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«Así somos en Colombia…»

Jairo (Julián Román) y Marina (Paola Baldión) emprenden el camino de retorno en 'Retratos en un Mar de Mentiras' filmaramlat.ch

“No se sientan culpables de reír, ni se avergüencen de llorar”, advierte Carlos Gaviria a su público en Ginebra. “Así somos en Colombia”, explica el director de ‘Retratos en un Mar de Mentiras’.

Proyectado en el marco de Filmar en América Latina, ese magistral compendio de infortunios, entretejido con el humor popular, desvela despojos, asesinatos, desplazamientos… manifestaciones del secuestro parcial del Estado por grupos criminales.

En la pantalla, hombres armados llegan al hogar de Marina, asesinan a los hombres de la familia, salvo al abuelo, y queman el rancho. Bañada en llanto la niña observa como arde la casa con su madre adentro. “¡Mami! ¡Mamiiiiiii….!” El de Marinita es un grito de dolor, pero también de denuncia…

“Es una película tremenda, con un tema violento, pero también con encanto, con una música fantástica y un gran cariño por la gente”, comenta a swissinfo.ch Jean-Pierre Gontard, presidente del festival de cine, al término de la proyección.

Con Colombia como invitada de honor, la XII Edición de Filmar en América Latina despliega por diversas ciudades de Suiza las creaciones cinematográficas del sur del Rio Bravo. Piezas consagradas, como ‘Ahí está el Detalle’ (Cantinflas, México), producciones de países con larga trayectoria en el séptimo arte, como Argentina, y realizaciones poco conocidas de Nicaragua o Haití, por ejemplo.

Un dolor de mucha gente

En la jornada inaugural de esta cita con el cine del Nuevo Mundo, el público suizo atestigua desde su butaca el emotivo encuentro entre el hijo del narcotraficante colombiano Pablo Escobar con los hijos de dos de sus víctimas (Los Pecados de mi Padre); el ingenio de los inquilinos desalojados de un predio urbano (La Estrategia del Caracol) y la tragedia del desplazamiento que afecta a más de cuatro millones de colombianos (Retratos en un Mar de Mentiras).

… con su primo, un personaje pícaro y generoso, Marina desanda el camino que recorrió con su abuelo cuando los paramilitares asesinaron a los suyos para apoderarse del terruño familiar.

“Este filme muestra muy bien la Naturaleza y la belleza de Colombia. Las diferencias de personas y de comunidades que hay en el país”, nos dice por su parte el diputado socialista Carlo Sommaruga, presente en la velada de apertura del festival.

La película, continúa, “muestra de manera muy clara y muy pedagógica cómo se expresa la violencia y la intensidad de esa violencia. Las complicidad entre paramilitares, militares y policía, y el dolor que mucha gente en Colombia lleva en su cuerpo y en su alma”.

El legislador suizo ha viajado muchas veces a Colombia. La última, a principios de este año con la ONG Swissaid. “Los testimonios que encontré van exactamente en la dirección de este filme”, acota.

Un filme que nació de la nostalgia

“Hemos intentado enseñar al publico suizo lo que está pasando en Colombia en el campo de la cinematografía y que es impresionante”, indica Jean-Pierre Gontard. Agrega que en la última década, y merced a una ley de apoyo estatal, el séptimo arte ha tenido un gran desarrollo en el país andino.

Colombia, dice, es más conocida a escala internacional por su literatura, su música o su pintura, pero, subraya, “Bogotá es una ciudad de una gran cultura”, donde hay muchos intelectuales y muy buenos cineastas, algunos de los cuales se habían establecido en el extranjero, como es el caso de Carlos Gaviria …

“Las primeras ideas del guión salieron cuando vivía en Estados Unidos. Era un poco de nostalgia por el país, los paisajes… Uno comienza a recordar la mata de plátano, el olor, los pescados… y la idea nació de ahí”, confía el director de ‘Retratos en un Mar de Mentiras’ a swissinfo.ch.

