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Un virus de ratón, esperanza para el VIH/SIDA

El equipo de Daniel Pinschewer ha realizado la investigación. ZVG

Un equipo de científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE) manipuló y desarmó un virus de ratón “tan fuerte como un elefante” para convertirlo en un vector de vacuna.

La perspectiva es que este descubrimiento permita ampliar la respuesta inmune del ser humano a agentes patógenos que provocan el VIH/SIDA, la hepatitis C, la tuberculosis y algunos tumores.

Mientras que la poliomielitis, la viruela y otras enfermedades han sido erradicadas o contrarrestadas a través de la vacunación, aún se espera un remedio contra el sida, la hepatitis C y otras infecciones mortales.

Para explicar esto, cabe decir que el objetivo de las vacunas antipoliomélitica y antiviruelica fue más sencillo, pues éstas “sólo” tienen por tarea incitar al sistema inmunitario a producir anticuerpos aptos para unir e inactivar los virus.

En el caso de la esperada vacuna contra el sida, la hepatitis C u otras patologías persistentes, los anticuerpos lamentablemente muestran una eficacia limitada. La solución es asociarlos con “una armada de células específicas, denominadas “T killer”.

Fuerte como un elefante

Allí radica el logro del equipo de la Universidad de Ginebra, encabezado por el profesor Daniel Pinschwerer, del Departamento de Patología e Inmunología de la Facultad de Medicina y el Centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la vacunación neonatal.

Estos científicos desarrollaron una nueva plataforma tecnológica para luchar contra los patógenos, utilizando justo a uno de ellos. Se trata del virus de la Coriomeningitis Linfocítica (LCMV), un virus de ratón descubierto en 1933 y que pronto ganó notoriedad por el hecho de, justamente, incitar el sistema inmunitario a multiplicar millones de células ‘T killer’.

“Este virus recurre a una astucia que para nosotros aún es desconocida”, explica Daniel Pinschewer.

“Sabiendo esto, hemos intentado manipularlo y explotarlo, a fin de que este virus presione al sistema inmunitario a producir células T killer en cantidades astronómicas”, agrega.

Este es el acierto de los investigadores ginebrinos, que justamente es dado a conocer por la edición en línea de la revista internacional ‘Nature Medicine’.

Para provocar una fuerte reacción inmune

Debido a que resultaba muy riesgoso utilizar en el ser humano el LCMV en su estado natural, el equipo de Pinschwerer concibió una estratagema para desarmar el virus LCMV. De este modo, viaja de una célula a la otra formando pequeñas pompas alrededor de una proteína viral, que el virus requiere para amarrarse a nuevas células, antes de penetrarlas, adujarse, y finalmente, reproducirse, ampliando de este modo la infección.

Al “recurrir a nuevos utensilios creados en nuestro laboratorio, pudimos domesticar el virus al despojarlo de esa proteína de amarre”.

Una vez que la proteína fue suprimida, un espacio se libera al interior del virus, donde ahora es posible implantar proteínas de origen viral, bacteriano o tumoral, contra las cuales debe combatir el sistema inmunitario

Eso es lo que han logrado los investigadores, a fin de inducir el reconocimiento de cualquier patógeno peligroso para el sistema inmunitario, sin que éste sea directamente expuesto. Este principio es el mismo del de toda vacuna, pero difiere en que la ficha descriptiva del patógeno peligroso es realmente incorporada en el cuerpo estropeado del virus LCMV, un cuerpo que conserva, sin embargo, su capacidad de estimular al sistema inmunitario para producir hordas de células ‘T killer’.

Nuevas perspectivas

El mecanismo subyacente de la producción masiva de células ‘T killer’ había permanecido sin explicación hasta ahora. El equipo de Daniel Pinschwer ha conseguido dilucidarlo, al observar las partículas de la nueva vacuna, inoculadas en los ratones. Éstas se encuentran en un tipo de célula especializada del sistema inmunitario; se trata de la dendrítica, que dirige a las células ‘T killer’.

Confrontadas a las patologías, estas células dendríticas activan una respuesta ampliada de células ‘T killer’, para hacerlas más numerosas, combativas y resistentes. Con ello, la vacuna experimental protege de manera eficaz y durable.

Esta labor confirma el gran potencial de estas vacunas que se desarrollarán con base en el virus LCMV. Científicos del Centro americano de investigación sobre vacunas de los Institutos Nacionales de Salud, que colaboran en este proyecto, trabajan en una nueva plataforma para elaborar una vacuna contra el sida. Se requieren aún numerosos ensayos en voluntarios humanos para evaluar esta nueva tecnología, indica el comunicado de prensa de la Universidad de Ginebra.

Patricia Islas Züttel, swissinfo.ch

La nueva tecnología deberá servir para la lucha contra infecciones virales persistentes, tales como el sida o la hepatitis C y para tratar tumores o impedir enfermedades provocadas por bacterias disimuladas en el interior de células, como en el caso de la tuberculosis.

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