Corea del Sur llora a las víctimas de la mortal aglomeración de Halloween
El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, abrió el lunes el altar en memoria de las 154 personas muertas en una aglomeración durante una fiesta de Halloween, mientras las autoridades enfrentaron acusaciones de que la falta de control policial provocó el desastre.
Después de que el presidente y su esposa dejaron flores blancas en el enorme altar construido en Seúl por las víctimas -en su mayoría mujeres jóvenes- del desastre del sábado, el público comenzó a llegar.
Un hombre se arrodilló ante el altar negro cubierto con flores blancas y lloró.
En un memorial improvisado junto a una estación subterránea en el popular distrito de Itaewon, donde ocurrió la tragedia, la gente se detuvo para orar y dejar flores.
Entre tanto, medios y redes sociales comenzaron a difundir llamados crecientes a rendir cuentas, al conocerse los fallos en el control de multitudes.
Hasta 100.000 personas, en su mayoría jóvenes y muchos con disfraces de Halloween, acudieron a las pequeñas y sinuosas callejuelas de Itaewon, y testigos citaron la falta de seguridad y de control de multitudes.
La policía dijo el lunes que envió a 137 oficiales al sitio, una cifra que señaló como superior a la de años previos.
Pero informes locales indicaron que los policías enviados estaban más enfocados en vigilar el uso de drogas que en el control de la multitud.
«Este fue un desastre que se pudo evitar», sostuvo Lee Young-ju, profesor del Departamento de Incendios y Desastres de la Universidad de Seúl, a la televisión YTN.
En redes sociales se divulgaron reclamos de que la policía este año no controló la aglomeración y permitió que mucha gente se congregara alrededor de la estación subterránea y en la callejuela que fue epicentro del desastre.
«He vivido 10 años en Itaewon y todos los años hay fiesta de Halloween, lo de ayer no fue más grande que en años anteriores», escribió el usuario de Twitter @isakchoi312. «Creo que la causa del desastre fue (falta de) control de multitud», agregó.
Pero el gobierno defendió el domingo el plan policial. «No fue un problema que se hubiera resuelto enviando policías o bomberos por adelantado», declaró a periodistas el ministro del Interior, Lee Sang-min.
Corea del Sur suele ser eficiente en el control de aglomeraciones, y las protestas suelen tener tanta presencia policial que llegan a ser más que los manifestantes.
Pero los organizadores de protestas deben informar a las autoridades por adelantado, lo que no ocurre con la llegada de jóvenes a celebrar en Itaewon.
– Caos y miedo –
Decenas de miles de personas colmaron un callejón empinado de no más de tres metros de ancho, y testigos relataron escenas de caos cuando las personas se empujaron para pasar, sin policías en el sitio para orientar a la multitud.
Según testigos, las personas quedaron atrapadas en la callejuela e intentaron salir, con unos que se encaramaban sobre los otros.
La mayoría de los 154 muertos, incluidos 26 extranjeros, habían sido identificados el domingo.
Pero la cifra de víctimas podría subir porque al menos 33 personas están en condición crítica.
El país comenzó una semana de duelo nacional, con la cancelación de eventos y conciertos y las banderas ondeando a media asta.