Rechaza que le moviera un interés distinto al de mostrar su país. “Yo no arranqué a decir: ‘voy a hacer una película ni política ni de denuncia’, sino que yo quería hacer una película sobre Colombia, sobre lo que yo sentía y creía de Colombia, no sólo lo malo sino también lo bueno”.

La realidad del país y su deber de honestidad llevaron el filme por un camino que el director no tenía previsto. “Una vez que me metí a hacer una película sobre Colombia, pues tenía que hacer una película sobre Colombia, sencillamente y estas cosas pasan en Colombia”.

Reír y llorar, sin pudor ni culpa

– Sobre esa advertencia tuya antes de la proyección…

“Un poco porque la película es muy como Colombia, que es un país en el que la violencia ha producido un callo que hace que uno en todo caso se ría mucho hasta que llega un momento en que ya no se puede reír porque la violencia lo toca demasiado cerca”.

Carlos Gaviria quiso incluir también en su película esa jovialidad tan peculiar de los colombianos y la encarnó en el protagonista masculino “que es como lo que llamo el colombiano típico que lleva la cosa con mucho humor…y todo el tiempo: ‘no hablemos de eso, olvidémonos de eso…’ hasta que lo matan. Es como el colombiano típico que a punta de negar la realidad termina muerto”.

¿Y cuál es la realidad ahora en Colombia?

“Hay unos que quieren negarla, diciendo: ‘eso no pasó, eso no es verdad, esa guerra no existió’. Pero también hay otros que dicen: ‘si existió pero ya pasó’, y la realidad es que no ha pasado, sigue habiendo una cantidad de muertos, los problemas de derechos humanos siguen siendo muy graves”.

¿Mejores perspectivas con el nuevo Gobierno?

“De pronto ha mejorado un poco. Yo creo que sí. Yo siento que sí hay una diferencia entre el Gobierno anterior y éste, y sí creo que va a haber un cambio.

“Sin embargo, el problema no son los gobiernos. Una parte del Estado está capturado por una mafia narco-paramilitar que actúa independientemente de las buenas o malas intenciones de los presidentes.

“Yo creo incluso que ha habido presidentes muy bien intencionados en Colombia en los últimos 20 años. Incluso a veces creo que no son del todo culpables de todo lo que sucedió, pero hay una cuerda suelta que es inmanejable, que ninguno de ellos ha podido manejar, que sigue actuando ahí, con impunidad”.

‘Retratos de un mar de mentiras’, del realizador Carlos Gaviria, obtuvo el Premio del Público al mejor filme de ficción en el Festival Filmar en América Latina, que se clausuró el domingo 21.11 en Ginebra.

Premio al Mejor Documental a la cinta chilena ‘Mi vida con Carlos’, del realizador Herman Berger Hertz.

El premio al Mejor Documental de temática Medioambiental, ofrecido por Greenpeace, recayó en ‘Tous les jours la nuit’ (Todos los días es de noche), del realizador y fotógrafo suizo Jean-Claude Wicky,

Después de la muerte de su abuelo (Edgardo Román) en un alud de lodo, Jairo (Julián Román), un fotógrafo ambulante, y Marina (Paola Baldión), su prima amnésica y casi muda, deciden ir a recuperar la tierra de la que fueron desplazados años atrás.

Viajan desde Bogotá a la Costa Caribe en un viejo y destartalado Renault 4.

Durante el viaje Marina comienza a revivir su pasado traumático.

Al llegar a su pueblo y anunciar que vienen por sus tierras, los paramilitares los secuestran.

Al intentar huir, Jairo es herido.

Marina va a las ruinas de la casa de su familia buscando las escrituras que su abuelo enterró y allí revive la matanza de su familia.

Ella vuelve con la escritura de sus tierras a donde Jairo que está agonizando.

Ella lo lleva a morir al mar.

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