Continúa la caída de ceniza en las provincias cercanas al volcán ecuatoriano Sangay

Quito, 16 jul (EFE).- El aumento de la actividad en la erupción del volcán ecuatoriano Sangay sigue causando la caída de ceniza en provincias cercanas al coloso, según informa este martes el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional, que ha registrado un millar de explosiones leves en las últimas 24 horas.

Por el momento, se confirma la caída leve de ceniza en las localidades de Naranjito, en la provincia costera de Guayas, y en Chauzán, en la andina de Chimborazo.

Las exhalaciones de gas y ceniza han constituido columnas en formas de nubes que han ascendido hasta unos 2.400 metros sobre el nivel de la cumbre de la montaña y que se han dirigido hacia el noroeste y el suroeste.

De acuerdo con las imágenes satelitales de la nube, esta podría generar una caída leve de ceniza también en la provincia andina de Cañar.

Las explosiones, con un promedio de cerca de 49 cada hora en el último día, han aumentado respecto a la víspera, cuando el IG contó 946 eventos de este tipo.

Aunque el volcán permaneció mayormente nublado, durante la noche se pudo observar, por medio del sistema de cámaras de monitoreo, periodos de incandescencia a nivel del cráter.

Las emisiones de este volcán, el más austral de Ecuador, generaron entre el miércoles y jueves pasados la caída de ceniza en algunos municipios de la provincia de Chimborazo, en el centro andino del país, sobre todo en Guamote, Alausí y Riobamba (la capital provincial).

El Sangay, de 5,230 metros de altura, se ubica en el extremo oeste de la provincia amazónica de Morona Santiago, en un ramal andino que se pierde en la selva.

Este volcán, cuyo actual periodo eruptivo se inició en mayo de 2019, se encuentra en una zona deshabitada que ha sido declarada Parque Nacional por su rica biodiversidad.

Según varios investigadores, el Sangay debe su nombre a la voz kichwa (quichua) “samkay”, que se traduce como “espantar” o “aterrorizar”, aunque también podría provenir del vocablo de la etnia shuar “shanga”, que se interpreta como “bondadoso”. EFE

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