Una aplicación para ayudar a diagnosticar la depresión posparto
Tras su propia experiencia con la depresión posparto, una antigua ejecutiva de la industria farmacéutica se dio cuenta de que esta afección está poco tratada tanto en Suiza como en el mundo. Por lo que dejó su trabajo y se embarcó en un viaje para intentar encontrar la solución.
“Tras el nacimiento de mis gemelos en Estados Unidos, de repente me vi totalmente abrumada por una fuerte depresión posparto (DPP). Al igual que muchas madres primerizas, me dejé llevar por la presión de ser una madre perfecta y no busqué tratamiento”, cuenta Sonali Mohanty Quantius, antigua ejecutiva farmacéutica. Ella es la fundadora de HaploMindEnlace externo, que está creando una plataforma digital para detectar, gestionar y tratar la depresión perinatal.
La depresión posparto se manifiesta a través de fuertes cambios de humor, episodios de llanto, insomnio, irritabilidad intensa e ira tras el nacimiento de un hijo. De los 50 millones de mujeres en el mundo a las que cada año se les diagnostica la enfermedad, solo el 12% recibe tratamiento. Quantius padeció durante cuatro años una depresión posparto severa, que pudo superar gracias a unos cursos de larga duración. Se percató de que nunca se había sometido a un diagnóstico o a un tratamiento para el trastorno, a pesar de vivir en Estados Unidos, donde existen claras recomendaciones de evaluación; y a pesar de pertenecer a un grupo de riesgo como madre de parto múltiple.
En Inglaterra, los profesionales de manera habitual utilizan la escala de depresión posnatal de Edimburgo (EPDS, por sus siglas en inglés). Lo hacen entre dos y tres veces en los primeros 6-8 meses después del parto. En Estados Unidos y Australia también se recomienda el cribado rutinario de mujeres embarazadas con la escala de depresión posnatal de Edimburgo. Sin embargo, la premisa para el uso generalizado de la EPDS es que los profesionales estén formados en su uso, que conozcan las pautas y los criterios para interpretar los resultados de la prueba diagnóstica y tengan ordenadas las posibles intervenciones.
La depresión perinatal incluye la depresión que comienza en el embarazo (depresión prenatal) y la depresión que se inicia después del nacimiento del bebé (depresión posparto).
La melancolía posparto es un término que se utiliza para describir los cambios leves de humor y los sentimientos de preocupación, infelicidad y agotamiento que muchas mujeres experimentan a veces en la primera o en las dos primeras semanas después de tener un bebé. Algo normal.
Si los cambios de humor y los sentimientos de ansiedad o infelicidad son graves, o duran más de 2 semanas, la mujer puede sufrir depresión posparto. Las mujeres con depresión tras el alumbramiento no suelen sentirse mejor, a no ser que reciban tratamiento.
Puede encontrar más información sobre los signos y síntomas de la melancolía y la depresión posparto en las páginas del Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU.Enlace externo y del centro médico académico estadounidense sin ánimo de lucro Mayo ClinicEnlace externo.
Sin detectar y sin tratar
Quantius empezó a investigar sobre la detección, el tratamiento y el apoyo a las alteraciones mentales durante las grandes transiciones vitales de las mujeres mientras ella misma sufría una depresión. Tenía amplia experiencia en el campo de la biología computacional, el descubrimiento de fármacos y la optimización de los tratamientos.
“Solo después de realizar una encuesta informal a través de las redes sociales fui plenamente consciente de lo olvidada y desatendida que está esta cuestión”, afirma.
A través de su encuesta, mujeres de todo el mundo se pusieron en contacto con Quantius con sus historias de depresión tras el parto que ni se habían detectado ni se habían tratado. Supo que la depresión posparto no detectada puede tener, a largo plazo, consecuencias como el suicidio e incluso el infanticidio.
Asimismo, se dio cuenta de que en los países con ingresos medios y bajos, como su India natal, hay una enorme falta de acceso a las pruebas de detección. Se calcula que allí el 22% de las mujeres padecen trastornos perinatales del estado de ánimo, pero no existe una normativa específica sobre la salud mental materna.
