Abrazo crudo e impetuoso del mundo
Juanita Escobar es fotógrafa. En diciembre visitó Suiza durante unas semanas en el marco de una beca de estudios. La colombiana dejó una serie de imágenes que nos invitan a echar una nueva mirada a un mundo que nos es familiar a través de sus ojos.
Poco antes de finalizar el año, se inaugura Beyond Borders. Exposición de Fotos Luzern 2021. La muestra, organizada por la fundación Fotodokumentation Kanton Luzern (Fotodok)Enlace externo, reúne a nueve fotógrafos de Suiza Central y a Juanita EscobarEnlace externo como «fotógrafa residente».
La colombiana forma parte de una nueva generación de fotógrafos documentales latinoamericanos que están dejando huella. Su trabajo se centra en dos temas principales de la investigación fotográfica: el género y el territorio. Utiliza un enfoque etnográfico para observar la relación entre las personas y su entorno. Lleva 11 años investigando en la región colombiana de la Orinaquía, donde trabaja también en un proyecto que fue premiado por el Fondo de la Fundación Magnum 2018.
Jörg Arnold, responsable de la recaudación de fondos en Cáritas Suiza durante muchos años, participó también en el proyecto Fotodok. Es el fundador de la empresa emergente Fairpicture.orgEnlace externo, con sede en Berna, por lo que está en contacto diario con fotógrafos de países en desarrollo y emergentes.
Sobre la selección de Juanita comenta lo siguiente: «En primer lugar, es sencillamente una gran fotógrafa y narradora. Y se entusiasmó con la idea de este tipo de inversión de perspectiva desde el principio. La crudeza y la impetuosidad de su serie Illanos, la fragilidad y la ternura de sus imágenes de mujeres en el Orinoco abarcan el mundo en toda su ambivalencia, y eso nos pareció adecuado para el tema de la exposición que nos habíamos propuesto».
A la decisión de invitar a una artista individual se aúna el interés fundamental de saber lo que un intercambio semejante puede desencadenar, a lo que puede servir. Arnold nos cuenta: «Juanita es una ciudadana del mundo. Con sus pinturas, aporta la perspectiva del Sur Global, que contrastan y complementan los puntos de vista de los fotógrafos de la Suiza Central y, por tanto, en general, la percepción de nuestra propia sociedad y nuestro entorno, justamente, más allá de las fronteras (Beyond Borders)».
Juanita Escobar se ve a sí misma como una exploradora que se expone al mundo y que a veces se siente abrumada por él. Con estas palabras nos explica cómo percibe sus imágenes:
«Este es un diario de mi deriva por Lucerna. Me dejé llevar por las imágenes, me puse un filtro en los ojos (rectángulo de fantasía) y me entregué al corazón de cada instante, de cada gota de agua y nieve. Muy dichosa cuando mis ojos se encontraban con otras miradas, cuando sucedía la magia de la simpatía humana, quizás de la amistad. Esa fue la pulsión de mi mapa, improvisado a diario, como un perro que olfatea intensamente tras el rastro de algo que le interesa.
Como el viento salvaje del Rigi, así sentí que se fueron estos días, sin tanto pensar, solo viajando, deambulando, reaccionando al frio, a las miradas, a las luces tenues de los espacios íntimos a los que tuve acceso, a los patos inquietos que me acompañaron durante toda la semana. En resumen, ha sido una semana de plumas, de miradas, de estrellitas de nieve, de mujeres muy poderosas, de presenciar un divorcio y tener el gran honor de ser invitada para hacer la foto de ese, el día más triste de sus vidas (la devolución del anillo).
Tengo 36 años, he visto pocas veces la nieve y estoy segura que lo que me queda de vida no alcanza para dejar de asombrarme de este estallido de microscópicas felicidades, cada copito de nieve impulsaba dentro de mí el efecto térmico contrario: miles de llamitas de pasión efervescentes se prendían, infinitas ganas de ver más, de sumergirme hasta ser parte de ese blanco extenso y cálido.
Las aves en general, los patos en particular, demuestran mucho de quienes son como individuos a través de sus plumas, en los colores que observamos en la superficie se pueden inferir muchísimos aspectos de su vida, de su estado de salud, de su edad. En las personas también, a través de esa superficie vemos mucho de sus hábitos, y algunas veces es un reflejo fiel de lo que sucede al interior. Estas imágenes estallaron tras un vaivén de impresiones fugaces, superficiales, por ahí me mantuve, en las capas externas, percibiendo los rayos veloces de luz, piel y ojos que llegaban como flechas y sacudían mi percepción de inmediato.
Yo he viajado a Europa en varias ocasiones y hasta he vivido en Hungría por un par de años, y aunque aprendí a hablar fluidamente el húngaro siempre me he sentido lejos, sin tantas posibilidades de descodificar a la gente, de entrar en sus corazones, de tocar la intimidad. Esta es la primera vez que eso pasa, que siento que estuve un poquito más cerca de la gente y sus historias, sus sentimientos, sus anhelos, pude comprenderlos más, compartirlos y soñar con cosas en común.
Sobre Colombia y América Latina hay un cliché que yo creo que es cierto, un rasgo que se ve en la superficie y revela algo esencial de la identidad; todo el tiempo se puede tener acceso a lo más profundo de los sentimientos de otros, aun desde el primer encuentro, eso es algo hermoso, las amistades caen como cascada, son abundantes, están presentes a donde uno vaya, desde niña he experimentado eso. Para mí la fotografía ha sido una herramienta para contar historias, para señalar conflictos, ser testigo de una identidad. Durante estos días en Lucerna he sentido algo adicional en relación con mi profesión, la fotografía me ha permitido tocar algunos lazos de amistad en una geografía que hasta ahora me parecía inaccesible».
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