Una casa de papel suiza para países en desarrollo
La idea es fascinante: una casa de papel que ofrezca un techo a los pobres en el Tercer Mundo. La firma suiza de un inventor alemán se ha propuesto producir en serie esta vivienda valorada en 6.000 francos suizos ( 5.440 dólares).
El ingeniero Gerd Niemöller tiene una visión. Se imagina ya campos de refugiados con casas de papel, cuya estructura es parecida a una colmena.
«Queremos crear una estructura en los países en desarrollo de tal manera que los pobres, que hoy carecen de cobijo, puedan tener una vida independiente y posean casas propias en un entorno saludable y autosuficiente en energía», explica Niemöller a swissinfo.
Una cocina, dos dormitorios, una ducha y un área de servicio en la parte externa. Así ha diseñado el ingeniero su casa modelo, de 34 metros cuadrados, para África u otras regiones en crisis.
Las paredes, dos placas de cubierta unidas entre ellas a celdillas hexagonales recuerdan a los panales de abejas. La firma de Niemöller, ‘The Wall AG’ con sede en Schaffhausen, ha bautizado y patentado esta construcción con el nombre ‘SwissCell’.
El principio de celdillas ya es aplicado en diferentes áreas. «Hoy se fabrican aviones, satélites y otras máquinas con la técnica de celdillas. El problema es que estas colmenas son muy caras, por ello busqué y desarrollé una mucho más económica. Tenemos la primera colmena de alto rendimiento a precio de mercado», sostiene Niemöller.
Material ‘ultraestable’
Gracias a esta estructura hexagonal, las paredes de celulosa impregnada con resina sintética son increíblemente resistentes. «Nuestras colmenas grandes son capaces de sostener más de 200 toneladas en un metro cuadrado», explica el ingeniero. «Eso ya no tiene mucho que ver con papel».
En realidad, uno debería hablar de «un extraordinario castillo en el aire» y no de una casa de papel: «Más del 90% de la casa se constituye de aire y funciona porque las celdillas son extremadamente rígidas».
Debido al tratamiento que se le da, el material también se vuelve resistente al fuego, al aire y al agua. Además, no se malgastan los recursos. «A nuestra casa de África también le llamamos casa de un solo árbol», precisa Niemöller. «Se necesita sólo un arbolito para construir toda una casa; demanda menos material que un garaje abierto».
Producción ‘in situ’
En el futuro, estas casas se podrán fabricar en el lugar de la demanda y armarse en pocas horas. Para ello, ‘The Wall’ ha desarrollado una máquina. «La producción en serie y totalmente automatizada de las colmenas empezará en el último trimestre de este año. Hasta entonces, las últimas dolencias infantiles habrán sido erradicadas», afirma el inventor.
La máquina es tan pequeña como dos refrigeradoras puestas una sobre la otra: 1,40 metros de ancho; 1,60 de alto y 80 centímetros de profundidad. Pero está en condiciones de fabricar 25.000 celdillas, es decir, 1.000 casas al mes. «Por cierto, en la producción local se necesita transportar mucho menos material», subraya Niemöller.
Una cuestión de financiación
¿De qué manera una familia de los barrios pobres del Tercer Mundo puede permitirse una casa de papel, aun cuando ésta cueste ‘sólo’ 6.000 francos?. Niemöller tiene varias respuestas.
Junto con la Iglesia Católica, su firma desarrolla una financiación de ahorro-construcción sobre la base de microcréditos. Además, existe la posibilidad de que los propios gobiernos pongan dinero a disposición.
Finalmente, la firma también coopera intensamente con empresas filantrópicas como World Vision Suiza, con la cual el ingeniero alemán ha concebido un pueblo con casas de papel para el Mundial de Fútbol de Sudáfrica en 2010.
ONG como intermediaria
World Vision está entusiasmada con la idea del material. Martin Suhr, jefe del equipo de Desarrollo y Cooperación de esta organización, se ha informado en Schaffhausen. «El material que pude ver allí es innovador», explica a swissinfo. «Además impresiona mucho por su impacto ambiental positivo».
World Vision se considera como intermediaria de esta idea y ya ha recibido diferentes respuestas positivas de ONG especializadas. «Existen ya determinadas organizaciones como USAID (Agencia de Cooperación de los Estados Unidos) o Habitat for Humanity que trabajan en este campo», señala Suhr.
Estas ya habrían elaborado programas de financiación e introducido esta idea en varios puntos del planeta, justamente en estos grupos destinatarios.
Gran interés
Personas e instituciones interesadas hacen fila en Schaffhausen. En la sede de ‘The Wall’ anuncian su visita casi diariamente embajadores de diferentes países del Tercer Mundo.
Actualmente el ingeniero Niemöller recibe una avalancha de demandas. «En estos momentos tenemos más de un millón de casas solicitadas. Hace poco tuvimos aquí a una delegación de China que representa al gobierno. ¡Quieren millones de casas!»
¿En el futuro, también mansiones?
Sin embargo, Niemöller no quiere limitar su firma al Tercer Mundo. «El material del que disponemos también hará posible la construcción en Europa de casas pasivas (que crean su propia climatización y no necesitan calefacción) y a precios extremadamente bajos», concluye. «Además, se puede construir tanto una mansión como un rascacielos».
Christian Raaflaub, swissinfo.ch
(Traducción: Rosa Amelia Fierro)
El ingeniero alemán Gerd Niemöller, de 58 años, vive en Schaffhausen.
Su firma, ‘The Wall’, tiene su sede en esta ciudad suiza a orillas del Rin.
La empresa diseña y construye la máquina para la fabricación de las paredes en la ciudad alemana de Kiel.
La producción en serie de las casas móviles tendrá lugar en Schaffhausen.
Finalmente las celdillas serán fabricadas justamente allí donde se necesiten.
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