Mal augurio: el ‘Böögg’ tardó en estallar
De acuerdo con el centenario “pronosticador” del tiempo, no habría que hacerse grandes ilusiones sobre el verano próximo: La cabeza del hombre de nieve estalló este lunes 20 minutos y 31 segundos después de que empezara a arder la pira. Nada qué ver con los poco más de 5 minutos de 2003 que auguraron el verano del siglo.
Pero empecemos por el principio. La tradición dicta que cuanto más rápido arda la paja y explote el muñeco (que no es de nieve sino de trapo) más placentero será el estío. El ‘Böög’, que representa el invierno, es colocado en la cúspide de una pira y en su interior lleva una carga explosiva que al detonar exorciza el frío.
Año con año, desde finales del siglo XIX, los zuriqueses reúnen dos tradiciones: la quema del ‘Böög’ con el ‘Sechseläuten’ (carrillón de las seis) que desde el siglo XVI determinaba que las jornadas laborales concluyeran una hora más tarde, a las 18:00, al término del invierno para aprovechar la prolongación de la luz del día.
Este lunes (16 de abril) la ciudad de Zúrich se vistió de fiesta para celebrar la versión 2018 de la tradición. Además de las caravanas de chiquillos y de los gremios comerciales, cuyos miembros desfilaron por las calles de la primera metrópoli helvética, enfundados en trajes típicos, asistieron al festejo los ministros de Exteriores, Ignazio Cassis, y de Defensa, Guy Parmelan, amén de invitados de Basilea.
Bajo un cielo gris y algunas lloviznas, el cortejo, que incluyó también bandas de música, carruajes, caballos y hasta camellos, avanzó hasta el cadalso donde un porfiado ‘Böögg’ se tomó su tiempo en estallar por los aires, augurando un verano menos cálido que el del año pasado cuando el hombre de nieve se esfumó de la faz de Zúrich en menos de diez minutos.
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