Ojo tecnológico para proteger a las aves
Cada año millones de aves migratorias sobrevuelan Suiza. Para algunas, el viaje se interrumpe bruscamente entre las cuchillas de una turbina de viento. Para evitar colisiones masivas, una compañía suiza diseñó un radar especial que con el tiempo podría convertirse en elemento indispensable de un parque eólico.
“Puede detectar un enjambre de mosquitos a cinco kilómetros de distancia”. Urs Seiffert, responsable del proyecto Swiss Birdradar, no tiene dudas sobre el potencial de su dispositivo. Le interesa no el aspecto de los insectos, sino el de las aves migratorias que dos veces por año sobrevuelan Suiza. “Son decenas de millones de ejemplares que se mueven de una manera uniforme. El objetivo es evitar las colisiones en masa con las enormes turbinas eólicas”.
El radar Birdscan vigila el techo celeste del parque eólico, explica este ingeniero que dirige una empresa de consultoría en materia de energía. “Es capaz de diferenciar entre diversas especies de aves. Pero no es lo que queremos. Lo que nos interesa es poder medir la densidad” de las mismas.
En el proyecto, aún en construcción, participa también la estación ornitológica suiza de Sempach (cantón de Lucerna), que desde hace 40 años utiliza el radar para estudiar el fenómeno de la migración. “La peculiaridad de la Birdscan es que todo es automático: cuando la densidad de las aves supera un determinado umbral, la planta deja de funcionar”, afirma a swissinfo.ch el ornitólogo Felix Liechti.
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A la pesca de aves
Masacre de aves y murciélagos
El impacto de la tecnología en cuestión sobre las aves ha sido comprobado por numerosos estudios, indica Liechti. “La construcción de parques eólicos supone un cambio en el hábitat: algunas especies de anidación pueden ser afectadas. El mayor peligro, sin embargo, está en las colisiones con las cuchillas. Es un riesgo tanto para las aves de rapiña, que anidan o buscan comida, como para las aves migratorias”.
En España, las turbinas eólicas matan entre 6 y 18 millones de aves y murciélagos cada año, según la Sociedad Nacional de Ornitología SEO/BirdLife. En América del Norte terminan entre las hélices decenas de miles de aves rapaces, como el águila de cabeza blanca del mar, uno de los símbolo del país de las barras y las estrellas.
Números importantes que deben ser relativizados, sostienen los promotores de energía eólica, al señalar que las turbinas no son la principal causa de muerte accidental de las aves. La gran mayoría se estrellan contra las ventanas de los edificios o son víctimas de los gatos, los pesticidas o el tráfico carretero, escribe en su libro La energía eólica, mito y realidad, Isabelle Chevalley, diputada y presidenta de la Asociación para la Promoción de la Energía Eólica en Suiza (Suisse Éole).
La incidencia precisa del sector eólico sobre la evolución de las poblaciones de aves no se conoce, admite Félix Liechti. “Cada especie es un caso especial, y en Suiza no hay estadísticas. Sin embargo, sería un error pensar que un par de pájaros muertos no hace ninguna diferencia”, advierte.
Para el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), explica, sería suficiente con dos víctimas en más de un año para que la población pasara de un estado estable a uno en declive. Aunque para el milano real (Milvus milvus), un rapaz sobre el cual Suiza asume una responsabilidad internacional, el riesgo es particularmente alto, como evidencia un estudio reciente de la estación de Sempach.
Difícil convivencia
La Carta de los conflictos potenciales entre los parques eólicos y las aves, elaborada por los ornitólogos de Sempach, muestra otro elemento importante: los lugares más adecuados para la instalación de turbinas eólicas coinciden con los corredores utilizados por las aves migratorias.
Según el vicepresidente de Suisse Éole, Bastien Girod, citado por el diario Tages Anzeiger, entre 60 y 70% de las instalaciones previstas en Suiza estaría en zonas sensibles.
En este contexto de intereses divergentes, la Oficina Federal para el Medio Ambiente (UFAM, por su sigla en italiano) sometió a consulta una serie de principios sobre el procedimiento de autorización de una instalación eólica.
“La idea es elaborar una guía práctica para evaluar mejor el impacto sobre la fauna, en particular de aves y murciélagos, y reconocer así los conflictos potenciales”, explica Reinhard Schnidrig, jefe de la sección “caza, pesca y biovidersidad forestal” de la UFAM. “No se trata de elaborar una ley específica sobre las aves”, precisa.
