en el país alpino arroja interesantes pistas sobre lo que ocurrió allí hace más de 2.000 años.
Bip… bip… BEEEEEP… BEEEEEEEEEP. Con potentes detectores de metales, los arqueólogos recorren una empinada colina cubierta de hierba en busca de antiguas espadas y nuevas pruebas de alguna batalla clave entre los romanos y aldeanos locales.
En una pradera alpina ubicada en el sudeste suizo, otros colegas se arrodillan o se sientan para cavar pequeños agujeros con palas y sensores manuales. La verde ladera está salpicada de grandes terrones que están marcados por brillantes banderines amarillos que ondean al viento señalando descubrimientos realizados previamente.
Pero el apacible e idílico entorno del valle de Julier, al sur de Chur, oculta en realidad un pasado violento. Hace dos años, un arqueólogo aficionado atisó el interés por explorar este sitio tras descubrir con un detector de metales una espectacular daga que tenía 2.000 años de antigüedad. Los historiadores suizos creen que en esta distante ladera tuvo lugar una significativa batalla alrededor del año 15 a.C. entre las tropas romanas que avanzaban hacia el norte -a través de los Alpes- y combatientes locales suanetes que con su enfrentamiento marcaron un punto de inflexión en la historia: el inicio de la ocupación romana en Suiza.
De pie en lo alto del campo, Peter-Andrew Schwarz fuma su pipa al tiempo que observa con orgullo a su equipo conformado por jóvenes universitarios y voluntarios.
«Les digo a mis estudiantes que probablemente ésta sea la primera y única vez en sus carreras que tengan la posibilidad de trabajar en un campo de batalla, un campo de batalla romano aquí en Suiza», dice Schwarz, profesor de arqueología de la Universidad de Basilea.
Las vistosas chaquetas que utilizan los arqueólogos hacen que sea difícil que pasen desapercibidos. Anouk Duttweiler embiste la tierra seca con una pequeña pala que tiene frente a sí. Es apenas su tercer día en la excavación, pero esta estudiante de segundo grado de arqueología en Basilea ya ha desenterrado múltiples objetos interesantes.
«En muchas excavaciones debes trabajar durante años para encontrar algo, aquí encuentras hondas y muchas otras cosas de un verdadero campo de batalla», dice.
En todos los rincones de Suiza, se han descubierto elegantes columnas, villas, anfiteatros y otros vestigios de asentamientos antiguos que son testigo de la vida romana. Pero no se había identificado ni investigado hasta ahora ningún campo de batalla en tierra helvética.
Pero durante los últimos dos años, alrededor de 40 científicos de las universidades de Basilea y Zúrich, junto con detectoristas voluntarios, han desenterrado miles de artefactos militares romanos esparcidos por esta ondulada pradera. Entre ellos hay espadas antiguas, balas de honda, broches, monedas, así como fragmentos de escudos y millares de clavos usados por los romanos. Exclusivamente durante el otoño se recuperaron entre 250 y 300 objetos diarios en las tres semanas que duró la excavación. Una fase que ya concluyó oficialmente, pero que dejó muchas preguntas en el aire: ¿qué ocurrió exactamente en esas bucólicas praderas hace más de 2.000 años? Y ¿cuál fue el contexto histórico preciso que caracterizó esa épica lucha sangrienta?
La dominación romana en Suiza
A principios del siglo III a.C., los romanos conquistaron la zona en donde hoy se ubica el Tesino meridional en la región suiza de habla italiana. Alrededor de 75 años más tarde, ya tenían el control del sur de Francia, el valle del Ródano -Ginebra incluida- y de la ruta de Italia hacia España.
El dominio romano se reforzó paulatinamente con el establecimiento de colonias, especialmente en la Suiza occidental. Y en la zona de los Alpes ésta duró mucho tiempo. Las tropas romanas avanzaron firmemente hacia las montañas en el siglo I a.C. Los historiadores romanosEnlace externo sugieren varias razones por las que esto sucedió: reprimir disturbios, prevenir incursiones o ataques de viajeros, así como la necesidad de asegurar una ruta de tránsito hacia Alemania y garantizar ingresos fiscales adicionales.
Qué dicen las pistas arqueológicas sobre la batalla
Hallazgos previos, como monedas y balas de honda, realizados en un campamento militar romano ubicado más al sur, arrojaron importantes pistas sobre la cronología de la batalla del valle del Julier. Se cree que el campamento del puerto de Septimer fue la última parada de los soldados romanos antes de enfrentarse a los suanetes en la parte baja del valle.
Los investigadores suizos concluyen que un destacamento de 2.000 soldados pertenecientes a tres unidades militares -de las legiones romanas tercera, décima y duodécima- se enfrentó a un contingente de entre 500 y 1.000 combatientes de origen local que habitaban la cima de la colina.
Los llamados suanetes vivían cerca del desfiladero de Crap-Ses, entre las localidades de Tiefencastel y Cunter.
