Barbier-Mueller vende pese al veto de Perú
Más de 300 obras de arte precolombino, pertenecientes al coleccionista suizo Jean-Paul Barbier-Mueller, algunas de un valor excepcional, serán subastadas entre este viernes y mañana sábado en Sotheby’s. El gobierno peruano reclama la devolución de 60 piezas. ¿Real amenaza o gesto “simbólico”?
Cuando el coleccionista ginebrino Jean-Paul Barbier-Mueller vende parte de su colección, todo el mercado se convulsiona. Viernes y sábado, coleccionistas de todo el mundo se reunirán en la sede parisina de la Casa de Subastas Sotheby’s para competir por piezas únicas, algunas de más de 2500 años de antigüedad.
Sin embargo, es una parte muy “marginal” del inmenso patrimonio artístico Barbier-Mueller. En contraste con su trabajo sobre el arte africano y de Oceanía, el ginebrino ha coleccionado el arte precolombino un poco “más lentamente”, comenta el experto Jacques Blazy, a quien Barbier-Mueller encomendó la venta.
Apenas una forma de hablar: Cerca de 300 obras procedentes de México, América Central y Perú, algunas de un valor excepcional, serán subastadas. Piezas acumuladas por dos generaciones de coleccionistas y estetas “antimoda”.
Un precursor
En la década de 1920, Josef Mueller, futuro suegro de Jean-Paul, compra al coleccionista húngaro Joseph Brummer, la Diosa del Agua, una estatua azteca del Valle de México. En ese entonces, pocas personas se interesan en el arte precolombino. Su yerno continúa el trabajo desde los años 1950.
“Siempre he coleccionado arte precolombino, pero al principio como un hobby», narra Jean-Paul Barbier en el catálogo de la exposición en Sotheby’s. «Veía una pieza interesante, tenía una corazonada, y la compraba”.
Pieza clave de su colección, la gran Venus Calipigia, procedente de la zona arqueológica de Chupícuaro, que data del 400 AC y tiene un valor económico estimado entre 2 y 3 millones de euros.
¿Por qué un precio semejante, mientras que otras obras se venden a precios inferiores?. “Esta pieza, milagrosamente intacta, procede de una región inundada por las represas que México construyó sobre el Río Lerma”, explica Jacques Blazy.
1887: Nacimiento en Solothurn de Josef Mueller.
1907: Joseph Mueller adquiere su primer cuadro, una obra de Ferdinand Hodler.
1918: Mueller ha reunido una colección que integra siete obras de Cézanne; cinco de Matisse y cinco de Renoir, además de lienzos de Picasso y Braque, pero también obras de arte no occidentales.
1952: Jean-Paul Barbier descubre la obra de su futuro suegro, y continúa su trabajo en el campo de las artes no occidentales.
1977: El Museo Barbier-Mueller abre sus puertas en Ginebra tres meses después de la muerte de Josef Mueller. Las colecciones reúnen hoy cerca de 7.000 obras, esculturas, máscaras, textiles, objetos de prestigio o de adorno corporal. Este conjunto es la mayor colección de su género en el mundo.
1997: El Museo Barbier-Mueller de Arte Precolombino abre sus puertas en Barcelona. En 2010, la ciudad ofrece comprar la colección, pero la crisis económica se lo impide.
Descontento en Perú
En febrero, Perú protesta por la subasta y solicita la restitución de 60 obras. El gobierno peruano se basa en una ley de 1822 que prohíbe la salida del país de bienes arqueológicos sin autorización. No es la primera vez que Perú u otros países de América Latina critican una subasta de arte precolombino.
“Hasta ahora no hemos recibido ninguna queja formal por parte de Perú”, asegura Jacques Blazy. “En Francia no se aplica la ley peruana de 1822, sino la Convención de la UNESCO de 1970 que Francia ratificó en 1997 y no es retroactiva”. Todas las piezas salieron de Perú antes de 1970, apunta Sotheby’s.
Jacques Blazy agrega que esas obras fueron expuestas durante casi 20 años en los museos españoles, sin la más mínima queja.
¿Barbier-Mueller venderá con la conciencia tranquila? Dos piezas fueron retiradas recientemente de la venta: una estela maya y un fresco de Teotihuacán. “México es muy sensible en lo que se refiere a elementos arquitectónicos”, puntualiza Jacques Blazy. “No valía la pena molestarlo”.
El saqueo valorado
El gesto de Perú es “simbólico”, estima Bernard Knodel, conservador adjunto del Museo de Etnografía de Neuchâtel. Se trata de “sensibilizar a la opinión pública sobre el flagelo del saqueo y el tráfico ilícito”.
“Barbier-Mueller explica que las piezas de su colección figuran desde hace mucho tiempo en el mercado europeo y que ya no tienen vínculos con el contexto arqueológico de los países en cuestión”, añade Bernard Knodel. Tal vez, pero vender tales bienes entraña el riesgo de valorizar las obras que son objeto de saqueo”.
Según las estimaciones de Sotheby’s, el total de las subastas podría alcanzar los 20 millones de euros. ¿Las declaraciones de Perú y la vigilancia de México harán bajar los precios? “Es posible, pero no es necesariamente una mala cosa en relación con el tráfico ilícito”, estima Bernard Knodel. Por su parte, Jacques Blazy intenta tranquilizar a los coleccionistas: “Ningún juez francés ha ordenado la devolución de piezas a los países de origen”.
Traducción, Marcela Águila Rubín
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