Berna, capital de Suiza y patrimonio mundial
El casco viejo de la ciudad de Berna, en la lista del patrimonio cultural de la humanidad de la UNESCO, es un magnifico legado medieval y un punto de interés para miles de turistas.
«La historia de Berna está íntimamente ligada a su río, el Aare», describe a swissinfo Soledad Michel, guía en español de Berna Turismo.
Visita obligada para muchos autobuses turísticos que cruzan Europa Central, el casco viejo de Berna, si bien puede ser recorrido sin gran detenimiento en unas horas, merece dedicarle más tiempo para disfrutar de su oferta cultural y de entretenimiento.
Caminar antes del anochecer por alguno de sus puentes, ver el reflejo de los rayos del sol en las aguas del Aare y tomar una bebida en alguna de las terrazas de las concurridas calles de la ciudad en las tardes de sol puede ser una buena excusa para hospedarse en alguno de los hoteles de las calles adoquinadas de la capital de Suiza.
Vista desde el Jardín de Rosas
El Jardín de Rosas (1902) ofrece una vista panorámica magnifica de su casco histórico, los verdes campos en su entorno y a la distancia, el contorno de los Alpes.
Desde allí comenzamos a recorrer el mismo sendero en el que la ciudad fue avanzando en los primeros siglos de su desarrollo.
Antes de este encuentro con la historia nos distrae la muchedumbre congregada alrededor de la fosa de los osos. «Estos fosos fueron construidos a mitad del siglo XIX como representación del escudo de Berna, el animal heráldico, el emblema de la ciudad», nos introduce Dolores Michel, guía en español y otros idiomas de la Oficina de Turismo de Berna.
Y allí, con una anécdota, inicia nuestro encuentro con los comienzos del casco viejo: «Hay una leyenda que acredita la presencia del oso en el escudo de Berna y es que en – en el año 1191 – el duque fundador declaró que la ciudad llevaría el nombre del primer animal cazado.»
«Oso, en alemán se dice ‘Bär’ por lo que de allí se desprende la palabra ‘Bern’. Los que no creen en leyendas piensan que el nombre tiene origen céltico», apunta nuestra guía de origen español, que desde hace 21 años recorre con los turistas las calles de la ciudad.
La energía hidráulica del Aare
La historia de Berna inicia en el meandro del Aare donde su fundador, Bertoldo V de Zeringen, erigió una fortaleza que tras su muerte fue destruida por los pobladores de la ciudad entre los años 1268 y 1270.
La Iglesia de Nydegg fue construida justo sobre las ruinas de la fortificación entre 1341 y 1346. «Edificar una iglesia era una forma de decir ‘por encima de nosotros no hay ningún emperador, sino sólo Dios», comenta al respecto Michel que con sus descripciones nos transporta con la imaginación a esa Berna medieval.
Desde el puente de Nydegg vemos el barrio de Matte, en la parte más baja de la ciudad diseñada por el cauce del Aare.
«Antiguamente vivía aquí el artesanado. Había por ejemplo, curtidores de pieles, personas dedicadas a la cerámica y también había muchos molinos de harina y aserraderos. Actividades que requerían del agua. Hoy día hay muchos artistas que viven aquí.»
A mediados del siglo XVI vivían allí 600 personas, el 10% de la población de la ciudad. Actualmente viven 1.400.
Una central en funciones desde 1891 abastece actualmente la demanda de electricidad de 1.700 hogares.
«La historia de Berna está íntimamente ligada a su río, el Aare», subraya Michel, con más de cuarenta años viviendo en Suiza.
Sólo basta recordar que a finales de agosto de 2005 el barrio afrontó una nueva inundación que llevó a la evacuación temporal de sus habitantes debido a que el cauce del Aare creció hasta cuatro veces más de lo normal tras las persistentes lluvias que se presentaron en la región.
Los soportales berneses
Al llegar al otro lado del puente nos encontramos en la Calle de la Justicia, revestida con decenas de banderas de todos los cantones de la ciudad.
Allí destacan por supuesto las famosas y muy bien conservadas arcadas. «Son casi seis kilómetros de soportales. Se dice que es el circuito comercial más largo de Europa», agrega nuestra guía, quien hace alusión a los comercios actuales que a nuestro paso aparecen: tiendas de antigüedades, boutiques, galerías o cafés.
En el callejón de Junkergasse doblamos a la izquierda para llegar a la catedral, la más destacada del gótico tardío en el país.
