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Centenario de Joseph Beuys: mentiras, contradicciones y arte

Joseph Beuys fue uno de los artistas más destacados de la Alemania de la posguerra. En el centenario de su nacimiento, el autor de una nueva biografía revela la conexión del artista con el nazismo y el impulso con el que contó por parte de editores y comisarios de arte suizos.

En una entrevista con SWI swissinfo.ch, Hans Peter Riegel, afincado en Zúrich, habla acerca de la segunda edición de su biografía en cuatro volúmenes, que arroja más luz sobre Beuys (pronúnciese ‘boys’) y desmiente muchos de los mitos que el propio artista creó. La traducción al inglés de los dos primeros volúmenes verá la luz el 30 de junio.

Riegel revela que Beuys fue miembro de las Juventudes Hitlerianas, voluntario en la Luftwaffe [la fuerza aérea de las fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi] y que, hasta el final de su vida, mantuvo vínculos con antiguos oficiales nazis, banqueros e industriales.

Beuys era un animal político y, rompiendo protocolos y jerarquías en la academia de arte de Düsseldorf, llamó la atención por primera vez a principios de la década de los 60. Le encantaban las presentaciones públicas; y en la década de los 70 se puso al frente del movimiento ecologista. Lo cual desembocó en la creación del Partido Verde alemán, que acabó expulsándolo. 

Aquí puede verse una Performance de Beuys en 1971 en Basilea. Las imágenes pertenecen a los archivos de la televisión pública suiza, SRF.

Pero la historia de su vida contada por el propio Beuys fue una impresionante obra de ficción que no se cuestionó hasta mucho después de su muerte en 1986. Y es que no fue hasta 2013 cuando Riegel –que conoció a Beuys en 1973 y lo conoció bien– publicó una biografía que contradice muchos de los postulados en torno a su vida, su obra, su política y su filosofía.   

Pero la historia de su vida contada por el propio Beuys fue una impresionante obra de ficción que no se cuestionó hasta mucho después de su muerte en 1986. Y es que no fue hasta 2013 cuando Riegel –que conoció a Beuys en 1973 y lo conoció bien– publicó una biografía que contradice muchos de los postulados en torno a su vida, su obra, su política y su filosofía.     

H.P. Riegel posa de pie para la foto
El escritor, pintor y cineasta Hans Peter Riegel nació y creció en el mismo barrio de Düsseldorf que Beuys. Desde 1989 vive en Zúrich. © Samuel Schalch / Tages-anzeiger

swissinfo.ch: En 2014, al leer su libro, más que valorar si Beuys era un nazi o un plagiador o lo que sea, llegué a la conclusión de que era un artista y un individuo mucho más complejo de lo que ya pensábamos.

Hans Peter Riegel: Beuys era posiblemente un enfermo mental. Las pruebas circunstanciales sugieren que padecía graves problemas de salud mental. El profesor Andreas Maercker, experto en enfermedades postraumáticas, me dijo que, en su opinión, Beuys era un hombre enfermo. El problema es que tenía dos caras. Estaba el personaje público: el visionario, el izquierdista, el ecologista, el que piensa en el futuro. Pero la verdad sobre Beuys es que era muy conservador. Estaba apegado al pasado. No le gustaban ni la música moderna ni las formas de comportamiento modernas. Era estrictamente un romántico alemán.

Y en muchos aspectos también era un mentiroso. Beuys solía decir que era un artista solamente y que podía crear su propia biografía. Mentía sobre sus estudios de Ciencias Naturales, sobre su carrera bélica, sobre su pasado nacionalsocialista. Todo era mentira.   

En muchas situaciones dijo que era un héroe de guerra, que tenía muchas medallas, incluso una Cruz de Hierro. Jamás fue un héroe de guerra porque jamás fue herido de gravedad. No sé por qué tuvo que mentir sobre esto.

Beuys con Fastabend
Beuys (en el centro) sentado junto al antiguo oficial de las SS Karl Fastabend, que trabajó con Beuys en la Organización para la Democracia Directa a través del Voto Popular. Reproduction

swissinfo.ch: Teniendo en cuenta todo esto, ¿qué fue lo más difícil para usted al escribir e investigar su biografía?

H.P.R.: Para empezar, el apego personal, porque yo conocía muy bien a Beuys y me gustaba. Era una persona muy amable. Fui al archivo histórico alemán en Berlín y me pusieron sobre la mesa los archivos nazis de su patrocinador Karl Fastabend. Y en aquel momento reconocí lo cerca que Beuys había estado de los círculos nazis; me quedé totalmente impactado, porque tenía otra imagen de este hombre.  

Como todo el mundo, había creído erróneamente que era un verdadero verde y un visionario de izquierdas. Sabía que, en la academia de Düsseldorf y en ciertos círculos, había habido rumores de que Beuys estuvo muy próximo a este culto germanista, este antiguo culto al héroe alemán.   

Hubo muchas discusiones con el editor, porque si iba más allá, destruiría su imagen. Incluso el editor tuvo miedo; todo el mundo sabía que causaría muchos problemas. Pero entonces [el semanario alemán] Der Spiegel salió con una reseña de cinco páginas, subrayando mi investigación. Der Spiegel se toma muy en serio la comprobación de hechos.  

swissinfo.ch: Teniendo en cuenta el peso de Beuys en la escena artística occidental de la posguerra, ¿por qué no se ha traducido su biografía hasta ahora?  