Aunque incluso países con rentas más altas, como Suiza, luchan por detectar la condición de manera oportuna. Cuando Quantius se trasladó a la nación alpina se dio cuenta de que el cribado no era mejor que en Estados Unidos. De hecho, en lo que al cribado rutinario y al tratamiento de la enfermedad se refiere, Suiza está muy por detrás de otros países occidentales.
Andrea Borzatta, presidenta de Postpartale Depression SchweizEnlace externo (asociación suiza de ayuda para la depresión posparto) cree que el problema radica en la escasez de profesionales y en la falta de experiencia. Borzatta dice que el problema es especialmente grave en las regiones de habla francesa y alemana, donde solo hay unos pocos profesionales especializados y apenas hay comunicación en este campo; algo que su organización trata de remediar.
“La formación online que organizamos para los profesionales en Suiza demuestra que muchos profesionales sanitarios no saben cómo abordar la DPP con las personas afectadas. Les preocupa agravar los síntomas depresivos de las pacientes o asustarlas”, indica.
Según Borzatta, algunos profesionales también restan importancia al estado depresivo de las nuevas madres. En mayor o menor medida, todos los nuevos padres se ven afectados por muchos síntomas de agotamiento físico. La psicoterapeuta suiza Claudine Haus señala que para muchos profesionales no está clara la diferencia entre la denominada “tristeza posparto” –un estado emocional normal– y la grave afección de la DPP.
Anke Berger, profesora de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berna, centrada en la investigación de los trastornos mentales perinatales en Suiza, explica que probablemente la prevalencia de la depresión posparto –que sufren unas 13 000 mujeres al año– sería mucho mayor si se incluyera a quienes no se detecta y no reciben tratamiento.
“El tema de la depresión perinatal no se aborda todavía de forma coherente y con el tiempo suficiente en todas las clases prenatales del país. Además, tras el parto, a todas las madres y a todos los padres no se les realizan exámenes sistemáticos y repetidos para detectar enfermedades mentales tras el parto”, dice Borzatta.
Salvando las distancias
Entonces, ¿cómo pueden las mujeres identificar lo que están experimentando y buscar ayuda si la necesitan? En la actualidad, existen numerosas pruebas online para determinar si las mujeres tienen síntomas de depresión perinatal. Pero estas pruebas no sustituyen un diagnóstico formal, que deben realizar los profesionales de la salud mental o médicos autorizados.
La escala de depresión posnatal de Edimburgo (EPDS) es un conjunto de 10 preguntas de cribado que pueden indicar si la madre (o el padre) tienen síntomas comunes en las mujeres con depresión y ansiedad durante el embarazo y durante el año siguiente al nacimiento de un hijo.
La EPDS no es una herramienta de diagnóstico, sino una herramienta de detección que pretende identificar a las mujeres que pueden beneficiarse de una atención de seguimiento, como una evaluación de salud mental, que puede conducir a un diagnóstico basado en criterios de evaluación aceptados.
Ventajas: La EPDS es muy fácil de utilizar y completar (solo se tardan unos 5 minutos). Está traducida a muchos idiomas.
Desventajas: El cuestionario puede utilizarse de forma incorrecta, demasiado pronto (lo cual indicará tristeza o melancolía posparto y no depresión) o puede confundirse con un diagnóstico sólido.
Otra posible desventaja de la EPDS es que se centra demasiado en los síntomas clásicos de la depresión. Hay otros trastornos mentales, como el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de ansiedad, el trastorno de apego o el trastorno de estrés postraumático, que se dan en el posparto pero que con la EPDS no pueden evaluarse bien.
La asociación suiza Postpartale Depression Schweiz ofrece el test EPDS en 17 idiomas.
Otras herramientas de autodiagnóstico para la depresión perinatal son la Escala de detección de la depresión posparto (PDSS), el Cuestionario de salud del paciente (PHQ-9), el Inventario de depresión de Beck-II (BDI-II), la Escala de estrés y depresión (DASS-P) y el Inventario de salud mental (MHI).
