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Cuba cumple un año del paso del huracán Ian con recuperación lenta, desigual y a medias

Juan Carlos Espinosa

La Coloma (Cuba), 27 sep (EFE).- Conducir por algunas zonas de la carretera que lleva a La Coloma (oeste de Cuba) es un salto en el tiempo. Como si apenas hubiesen pasado unas semanas desde que el huracán Ian azotase aquel área como un categoría tres, hace este miércoles exactamente un año.

Cuba, pero sobre todo la provincia de Pinar del Río, la más occidental de la isla e históricamente más castigada por los ciclones, continúa recuperándose un año después de Ian, que provocó seis muertes y severos daños materiales en el parque de viviendas, las infraestructuras públicas y los cultivos.

La reconstrucción de esta región tabaquera ha sido un dolor de cabeza para el Gobierno, que ha reconocido en más de una ocasión que los trabajos no avanzan a la velocidad deseada.

Hace unas semanas, el presidente Miguel Díaz-Canel, durante una visita a la provincia, dijo que la clave estará en que el Estado tenga la «capacidad para comprar los materiales de la construcción» precisos, haciendo referencia a las dificultades financieras del país tras más de tres años de grave crisis económica.

Sin materiales

Precisamente, la falta de insumos para erigir o reparar las casas dañadas, y el déficit de mano de obra para auxiliar a los damnificados, ha sido la cruz de las autoridades.

El Gobierno ha asegurado que parte del problema se debe a las dificultades económicas y para importar materiales por las sanciones de EE.UU. contra la isla.

Una de las casas aún sin reparar por completo es la de Rogelio Calzadilla, de 60 años, en la carretera de La Coloma, la localidad costera cubana por donde Ian se adentró en tierras cubanas.

Él consiguió una plancha de zinc para el techo, pero no profesionales que se la colocaran correctamente: hay parques que dejan ver el cielo.

«No ha sido fácil. Ya verás cuántas casas tienen la misma situación que la mía…», cuenta a EFE en la puerta de su humilde vivienda, con su nieta de cinco meses en brazos.

Aún y todo, puede sentirse afortunado. El ciclón afectó más de 102.000 viviendas y la suya pertenece al 45 % que ha sido recuperada, aunque no sea en óptimas condiciones.

Sin embargo, la situación es particularmente dramática para los más de 12.000 derrumbes totales que dejó Ian. De ellos, solo se ha solucionado el 3 %, según cifras oficiales.

José María Puentes, de 86 años, y Gregoria Fernández, de 85, entran la estadística de los 12.000 derrumbes totales. Ambos vieron cómo su casa se vino abajo y, después de meses de no encontrar respuesta por parte de las autoridades, la rehicieron a duras penas, exclusivamente con ayuda de su familia. Malestar social

Otros más han acudido a los revendedores, como Dolores Rodríguez, quien consiguió la mitad de su techo de zinc -la otra mitad la aportó el Estado- en páginas de Facebook con un precio por plancha de 3.500 pesos (29 dólares al cambio oficial), algo menos que el sueldo medio en Cuba.

Las autoridades insulares -así como los medios oficiales- han tenido en la mira estas prácticas, un tema sensible en momentos en los que el Estado no ha podido satisfacer la demanda de los damnificados y la inflación lleva meses desbocada, especialmente en el mercado informal.

El descontento es más que palpable, según ha podido constatar EFE. En La Coloma, en una casa justo al lado de la salida al mar, Katiuska, de 44 años, asegura que cuando la propiedad se cayó -pérdida total- el Gobierno le negó los recursos por estar en una zona roja, considerada de alto riesgo.

«(Nos) ignoran demasiado y eso es un dolor muy grande. Que tú quieres hablar con una persona y que te dé la espalda y que siga caminando y que no te responda (…). Yo en mi pecho tengo un dolor muy grande que a veces yo digo: ‘¡Ay, Dios mío!'», se lamenta con EFE.

La Presidencia de Cuba aseguró recientemente que pretendía por completo al menos los «derrumbes totales y parciales de techo» para finales de este año. Daños económicos

Ian también hizo daño en el sistema eléctrico de la provincia, y dejó durante varios días a prácticamente todos sus habitantes sin luz. En algunas zonas remotas los cortes se prolongaron por semanas, según pudo constatar EFE en un recorrido 40 días después del huracán.

El problema volvió a Pinar del Río este 29 de agosto, cuando pasó la tormenta tropical Idalia y el 60 % de los clientes de la provincia quedaron sin suministro. Por el momento, esta situación parece solucionada, más allá de los habituales apagones diarios por déficit de capacidad de la generación.

El huracán hizo mella asimismo en la principal actividad económica de la región: el cultivo de tabaco. Pinar del Río es la principal productora del país y cuna de algunas de las hojas más reconocidas a nivel internacional.

De acuerdo con las cifras oficiales, un total de 11.554 casas de cura (secado) de hojas de tabaco se dañaron completa o parcialmente, en torno al 90 % de las totales.

Un año después, 3.816 (32 %) ya se han reconstruido por completo y otras 1.180 (9,8 %) están en proceso de construcción. Casi dos tercios no se han vuelto a levantar.

La ausencia de estas infraestructuras claves llevó a que se sembrasen unas 6.000 hectáreas, poco más de la mitad de las inicialmente planificadas, con el consiguiente perjuicio económico para productores, fabricantes de tabaco y el Estado cubano. EFE

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