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Arte NFT: Imágenes de una criptoiglesia

Dibujo de un paisaje con sol.
Leander Herzogs 'Alp 1637831334'. objkt.com / Leander Herzog

El arte digital de las NFT pretende revolucionar -también en Suiza- el mercado del arte a base de cadenas de bloques y criptodivisas. ¿Qué parte de ese mundo es un cambio real y qué parte es pura retórica de mercadotecnia? 

En Internet casi todo empieza con gatos, incluyendo la asombrosa carrera de las NFT non-fungible token (certificados únicos digitales). Ya en 2017 se podían comprar, criar y revender gatos digitales en el juego online Cryptokitties. El pago se realizaba con criptodivisas, en este caso con ethereum, la segunda moneda más importante después del bitcóin.

Para poder comerciar con arte digital, incluidas las imágenes de gatos, se necesita una marca de autenticidad que certifique la originalidad de la imagen. Este signo, que tecnológicamente no es otra cosa que un enlace de autentificación, es el famoso token no fungible, el NFT, es decir, un activo digital encriptado. Hoy día, ningún debate serio sobre el arte contemporáneo puede prescindir de esta abreviatura. 

Hasta aquí una brevísima ojeada a la corta historia de esta compleja tecnología. Pero la pregunta que uno suele hacerse inmediatamente después sobre las NFT es: ¿qué es en definitiva el arte NFT? ¿ha dejado ya la tecnología su huella en la estética? ¿y esto también ocurre en Suiza? 

Uno de los artistas suizos más conocidos en el mundo de las NFT es Leander Herzog, un artista que lleva mucho tiempo creando obras digitales que en el pasado se habrían llamado simplemente net art. Y como muchos otros artistas de NFT, procede del ámbito del diseño, de la creación y la construcción de sitios web. Es algo que no pasa inadvertido, sus NFT son coloridas, abstractas, minimalistas, hermosas. Y, además, sobre todo son decorativas. En el arte de Herzog se cruzan la mundialmente conocida tradición moderna del diseño suizo con la necesidad de muchos compradores de un arte que tranquilice visualmente en lugar de provocar emociones.  

A menudo puede encontrarse una cercanía al bienestar en el arte NFT, cuando, por ejemplo, las estructuras vegetales se combinan con lo digital para formar estructuras híbridas insinuantes (en otra dirección da también la posibilidad de hacer o decir bromas u obscenidades). Pero Leander Herzog siempre lo evita, la severidad gráfica y la abstracción impiden el oasis digital del bienestar.

El pie de foto de ‘Alp 1637831334’ de Herzog indica que se trata de un paisaje suizo abstracto minimalista. La serie NFT titulada ‘Agglo’ consta de dibujos geométricos, con una animación rápida, que a su vez evocan los primeros días de los gráficos por ordenador. El medio y la plataforma son futuristas, mientras que la estética es retro. Esto también sería hasta cierto punto válido para la serie ‘Returngltf’: esculturas planas y simples que giran en el espacio y que, en el mejor de los casos, a los clientes más mayores les recuerdan las piezas de plástico coloreadas con las que se enseñaba la teoría de conjuntos en la escuela primaria en la década de 1970 y principios de la de 1980. Excepto que los colores y las formas en el trabajo de Leander Herzog son mucho más bonitos, menos llamativos y menos regulares. Hay algo matemático en su arte que busca integrar la expresión individual en la operación aritmética.

Serie Agglo de Leander Herzog
‘Serie Agglo’ de Leander Herzog. objkt.com /Leander Herzog

Ampliar el abanico de compradores 

Casi todas las obras de arte NFT que he visto hasta ahora podrían estar colgadas, como póster, en cualquier oficina de diseño gráfico. Sin embargo, para las animaciones se necesitarían pantallas, algo de lo que los fabricantes se han dado cuenta, y que ahora anuncian en el mercado: ofrecen pantallas pequeñas como soportes, al estilo de las fotos de familia en los muebles del salón de antes, y otras más grandes para la pared. Esto también demuestra que las NFT están pensadas para atraer a un público más amplio que los frikis y los coleccionistas de arte clásico. El objetivo es abrirse a nuevos grupos de compradores que antes tenían escasa relación con el arte. 
 
