‘Logias masónicas de Suiza, arquitectura y decoración’, es la primera recopilación fotográfica que permite a los no iniciados penetrar en 24 logias del país, incluido en el secreto de su templo.
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Fotos: M. Peuckert y R. Sterchi. Texto: Isabelle Eichenberger, swissinfo.ch
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Les francs-maçons suisses entrouvrent leur porte
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Publicado a finales de 2014 por la colección ‘Páginas Blancas’ de la Sociedad de Historia del Arte en Suiza (SHAS) y fiel a su título, el libro está consagrado exclusivamente a la arquitectura y la ornamentación. Las fotos de Renaud Sterchi y de Michael Peuckert no muestran presencia humana alguna. Las tonalidades -con frecuencia azules y doradas-, los techos estrellados, los asientos dispuestos longitudinalmente, los pupitres-altares de los maestros, las columnas, los símbolos, las piezas de arte de una decoración a veces recargada, no revelan nada de los rituales.
Escrito por Catherine Courtiau para los talleres de la Suiza de expresión francesa y por Michael Leuenberger para aquellos de la región de habla alemana, este libro bilingüe presenta 24 de las 80 logias bajo obediencia de la Gran Logia Suiza Alpina, estrictamente masculina. “Creada en 1844, esta última integró oficios no ligados a la arquitectura, sucediendo a la francmasonería de los constructores de catedrales, que llegó a Suiza en 1736 (Ginebra). Muy a menudo perseguida, esta corporación se protegió durante mucho tiempo por el secreto, y hoy más bien por la discreción”, explica la historiadora del arte Catherine Courtiau.
“Fui muy bien recibida y, contrariamente a todas las expectativas, los francmasones estaban muy preocupados en manifestar su deseo de apertura”, comenta.
Las diversas logias presentadas están instaladas en edificios antiguos o muy recientes, de acuerdo con su historia. El interior se subdivide en espacios específicos: la sala húmeda con el bar que precede al salón de banquetes, fiestas o conferencias, el porche que precede al templo y, finalmente, el gabinete de reflexión. Los componentes de estos dos últimos, reservados a los iniciados, están codificados, pero con variaciones. “No hay realmente un ‘estilo masónico’, sino arreglos de acuerdo con el gusto y los medios financieros de la logia”, explica Catherine Courtiau.
El libro contiene una bibliografía selectiva y dos glosarios separados, uno en francés y otro en alemán, para comprender mejor los símbolos masónicos.
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