Vacuna contra malaria suscita grandes esperanzas
Un estudio clínico a gran escala ha demostrado la eficacia de una vacuna contra la malaria. Entre los niños que la recibieron, el riesgo de contraer la enfermedad se redujo a la mitad.
“Es un éxito muy importante. Esta es la primera vacuna contra un parásito que tiene una eficacia tan elevada”. Marcel Tanner, director del Instituto Tropical y de Salud Pública de Basilea (Swiss TPH), es optimista.
La vacuna RTS, S, desarrollada por GlaxoSmithKline, ha entrado en la recta final. En pocos años (en 2015, si todo sale según los previsto) podría estar a la venta.
Los resultados del estudio fueron publicados el martes 18 de octubre en el ‘New England Journal of Medicine’ y se comunicaron a los participantes del Foro sobre la malaria celebrado en Seattle organizado por la Fundación Bill & Melinda Gates.
Efectiva en más del 50%
La investigación se realizó en 11 centros de siete países subsaharianos, entre ellos el Instituto de Salud Ifakara en Tanzania, con el que el Swiss TPH trabaja de cerca durante años. Desde marzo de 2009 a enero de 2011, 15.460 bebés y niños divididos en dos grupos (entre 6 y 12 semanas, entre 5 y 17 meses) fueron objeto de un ensayo de Fase III, la última serie de ensayos clínicos antes de “una eventual aprobación de cualquier fármaco.
Una parte de ellos recibió la vacuna RTS, S, al resto se les inoculó vacunas de control contra la rabia o la meningitis, según explicó el Swiss TPH.
Un año después de haber recibido tres dosis, entre los niños vacunados con RTS, S, los casos de malaria clínica (infecciones de gravedad media caracterizadas por fiebre alta) fueron inferiores al 55,8% respeto a los que no la habían recibido, mientras que los casos agudos (efectos sobre el cerebro, la sangre o los riñones) significaron un 34,8%.
Los resultados se refieren al grupo de edad comprendido entre los 5 y los 17 meses. Para los bebés, los datos se darán a conocer a finales de 2012.
Pocos efectos secundarios
“Ser capaz de reducir a la mitad los episodios menos graves y a un tercio los agudos, que pueden resultar mortales, es un grandísimo paso adelante. Por supuesto, nos gustaría llegar al 90% como pasa con las vacunas que todo el mundo conoce, pero no debemos olvidar que se trata de un parásito muy complejo y, que se trata como se mencionó, de la primera vacuna contra este tipo de organismo”, explica Marcel Tanner.
Según el director del Swiss TPH, es solo un primer paso: “Estos resultados nos animan a continuar con la investigación y las vacunas de segunda generación podrían llevar a una mayor cobertura”.
Los efectos secundarios observados hasta el momento son similares a los de otras vacunas que se administran generalmente a los niños, dice Tanner. La incidencia de los efectos secundarios serios -leer el artículo publicado en ‘The New England Journal of Medicine’- fue del 18%, entre los que recibieron la vacuna RTS, S, y el 22% entre aquellos que habían recibido la vacuna de control.
Una lucha integrada
Para derrotar a una enfermedad que causa todavía casi 800.000 muertes cada año, el nuevo hallazgo podría ser un valioso aliado. La vacuna no reemplazará a los métodos ya ampliamente experimentados que han permitido a algunos países a reducir la mortalidad en casi un 50% en los últimos años.
“La lucha contra la malaria es una lucha integrada- dice Tanner. La vacuna ofrecerá simplemente una mayor protección, que se sumará a las a las mosquiteras, los métodos diagnósticos y tratamientos que ya están en uso. Sin embargo, no se trata de una vacuna diseñada para corta duración”.
Además de evaluar los resultados para el grupo de recién nacidos, los investigadores continuarán ahora observando los efectos de la vacuna por lo menos un año, con el fin de tener datos sobre la protección a largo plazo, datos que faltan ahora y que deben estar disponibles a finales de 2014.
El trabajo será remitido después a las autoridades nacionales competentes para el registro de los medicamentos y las organizaciones internacionales de salud pública, que se evaluarán los beneficios y riesgos de la vacuna RTS, S.
Otras vacunas en preparación
El “antídoto” desarrollado por la multinacional británica no es el único en el que los expertos están trabajando. El Swiss TPH, por ejemplo, participa en la investigación de otra vacuna. La RTS, S, sigue siendo la única en Fase III de ensayo clínico, apunta Tanner.
La vacuna está diseñada para solo uno de los cinco parásitos que causan la malaria, es decir, el Plasmodium falciparum, el más mortífero y más extendido en África subsahariana.
Citado por la agencia Associated Press, Alberto Moreno, investigador de la Universidad Emory de Atlanta, señala la necesidad de realizar más estudios: “No sabemos qué va a pasar en el futuro. Otra especie de parásito más común en Asia podría tomar el lugar de ‘asesino’ del parásito de la África subsahariana”.
Por el momento no se sabe lo que costará la nueva vacuna. Andrew Witty, CEO de GlaxoSmithKline, que ha invertido hasta ahora 300 millones de dólares y esperan gastar entre otros 50 a 100, indicó que el precio se mantendrá lo más bajo posible, es decir, igual al coste de producción más un 5%. Y promete: “De todas formas, no vamos a hacer dinero con este proyecto”.
El paludismo o malaria es causado por un parásito denominado Plasmodium que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados.
En el organismo humano, los parásitos se multiplican en el hígado y después infectan los glóbulos rojos.
Entre los síntomas del paludismo destacan la fiebre, las cefaleas y los vómitos, que generalmente aparecen 10 a 15 días después de la picadura del mosquito.
Si no se trata, el paludismo puede poner en peligro la vida del paciente en poco tiempo, pues altera el aporte de sangre a órganos vitales. En muchas zonas del mundo los parásitos se han vuelto resistentes a varios antipalúdicos.
Entre las intervenciones fundamentales para controlar la malaria se encuentran el tratamiento rápido y eficaz con combinaciones de medicamentos basadas en la artemisinina, el uso de mosquiteros impregnados en insecticida por parte de las personas en riesgo y la fumigación de los espacios cerrados con insecticidas de acción residual, a fin de controlar los mosquitos vectores.
(Traducción: Iván Turmo)
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