El pórtico, en el exterior, y dentro, la sillería del coro (la primera renacentista, 1525) y la vidriera del Juicio Final, situada en la capilla central (1460) son los elementos destacados en las guías turísticas y también son motivo de explicación por parte de nuestra anfitriona.
La Torre de la Catedral
«La parte del coro es la más antigua. Cuando llegó la Reforma en 1528, la construcción no se había terminado». No obstante, «concientes de la importancia del edificio, los protestantes la continuaron», apunta Dolores Michel entre la rica explicación que hace sobre los detalles de la Catedral.
Conocer la mayor construcción religiosa de Suiza (iniciada en 1421) requiere de tiempo y no todos los turistas que la visitan lo tienen. Al año se calcula que unos 70 mil de ellos se deciden a subir su torre, también la más alta del país (con 254 escalones y terminada en 1893).
De regreso a la vía central del casco viejo hacemos una parada rápida ante la Casa de Einstein en la Kramgasse 49. (Ver en MÁS SOBRE EL TEMA: Einstein, suizo por convicción y La Berna de Einstein)
600 años de la Torre del Reloj
Pero como en toda visita guiada, el tiempo apremia. Hay que estar cuatro minutos antes de la hora ante La Torre del Reloj, el edificio civil más apreciado por el turismo.
Esta torre que hacía las veces de prisión se convirtió en campanario tras el devastador incendio de 1405.
Debajo del gran reloj se encuentra «el reloj astronómico con la hora solar». Al lado se encuentran las figuras mecánicas (1527-1530) que ocupan nuestra atención.
«A tres minutos antes de la hora el gallo canta por primera vez y lo hará tres veces en relación con la frase que dijo Jesucristo a San Pedro: ‘Antes de que el gallo cante tú me negarás tres veces’. Después, el bufón toca las campanas y los osos -a los pies de Cronos- también giran. El gallo de nuevo canta y a la hora en punto Cronos gira el reloj de arena que tiene en su mano, cuenta las campanadas moviendo su boca y el cetro que porta en la otra mano.»
Con el tercer canto del gallo termina el espectáculo. «El mérito es que se ha conservado el mecanismo de origen. El reloj funciona como funcionaba en el siglo XVI».
Soledad Michel aún nos muestra el Palacio Federal, sede del gobierno suizo, y dos de las once coloridas fuentes históricas que adornan las calles.
No obstante, la tarde soleada invita ahora a disfrutar de alguna especialidad suiza -un Rösti, por ejemplo- en alguna de las mesas de la Plaza de los Osos, (Bärenplatz), «llamada así en recuerdo de la primera fosa con esos ejemplares que existió aquí, cuando la ciudad aún estaba amurallada».
Una visita guiada interesante, pero que apenas resulta el marco introductorio para conocer el casco histórico de Berna. Por ello, una pareja de turistas de Valencia comenta que esta es su segunda vez en Berna: «La primera vez hicimos un viaje de dos semanas por Europa y visitamos Berna en unas horas, pero esta vez vinimos solos porque queríamos ver todo con más detenimiento». ¿Quién dijo que Berna podía conocerse en poco tiempo?
swissinfo, Patricia Islas Züttel
CONTINÚA EN MÁS SOBRE EL TEMA con ‘Berna cambia y se reinventa’
TURISMO EN BERNA:
600.518 pernoctaciones en 2005
55% del turismo proviene del extranjero.
El turismo español en Berna creció 20% en comparación con el año precedente (2004).
Origen de los visitantes
(en base al no. de pernoctaciones):
1. Alemania
2. EE UU
3. Francia
4. Reino Unido
5. Italia
6. Japón
7. España
8. Austria
9. Países Bajos
10. Rusia
11. China
Aprox. 2.300 camas en Berna.
Tasa de ocupación: 50,6%
Duración promedio de estancia del turismo: 1.8 días
Fuente: Oficina de Turismo de Berna
Se calcula que el turismo genera en Berna 750 millones de francos anuales.
Berna Turismo indica que este sector es uno de los más importantes para la economía de la ciudad e impulsa directa o indirectamente a alrededor de 7.500 puestos de trabajo.
El valor de Berna como parte del patrimonio cultural de la humanidad es muy apreciado en el exterior, especialmente en el mercado asiático.
La Oficina de Turismo de Berna, con oficinas en la estación de tren central y en la fosa de los osos, tiene una amplia oferta de recorridos guiados por la ciudad en diversos idiomas, entre ellos, el español.
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