Fuente: Andrea Borzatta, Postpartale Depression Schweiz
Muchas mujeres con DPP también son reacias a recibir asesoramiento cara a cara. Y sufren en silencio porque se avergüenzan de sus sentimientos y no quieren que las vean como personas desagradecidas por los cuidados de sus médicos y matronas, cuenta Borzatta.
Por este motivo, Quantius quiere encontrar otra forma de detectar la depresión perinatal que implique una “atención perinatal más holística y basada en la evidencia”, como ella señala.
Este impulso la llevó a dejar su trabajo como directora de biología computacional en la industria farmacéutica y a unirse a la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETHZ) como científica para desarrollar una herramienta de diagnóstico digital llamada HaploMind. Utiliza el análisis de datos, el fenotipo digital y el aprendizaje automático para identificar y ayudar a tratar a las mujeres que sufren depresión y ansiedad en cualquier momento desde el embarazo hasta el final del primer año tras el nacimiento de un hijo.
HaploMind pueden emplearlo las mujeres embarazadas o en el período posparto junto con sus ginecólogos, obstetras y matronas. Su objetivo es capacitar a las mujeres para que puedan crear su propia base de pruebas digitales para el tratamiento posterior, en función de sus propias elecciones. Las mujeres pueden registrar cómo se sienten durante el embarazo y después del parto, y cómo se sienten después de tomar la medicación o tras la terapia.
Quantius espera que los datos recogidos por la aplicación puedan ayudar al sistema sanitario a mejorar la detección personalizada y a crear una base de datos para el tratamiento individual. Mediante la interpretación de la información que han declarado las madres, los profesionales están capacitados para diagnosticar el nivel de depresión perinatal y el tipo de tratamiento más adecuado: autodidacta, con el apoyo de otras madres, médico o alternativo.
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Confidencialidad de los datos médicos personales
A muchas usuarias de aplicaciones, especialmente de aplicaciones relacionadas con la salud, les preocupa la privacidad de los datos y qué uso se hará de la información que comparten. Si las mujeres no se sienten cómodas para hablar de la DPP con los profesionales de la medicina, ¿se puede esperar que compartan sus experiencias con plataformas tecnológicas que tienen fama de recopilar datos de sus usuarios? Quantius subraya la importancia de la privacidad y de la seguridad de los datos personales de las usuarias cuando utilizan HaploMind y otras aplicaciones digitales de salud.
“Las mujeres solo pueden superar el estigma que rodea a los trastornos depresivos y hablar de los problemas de salud mental con los profesionales si creamos un espacio de fácil acceso, seguro y de confianza”, afirma.
HaploMind colabora con Ernst HafenEnlace externo, cofundador de MIDATAEnlace externo, un modelo que administra los datos de manera ciudadana. Este modelo garantiza que los usuarios sean los únicos que pueden conceder a terceros (proyectos de investigación médica, por ejemplo) el acceso a todos sus datos. Actualmente, HaploMind (con el apoyo de una subvención para el desarrollo de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich) está probando la viabilidad del prototipo en un estudio piloto con el Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias de la India (NIMHANS) en Bengaluru.
Quantius también tiene previsto probar la viabilidad de esta aplicación en colaboración con el Hospital Universitario de Zúrich y trabaja con investigadores de Canadá y Nueva Zelanda para introducir la solución digital allí. Su objetivo final es ayudar a las nuevas madres y a las mujeres embarazadas a hacerse a tiempo las pruebas de detección y a encontrar recursos fiables para aquellas que se sientan deprimidas o ansiosas durante o después del embarazo. Del mismo modo, pretende crear una “base de datos perinatal específica” que capacite a las mujeres para que cuiden de sí mismas y ayude a los profesionales sanitarios a personalizar las opciones concretas de tratamiento de cada persona.
“La DPP no debería ser un estigma que impida a las mujeres buscar ayuda a tiempo, ni el reflejo del tipo de madre que se es. La detección y el tratamiento de la DPP deberían ser tan habituales como los exámenes físicos comunes durante el embarazo y el posparto”, dice Quantius.
Traducción del inglés: Lupe Calvo
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