Las grandes galerías que participan en el mercado del arte y se reúnen con coleccionistas y compradores en Art Basel y Art Cologne están tratando ahora de comprar NFT. Hay nuevos puestos de trabajo, asesores y ya hay publicaciones en línea que informan sobre las NFT, por ejemplo, el portal suizo artynft.ioEnlace externo. Tres jóvenes con nombre pero sin apellido producen esa revista en Zúrich. Las entrevistas con los artistas de NFT son principalmente en inglés. Hay un menú separado para la ‘NFT Granny’. El icono de una abuela introduce a los no iniciados (o, simplemente, ya conocedores) en el negocio. ¿Cómo se cuelga el arte NFT en casa; cómo se compra; qué es en definitiva el arte NFT?  

El lenguaje y los temas de los sitios web de medios aún pequeños como artynft.io están todavía muy lejos de las publicaciones de arte especializadas y del discurso profesional crítico. Se puede considerar esto como la abolición de las barreras elitistas a la comprensión de este fenómeno, o se puede ver también en términos de publicidad. Por el momento, muchas cosas inducen a pensar que se trata principalmente de una cosa: hacer que la gente, los compradores, se entusiasmen con este mercado del arte y hacer creer que todos son ganadores. 

No forma parte del mercado del arte establecido 

 Para los artistas y las galerías que tienen éxito en el mercado del arte tradicional, las NFT no son más que un elemento más de su amplia gama de productos. Los elevados precios del arte de la NFT producen unos artistas que antes eran desconocidos. Se trata siempre de la misma y eterna ventaja de cualquier transformación propiciada por Internet: reduce los costes de producción tan drásticamente que incluso los pequeños agentes con poco capital pueden entrar en el mercado. También participan de este cambio agencias jóvenes como Metaroot, de Zúrich, que organizan eventos y ofrecen información digital. La edad del artista no parece importar cuando, por ejemplo, Metaroot crea NFT animadas a partir de las esculturas de conejos realizadas por el artista de Zúrich Max Grüter, de 67 años, y las pone en venta en opensea.ioEnlace externo, una de las mayores plataformas de NFT.

Incluso en los divertidos vídeos explicativos de Metaroot se puede ver la fase inicial en la que se encuentra el mercado, a pesar de los precios a veces elevados: no se trata del arte, sino casi exclusivamente de la tecnología, de sus posibilidades y de que todo el mundo se sume a ella. En el pasado, esto se llamaba la fiebre del oro.

Imagen de hombre-conejo verde.
‘Bunnyman’ de Max Grüter. Max Grueter

Al igual que sucedía con Leander Herzog, con Max Grüter se puede comprobar que el arte digital no surge de la nada. Durante casi veinte años, Grüter ha creado esculturas en 3D, a las que se podía acceder entrando en la plataforma gratuita 3D-Warehouse. Hoy, la atención se centra más en la creación de valor, en el mercado. Sin embargo, los viejos valores de Internet, como la transparencia y el acceso universal, no han desaparecido. Esto se debe, sobre todo, a la tecnología que hace posible las NFT. 

El espíritu santo de las criptomonedas

 
 Porque incluso en el caso de las NFT multimillonarias, nadie es dueño de la imagen en sí, y esta puede siempre seguir circulando libremente. Aunque solamente unas pocas personas pueden comerciar con ella si tienen un certificado de su propiedad, a través de un enlace digital. La NFT se almacena en la llamada cadena de bloques (blockchain), la misma tecnología que utilizan las criptomonedas. La cadena acredita la «mercancía» de manera descentralizada y almacena cada transacción de tal forma que se encripta de la manera más segura posible, lo que la protege contra el fraude. Y cuando se revende una NFT, el artista gana una participación en la venta; ésta queda inscrita en la NFT y no puede modificarse.

Esto puede sonar, por un lado, a comunismo digital, aunque solamente sea porque todo el mundo puede ver la obra en cualquier lugar. Sin instituciones como los museos que hacen una selección, cobran entrada y que, para algunos, representan una barrera social. Además, con la imagen digital no hay diferencias de aura, como ocurre entre el póster de la tienda del museo y el original expuesto tras un cristal antibalas. Además, no puede esconderse en una caja fuerte, al menos, no la obra de arte. 

Pero por otra parte, el mundo de las NFT lleva también los rasgos de un hipercapitalismo que quiere abolir todo lo que signifique regulación. La nueva élite de los criptomillonarios preferiría no tener nada que ver con los bancos ni con los Estados.

