Cine y arpillera para hablar de Inês Etienne Romeu, superviviente de la Casa de la Muerte
París, 5 mar (EFE).- La realizadora española Esther Vital contará la historia de la militante brasileña Inês Etienne Romeu, la única superviviente del centro de torturas conocido como la Casa de la Muerte, durante la dictadura militar brasileña (1964-1985), en una película que utilizará la animación con arpillera como lenguaje.
El proyecto, titulado ‘Se eu morrer’ (‘Si me muero’) y que cuenta con participación brasileña, española y francesa, se presentó este miércoles en el foro Cartoon Movie en Burdeos (Francia), que es la mayor plataforma de coproducción de cine de animación en Europa.
Vital, psicóloga de carrera y también especializada en cooperación internacional, vivió 11 años en Brasil. Allí llegó de la mano de la organización Mundubat, para trabajar con movimientos sociales, y más concretamente, con las arpilleras de ese país.
El uso de esta artesanía textil para la militancia política surgió en Chile, durante la dictadura de Augusto Pinochet, pero también se extendió a otros países de Latinoamérica.
En Brasil, Vital trabajó con afectados por la construcción de grandes presas y pantanos y, dado que a las mujeres les costaba expresar las pérdidas y violaciones de los derechos humanos que habían sufrido, la arpillera se convirtió precisamente en una forma de dar sus testimonios.
«El arte textil siempre ha sido como súper subalterno y muy relacionado al espacio doméstico, como un arte menor. Y sin embargo, cuando empiezas a investigar, te das cuenta de que las mujeres históricamente han usado ese medio, a veces porque igual no tenían otro a mano, para poder contar sus historias», indicó a EFE esta creadora audiovisual navarra.
Pero pese a esa infravaloración, Vital considera que es un «medio potentísimo», ya que articula redes de resistencia muy poderosas.
Vital ya usó la arpillera para su primer corto, ‘Cadê Heleny?’ (‘¿Dónde está Heleny?’), un documental animado que desentierra la historia de Heleny Guariba, una filósofa, profesora y directora de teatro que fue detenida en 1971 por la dictadura brasileña, precisamente en la Casa de la Muerte.
Así se empezó a familiarizar con la vida de Inês Etienne Romeu (1942-2015), cuyo testimonio fue clave para dar a conocer tanto «el sistema de casas clandestinas usadas como centros de exterminio», como los nombres de los represores implicados.
«Además había sido una líder de la guerrilla, a la par del mayor líder revolucionario en Brasil, que es Carlos Lamarca», recordó Vital.
Pero a pesar de eso -señaló-, cuando la detuvieron «no se hablaba nada de ella», al igual que ocurrió con muchas otras militantes contra la dictadura brasileña, cuyas acciones quedaron tapadas por los nombres masculinos de la resistencia.
El testimonio de Etienne Romeu
En el caso de Etienne Romeu, que era una de las líderes de la Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR), al ser arrestada fue enviada a un lugar a las afueras de Rio de Janeiro, donde sufrió y presenció torturas y ejecuciones de todo tipo.
Durante ese tiempo, aunque intentó suicidarse cuatro veces, memorizó nombres, caras y conversaciones con la esperanza de un día poder localizar la casa, identificar y denunciar a los torturadores y buscar los cuerpos de sus compañeros desaparecidos.
Logró que la liberaran, convenciendo a sus captores de que iba a cooperar como espía dentro de su propia organización, y fue abandonada prácticamente irreconocible a las puertas de la casa de su hermana.
Su familia la socorrió y la internó en una clínica mental, donde permaneció un tiempo, constantemente vigilada y amenazada por agentes de la dictadura.
Allí escribió un detallado informe sobre todo lo que vivió y, con la ayuda de un abogado lo hizo llegar al Ministro del Ejército, lo que probablemente la salvó de la muerte pero no de ser condenada a cadena perpetua.
Desde la prisión, articuló una campaña nacional e internacional por su libertad y, en 1979, con la Ley de Amnistía, fue la última presa política a ser liberada.
Después dedicó su vida a investigar y denunciar la existencia de la Casa de la Muerte y los crímenes cometidos allí con un testimonio clave. También terminó sus estudios y se convirtió en una reputada historiadora y archivista.
Vital no la conoció personalmente porque además de morir en 2015, años antes había sufrido un ataque en su casa que le provocó secuelas permanentes.
Pero utilizando la técnica stop motion con figuras de arpillera -técnica que además conecta con el activismo de tantas otras mujeres de Latinoamérica- buscará contar no solo su historia, sino los aspectos «que las palabras no alcanzan a describir». EFE
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