El contenido del documento no es conocido, pero de acuerdo con Urs Seiffert “la protección de las aves será cada vez más importante”. El gestor tendrá entonces dos posibilidades: detener la planta durante los periodos de migración (unas pocas semanas en primavera y un par en otoño) o adoptar un sistema de detención dinámica, controlada por un radar.
El radar, subraya, tiene la ventaja de reducir los momentos de inactividad. En lugar de permanecer inmóvil durante varios días seguidos, los rotores se apagan por ejemplo, durante la noche, cuando cruza la mayoría de las aves migratorias. “Calculamos que con la Birdscan el tiempo de receso sería de 300 a 100 horas por año”.
En Suiza, hay 33 turbinas eólicas (cifras hasta mayo de 2013). El año pasado se produjeron 88 horas gigavatios de electricidad, lo que equivale al consumo anual de 24.640 hogares.
En general, la energía eólica proporciona alrededor del 0,1% de la electricidad consumida en Suiza.
El porcentaje promedio en la Unión Europea es del 7%. Entre los principales países de la lista están: Dinamarca (27%), Portugal (17%) , España (16%), Irlanda (13%) y Alemania (11%), según datos de 2012 de la Asociación Europea para la Energía Eólica.
Con, respectivamente, el 5 y el 3%, Italia y Francia están por debajo de la media europea. En Estados Unidos, el viento produce alrededor de 3,8 % de la energía eléctrica.
La primera planta helvética entró en funcionamiento en 1986 en Langenbruck , en el cantón de Basilea-Campiña. El mayor parque eólico (16 turbinas) se encuentra sobre el Mont-Crosin, en el cantón de Berna.
Para promover la energía eólica y otras fuentes renovables, en el año 2009 entró en vigor la Remuneración para cubrir los costos para la colocación en red de la energía eléctrica. Esta herramienta garantiza a los productores de electricidad “verde” cubrir la diferencia entre el costo de producción y el precio de mercado.
En su “Estrategia Energética 2050”, el Gobierno suizo considera que los aerogeneradores pueden producir 4.200 gigavatios por hora de corriente eléctrica al año.
La Asociación para la Promoción de la Energía Eólica en Suiza (Suisse Éole ) estima, por su parte, que se podrían producir de 9.000 a 11.000 gigavatios por hora de electricidad al año, lo que equivale a cerca de la sexta parte del consumo anual de electricidad.
(Fuente: Oficina Federal de Energía, Suisse Éole)
Una solución interesante
Para Reinhard Schnidrig, el radar ornitológico representa “un método útil”, ya que permite reconocer la frecuencia de la migración de las aves y anticipar mejor los riesgos. “Es una buena solución tanto para la energía eólica, como para la protección de las aves”, asienta el colaborador de la UFAM.
Recuerda que el radar tiene que demostrar aún su eficacia, la Asociación Suiza para la Protección de las Aves (ASPU/ BirdLife Suiza) cree que podría ser “un instrumento interesante”. “Creemos que debería ser obligatorio”, indica el director adjunto de ese organismo, François Turrian.
Este tipo de dispositivo no debe impedir una planificación juiciosa y cuidadosa de las instalaciones eólicas, previene François Turrian. “Las zonas de alto valor biológico y los sitios de migración deberían ser excluidos en el momento de la planificación”.
Suisse Éole reconoce, por su parte, que las instalaciones eólicas pueden constituir a veces un problema para las aves migratorias. Por lo tanto, comparte la idea de adoptar medidas para su protección. En Suiza, sin embargo, son pocos los sitios en los que sería apropiado utilizar un radar. “Hacerlo obligatorio para todos los sistemas no sería, por lo tanto, la solución”, indica la asociación en una respuesta por escrito a swissinfo.ch .
“La energía eólica – subraya Suisse Éole – contribuye sustancialmente a la reducción de emisiones de CO2 y, por lo tanto, a los efectos del cambio climático que según BirdLife Internacional, amenaza al 75 % de las especies de aves europeas”.
Radar en Solothurn
Swiss Birdradar realizará pruebas de campo a partir del próximo año. El futuro parque eólico en Grenchen (cantón de Solothurn) , previsto para el 2015 , será el primero en adoptar esta tecnología. Según SWG, proveedor local de energía, que ha invertido 35 millones de francos en el proyecto, la compra del radar (unos 350.000 francos) quedará amortizada en pocos años.
“Para una gran planta son bagatelas”, señala Urs Seiffert. “Con poco dinero se puede hacer una gran contribución a la protección de las aves”.
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
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