Clases en el metaverso para luchar contra el absentismo escolar en Japón
Sara Rodríguez Pachón
Tokio, 6 mar (EFE).- Para combatir el absentismo escolar, un problema creciente en los colegios nipones, algunos centros han creado cursos en el metaverso que permiten a los alumnos interactuar entre ellos de forma anónima utilizando avatares, lo que dificulta que existan casos de acoso escolar por la apariencia o el género.
En la última década, el número de estudiantes que faltan al colegio en Japón se ha duplicado, especialmente tras la pandemia de covid-19. En 2023, se volvió a alcanzar una cifra récord y hubo 346.482 casos de absentismo escolar, según el último informe del Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología.
A diferencia de España, donde la no escolarización o el absentismo prolongado de un niño de entre 6 y 16 años es sancionable para sus progenitores o tutores legales, en Japón no es ilegal que los niños no asistan al colegio aunque la educación sea obligatoria.
Los motivos que provocan el absentismo de los estudiantes son diversos y van desde problemas con los compañeros y el acoso escolar hasta la presión y la rigidez de los colegios japoneses, donde los alumnos dicen no sentirse con la suficiente libertad para ser ellos mismos.
Además, el absentismo escolar puede tener graves consecuencias a largo plazo y el riesgo de que los estudiantes se conviertan en ‘hikikomori’, personas que se aíslan socialmente de manera continuada más de seis meses.
En este contexto, para evitar relacionarse con otros niños y adolescentes, muchos de ellos asisten a colegios por correspondencia, como es el caso de más de 290.000 alumnos de todo Japón.
Sin embargo, la tasa de graduación de los colegios por correspondencia es muy baja y apenas llega al 40 %. Esto es algo que el Yushi International High School pretende cambiar, en parte, con su curso de educación en el metaverso, que permite una educación más cercana y similar a la tradicional.
Clases en el metaverso que facilitan las interacciones
«El 70 % de nuestros estudiantes no asistían a clase antes, muchos de ellos eran solitarios que en el metaverso pueden encontrar su espacio», explicó el subdirector del Yushi International High School, Terunori Sakuraba, en un encuentro con medios de comunicación.
Los alumnos de este colegio matriculados en el curso del metaverso tan solo deben ponerse las gafas de realidad virtual para asistir a clase en lugar de desplazarse hasta llegar al colegio, de manera que tienen mucho más tiempo libre al acabar su jornada escolar para hacer otras actividades de su interés.
Una vez tienen las gafas, la dinámica es muy similar a la de los colegios tradicionales. Los alumnos se sientan en el aula, escuchan al profesor, participan en las clases e interactúan entre ellos.
«Aparecen con el avatar que les guste, no tienen que preocuparse por su apariencia, género, etc., y disfrutan de la vida con sus compañeros. Es un ambiente donde las características de cada uno no son importantes», añadió Sakuraba, resaltando uno de los principales motivos por los que los alumnos escogen este centro.
Asimismo, además de aprender y estudiar diferentes asignaturas, los estudiantes, al igual que en los colegios tradicionales, pueden asistir a eventos virtuales donde relacionarse con otros compañeros mientras cada uno pone en práctica sus habilidades para la organización.
Movidos por la curiosidad por el metaverso y las posibilidades de interactuar con los demás de forma anónima, Shiteko y Toraneko, ambos de 17 años, llegaron a este colegio donde han descubierto un mundo de posibilidades que les gustaría explorar en el futuro.
Las clases en el metaverso «levantan barreras» porque los alumnos son «libres de apariencias y géneros» al poder personalizar a su gusto el avatar con el que asisten a las clases. Pueden ser quienes ellos quieran, vestir de la forma que más les guste y seguir o no las tendencias porque son personas completamente anónimas, comentó Shiteko en el mismo encuentro.
En el metaverso «es más fácil tener conversaciones con los demás y tratar de ser cercano con ellos» porque no tienen que sentirse intimidados por el físico, añadió por su parte Toraneko, que se matriculó en este colegio ante la imposibilidad de hacer amigos en el anterior.
Encuentros presenciales
Educar a los estudiantes para que logren ser quienes quieran es, junto a la graduación y el paso de curso, la meta de este colegio con sede en la ciudad de Amakusa, prefectura de Kumamoto.
Para ello, se les enseñan diferentes materias como programación y otras habilidades prácticas que muchos centros no ofrecen y que serán beneficiosas en su futuro.
Sin embargo, para poder graduarse o pasar al curso siguiente, los alumnos deben asistir de forma presencial a algunas clases -de cinco a siete día al año- en la sede del colegio. EFE
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