H.P.R.: Hubo problemas contractuales con la primera edición, pero también falta de interés. Beuys es un caballo muerto en Estados Unidos.

Cuando Beuys hizo aquella gran exposición en 1979 en el Guggenheim (Nueva York), recibió muy malas críticas. La escena cultural de Estados Unidos tiene una fuerte influencia judía, y muchos críticos judíos, como Benjamin Buchloh, no aceptaron a Beuys en su sentido literal. Desde entonces, Beuys ha sido una especie de persona non grata en Estados Unidos.

swissinfo.ch: Buchloh se desdijo de un par de comentarios realizados en su crítica, pero mantuvo que Beuys era superficial y no podía ser tomado por un artista serio.  

H.P.R.: Es cierto. Pero la cuestión es que en Estados Unidos muy pronto la gente se dio cuenta de que Beuys solo jugaba con Auschwitz, de que estas cosas no se las tomaba en serio. Muchos escritores siguen intentando describir el mundo de Beuys como una especie de catarsis del Holocausto. Y eso no es cierto, porque Beuys nunca estuvo realmente interesado en abordar el Holocausto.

Exposición de Beuys en el Guggenheim de Nueva York, 1979
Vista de la exposición de Beuys en el Guggenheim de Nueva York, 1979. akg-images

swissinfo.ch: ¿Cuán profunda era la conexión de Beuys con Suiza?

H.P.R.: La primera persona que publicó a Beuys fue [el historiador de arte y conservador de museos suizo] Dieter Koepplin, en una época en la que todo el mundo decía que Beuys era un charlatán. Y gracias a Koepplin el mundo del arte reconoció a Beuys como un artista serio. Luego llegó [el comisario suizo] Harald Szeemann. Se conocían desde los 60, también porque había una fuerte presencia suiza en la academia de artes de Düsseldorf, como Dieter Roth, entre otros. Por cierto, Beuys también robó muchas ideas de Dieter Roth y de Daniel Spoerri [artista suizo].

swissinfo.ch: ¿Y qué hay de la visión de Beuys sobre la democracia directa?  

H.P.R.: Ese es uno de los grandes malentendidos. Todo el movimiento de la democracia directa, especialmente en Alemania, es algo muy populista. En cierto modo, utiliza el compromiso popular de forma muy básica contra la propia democracia. Es muy peligroso. Incluso lo que tenemos aquí en Suiza puede desviarse en la dirección equivocada. Y los alemanes no entienden lo peligrosa que esta situación puede ser, ya que la gente de derechas emprende todo este movimiento para sus propios intereses particulares.  

Beuys, sin embargo, se acercó a esto desde un ángulo diferente, ese es el problema. Definitivamente estaba en contra del gobierno, en contra del parlamentarismo, en contra de los partidos. Quería destruir todo eso y construir esta democracia básica. Pero su idea de la democracia directa asumía que las personas normales son estúpidas, pero, como tienen un voto, tiene que haber por encima una especie de élite que sepa más. Lo cual significa que todavía hay determinadas personas por encima del resto del pueblo.     

swissinfo.ch: ¿Qué queda en el fondo de Joseph Beuys?

H.P.R.: No se debe subestimar su importancia: abrió puertas al arte; colocó el arte en la escena pública; hizo que el arte fuera mediático. Fue como San Sebastián, que atrajo todas las flechas a su cuerpo. Estaba en la primera línea.  ‘Desacademizó’ la academia de arte. Cuando dijo que “todo el mundo es artista” todos lo malinterpretaron. Fue un maestro muy importante para toda una generación de artistas.  

Creo que su trabajo es único. Las instalaciones, algunas realmente geniales, perdurarán. Pero hay que situar su arte en contexto y, como sigue estando en un contexto equivocado, no se puede leer, no se puede entender, y ese es el problema. Mientras no se acepte realmente quién era Beuys como persona, como pensador político, y el trasfondo de su obra, no se puede hablar seriamente de él.  

Arte, capital, revolución

La compleja combinación entre el arte y la política en la obra de Beuys recobra nuevas ideas en Joseph Beuys: Kunst, Kapital, Revolution (Joseph Beuys: arte, capital, revolución), el libro que recientemente ha publicado Philip Ursprung. Tras haber visitado in situ 24 obras de arte de Beuys repartidas por todo el mundo, Ursprung analiza el arte y la época de Beuys, más que su biografía.

Ursprung ofrece un amplio panorama para revalorizar al artista a través de su arte, a la vez que lo contextualiza en relación con los principales acontecimientos históricos de la vida de Beuys, como los procesos de Auschwitz que se iniciaron en 1963, la crisis del petróleo de 1973 y la fundación del Partido Verde alemán en 1983.

A pesar de todas las controversias en torno a la biografía de Beuys, Ursprung describe y discute las acciones, sucesos y provocaciones de Beuys que hacen que, 35 años después de su muerte, su arte siga siendo relevante.

Nacido en Estados Unidos, Philip Ursprung es profesor en el Instituto de Historia y Teoría de la Arquitectura (que forma parte de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich) y, por su amplia investigación artística y sus actividades de comisariado, en 2017 recibió el prestigioso Premio Meret Oppenheim [que otorga la Oficina Federal de Cultura].

Traducción del inglés: Lupe Calvo

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