La historia reciente de las NFT muestra esta doble cara libertaria y a la vez izquierdista: en la primavera de 2021, un diseñador llamado Beeple logró casi 70 millones de dólares en la casa de subastas Christie’s por un collage de NFT con 5 000 fotos. De un plumazo se convirtió en el tercer artista vivo más caro. La compra fue realizada por una persona con el seudónimo de Metakovan, que a su vez comercia con NFT y que ha fomentado este mundillo haciendo subir los precios. 

Las diminutas imágenes de Beeple, a veces manoseadas, nunca habrían llamado la atención de los especialistas del mundo del arte.  Todo es cuestión de mucho dinero y de señalar con el dedo a los “guardianes” del gusto. Esta mezcla recuerda al antiguo binomio de rock y rebeldía, cuando los autos no tenían todavía nombres de bandas de rock. Capital y el dedo haciendo la peineta, algo que siempre engancha.

Es desconcertante ver cómo el aroma de rebelión puede filtrarse en espacios cuasi-religiosos.  Cualquiera que haya visto uno de los eventos de la galería NFT Bright Moments de Los Ángeles en California, Nueva York, Berlín o Londres en la primavera de 2022 ha podido sentirse como en una iglesia. Al menos en Berlín, donde Bright Moments estuvo trabajando en una antigua central térmica durante más de dos semanas. Mi acompañante era candidata a convertirse en criptoberlinesa: de repente, un foco de luz cayó sobre ella como si fuera la luz de Dios, antes de ser conducida a la ceremonia de acuñación. Poco después, aparecieron en una pantalla los avatares de los recién aceptados en la comunidad. Todo esto estaba acompañado de la música de órgano de Philipp Glass, uno de los padres del movimiento minimalista de la música clásica. Las imágenes de los propios avatares parecían infografías de principios de los noventa.

La retórica de la participación, o incluso de la comunión religiosa, oscurece las relaciones de poder en este mundo. Como en cualquier transformación digital, no solamente se eliminan las viejas jerarquías, sino que también se crean otras nuevas, a menudo más acentuadas que las anteriores. Las ganancias de los inversores en NFT, véase Beeple, han sido extremas, la plataforma de NFT Opensea ha tenido un crecimiento exponencial y aun así ha sido superada por Looksrare en términos de volumen de ventas. Pero tras el año de auge de las NFT en 2021, las caídas en el año actual son también extremas, de hasta un 50% solamente en el primer trimestre.  

Event in der NFT-Galerie Bright Moments
¿Una nueva iglesia? Evento en la NFT Gallery Bright Moments, Berlín, abril de 2022. Tobi Müller

Las señales de la próxima crisis financiera no únicamente afectan al llamado dinero fiduciario, es decir, a los viejos flujos monetarios. Las criptomonedas bitcóin y Ethereum han perdido mucho valor por la misma razón que muchas acciones: los tipos de interés suben, los inversores venden, los precios caen. Es el juego habitual.  Dado que la criptomoneda se ha convertido en parte de tantas y tantas inversiones financieras, los mercados ya no pueden separarlas de manera clara. Se han infectado y ambos están ahora perdiendo valor.  

A medida que las NFT pasan a formar parte de las estrategias de inversión globales, muchas de ellas están perdiendo actualmente no solamente sus valores extremos, sino también su condición de estrella rebelde del rock and roll.   

Sin embargo, existe un medio por el que las NFT y las criptomonedas podrían ganar nueva credibilidad, que la han perdido debido a un enorme índice de fraude (se dice que hasta el 80% de las NFT creadas en Opensea son falsas, por ejemplo, copias de obras de arte famosas sin poseer los derechos de las mismas). El consumo de energía de las blockchains almacenado en las NFT es irresponsablemente alto. Pero esto solo se debe al procedimiento de la prueba de la obra, es decir, que toda la transacción se procesa en Internet a través de muchos nodos diferentes. Pero el procedimiento de la prueba de falsedad resolvería el problema si solamente una parte de la garantía de seguridad se realizara en las blockchain, y en su lugar hubiera que dejar un depósito, es decir, una participación.  

La reducción masiva de las emisiones de carbono podría salvar la también dudosa reputación de estas tecnologías. De lo contrario, solo queda rezar, en la iglesia o en la galería NFT más próxima. 

Adaptado del alemán por José M. Wolff
 

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