Hannes Flück se quita el sombrero de paja que cubre su rostro del sol. El profesor de arqueología, que ha sido uno de los coordinadores del proyecto, posee un bagaje enciclopédico de los hallazgos romanos. Se le observa moverse entusiasta en la pradera mientras explica a los estudiantes detalles de cada objeto interesante que descubren.
«No tenemos fuentes, pero dada la distribución de los hallazgos y el hecho de que tenemos muchas piezas rotas, creemos que los suanetes perdieron», concluye.
Botas con clavos ayudan para reconstruir la dinámica de la batalla
El hallazgo de dardos de ballesta y de numerosas balas de honda de plomo con fomra romboide ha proporcionado valiosa información sobre los combatientes y la ubicación de los enfrentamientos. Algunas de las municiones llevan marcado un número o diseño romano que identifica a la unidad militar a la que correspondían.
Aunque aún se desconocen muchos detalles del enfrentamiento, los arqueólogos estiman que los romanos atacaron primero con armas de largo alcance y con hondas. La distribución de las balas encontradas y las marcas dejadas permiten concluir la posición que cada quien tuvo en el campo de batalla.
Las pequeñas balas de honda eran mortales. Algunos experimentosEnlace externo recientes han demostrado que, en manos de un luchador hábil, los pesados proyectiles de plomo o piedra tenían casi el alcance de una pistola moderna.
Pero, según Schwarz, los hallazgos más importantes son en realidad las llamadas hobnails. Unas botas con clavos utilizadas por los soldados romanos que dejaron alrededor de 2.500 de estos clavos esparcidos en el terreno. Echando mano de las tecnologías modernas, los investigadores podrán determinar la ubicación de cada combatiente para conocer dónde se situaban, dónde cayeron y la evolución que tuvo la batalla.
En la cima de la colina, Schwarz y su equipo encontraron también fragmentos de espadas y otras armas, pero ningún hueso humano. Esto se debe a que los romanos y los habitantes locales incineraban los cuerpos de los caídos en combate.
Detectores aficionados advierten a los arqueólogos
Esta vasta colección de hallazgos arqueológicos podría haber permanecido oculta de no ser porque a principios de la década de los 2000, se hallaron objetos romanos en una pradera elevada, pero entonces se creyó que el sitio ya había sido limpiado de vestigios. Así que fue hasta el 2018, cuando un arqueólogo aficionado local encontró un número creciente de objetos romanos con su detector de metales que se reavivó el interés en el tema.
Lukas Schmid, quien trabaja como dentista, recorrió el campo de batalla y otros yacimientos locales en sus tiempos libre. En un lapso de tres años descubrió 250 piezas importantes, entre ellas una espectacular daga romana de 2.000 años de antigüedad.
«Sin aficionados como Lukas, no habríamos conocido este yacimiento. Fue él quien hizo los primeros hallazgos importantes», dice Schwarz, quien comenzó a trabajar en el proyecto de investigación arqueológica CVMBATEnlace externo, en el yacimiento del valle de Julier, en 2021.
De la pradera al museo
Corresponde ahora al equipo de arqueólogos a cargo restaurar y evaluar minuciosamente los objetos encontrados para terminar de reconstruir la historia de esta batalla. «Es un trabajo en curso que resulta de lo más interesante», afirma Schwarz.
Se cree que será difícil determinar la antigüedad exacta del campo de batalla. «Normalmente es imposible datar hallazgos como las balas de honda o las botas con clavos en algún año concreto», dice el profesor de arqueología.
Algunos historiadoresEnlace externo consideran que la conquista del territorio actual de Suiza tuvo lugar alrededor del año 15 a.C., bajo el dominio del emperador Augusto, pero no existe demasiada información sobre este tema. Pero los arqueólogos coinciden en que la batalla del desfiladero de Crap-Ses tuvo lugar en esta época.
Aunque éste no parece haber sido un enfrentamiento realmente importante, esta batalla sí pudo ser un relevante punto de inflexión en la historia. Este éxito de los romanos pudo haberles impulsado a avanzar hacia la región de la meseta suiza, a lo largo del Rin, rumbo a la ciudad austriaca de Bregenz, en el lago Constanza.
«La historia confirmada nos dice que poco después Suiza estaba bajo el control romano, con asentamientos y una importante fortaleza legionaria en Vindonissa, Windisch, al norte de Suiza», explica Schwarz.
El equipo de arqueólogos de Basilea está convencido de que la historia poco contada de la batalla y de este importante periodo de la historia suiza y romana irá despertando cada vez un interés mayor. De hecho, hay planes para realizar un documental de seguimiento del proyecto de investigación en 2025 y una exposición en un museo local.
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Sacando a flote antiguos asentamientos alpinos enterrados bajo el agua
Texto adaptado del inglés por Andrea Ornelas
Vídeo adaptado del inglés por José Kress
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