Pro Helvetia busca “neutralidad comprometida”
Los "tentáculos" culturales de Suiza están activos en prácticamente todo el mundo. Y cada vez que el país participa en un proyecto, deja constancia a través de un discreto logotipo que aparece en los créditos: Pro Helvetia. El éxito global de este consejo suizo de las artes se debe, en parte, a una particular estrategia de intercambio cultural, que supone, por ejemplo, que todas sus oficinas en el extranjero sean dirigidas por profesionales locales.
El próximo año Pro Helvetia cumplirá 80 años, ya que fue fundada en 1939. Originalmente, se la creó como un grupo de trabajo que se ocupaba de la “defensa nacional espiritual”, un movimiento político y cultural que afirmaba los valores suizos, defendiéndolos de la Alemania nazi y del fascismo italiano. El mandato oficial de la Fundación Suiza para la Cultura Pro Helvetia quedó asentado en la legislación federal hace ya 53 años, y aunque no es un ‘número redondo’ -propicio para los grandes festejos-, esta fundación ha iniciado el 2018 con múltiples razones para celebrar.
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“No debemos imponer políticas en la labor artística”
En noviembre pasado, Pro Helvetia estrenó director: el dramaturgo y exdirector de asuntos culturales del cantón de Basilea, Philippe Bischof. Por otra parte, tres de sus oficinas en el exterior celebran varias décadas de vida: Pro Helvetia en El Cairo cumple 30 años; la oficina de Johannesburgo, 20; y la de Nueva Delhi, 10.
Asimismo, Pro Helvetia se congratula de tener dos oficinas permanentes adicionales: Shanghái (2010) y Moscú (2017), y una provisional en la ciudad brasileña San Paulo, que comenzó a trabajar de forma experimental en la región de Latinoamérica desde octubre del 2017.
Bischof ha concedido numerosas entrevistas desde que asumió el cargo. En una de ellas, otorgada a swissinfo.ch, afirma que los cambios que su dirección imprimirá a la fundación serán más tácticos que estratégicos.
Asegura también que es necesario «enfocarse más» y desarrollar «proyectos sostenibles». Bischof no le teme a la idea de trabajar cerca del mercado del arte, pero siempre que esto no implique comprometer la autonomía de Pro Helvetia.
En el mundo de la cultura, los gestos manifestados por Bischof son garantía de la estabilidad de la que gozará la estrategia que opera desde 1988, año en el que se estableció la primera oficina de Pro Helvetia en el extranjero.
Colaboradores locales
Gran parte de los apoyos financieros que brinda Pro Helvetia se canalizan al extranjero, y Philippe Bischof cumple con el perfil necesario para dirigir la fundación. Siendo un cosmopolita confirmado, Bischof cree que en materia de cultura, las fronteras nacionales no existen.
«Para mí, el arte siempre ha sido un lenguaje global», dice a swissinfo.ch. «(Lo que hacemos en Pro Helvetia) no está relacionado con el arte suizo, sino con el arte hecho en Suiza, que es algo muy distinto, y esto es lo que financiamos”.
Pro Helvetia es una institución autónoma y ajena a cualquier tipo de política gubernamental. Sus oficinas ubicadas en el extranjero son pequeñas (cinco o seis empleados como máximo) y siempre son dirigidas por expertos locales: no hay un solo suizo trabajando en ellas. Una política que contrasta con la que manejan otras entidades homólogas de origen británico, alemán o francés.
«Éste es uno de nuestros rasgos más positivos, trabajar con colaboradores locales nos permite conocer bien cada situación e identificar los límites”, dice Bischof.
¿Qué tan difícil es trabajar en países en donde existe un férreo control gubernamental, como en Rusia?, se le pregunta. Responde que el personal a cargo siempre «sabe lo que es posible y lo que no». Y para Bischof, esto no es una forma de autocensura porque «hacemos aquello de lo que estamos convencidos dentro de los límites existentes”, precisa.
‘Neutralidad con compromiso’
La apertura de oficinas en el extranjero (fuera de las principales capitales culturales occidentales (como París, Roma y Nueva York, en donde Pro Helvetia tiene presencia) ha privilegiado más bien a las naciones emergentes del llamado BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Cuando se inauguró la primera oficina en El Cairo, en 1988, todos los países que no pertenecían al área de influencia de Estados Unidos, Europa o la región soviética, fueron simplemente considerados como «Tercer Mundo». Y aunque Pro Helvetia se enorgullece de ser una entidad autónoma y ajena a cualquier agenda política oficial, su estrategia internacional sí se adhirió a los esfuerzos diplomáticos que ha realizado Suiza para relacionarse con culturas más diversas e incluso, «antípodas».
Esto supone, sin duda, un trabajo constante de traducción, uno de los términos favoritos de Bischof, quien afirma que no solamente se precisan traducciones lingüísticas, sino también debe traducirse de un contexto a otro y de una situación individual a otra: lo que exige una suerte de “neutralidad comprometida”.
En “Crossroads” (Encrucijadas), una conferencia celebrada recientemente en la Universidad de Basilea -organizada por Pro Helvetia y por Cosude (la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación)-, muchos agentes culturales y artistas extranjeros elogiaron la libertad de la que goza Pro Helvetia y reconocieron que la hace extensiva a aquellos con los que comparte proyectos.
Los asistentes a la conferencia afirmaron que, aunque han habido reveses e iniciativas fallidas, así como algunos malentendidos lingüísticos, el mundo artístico considera que Pro Helvetia está mejor posicionada que otras entidades homólogas de países occidentales, en la tarea de trabajar trascendiendo los problemas y conflictos que generaron las prácticas coloniales del pasado.
Hechos y cifras de Pro Helvetia
– 87,6% del presupuesto de Pro Helvetia en 2016, cifrado en 36,6 millones de francos suizos (39 millones de dólares) fue destinado a proyectos culturales. Y el 12,4% restante se dedicó a gastos administrativos, una referencia muy por debajo del límite que impone el gobierno a este tipo de erogaciones (15%).
– En 2016, Pro Helvetia aprobó 52% de las 4 600 propuestas que recibió, la mayor parte de ellas se relacionaba con proyectos de artes visuales, literatura, teatro, danza, música y montajes interdisciplinarios que contemplan nuevas tecnologías y plataformas de información.
– En 2016, Pro Helvetia apoyó 1 450 proyectos culturales en Suiza distribuidos en 200 comunas de las cuatro regiones lingüísticas del país.
– En 2018, Pro Helvetia dispone de un presupuesto de 40,3 millones de francos.
– La fundación emplea a 94 profesionales, dentro y fuera de Suiza.
– Además de las oficinas que tienen en el extranjero, Pro Helvetia también tiene a su cargo al Centro Cultural Suizo en París y financia los programas culturales del Instituto Suizo de Roma y del Instituto Suizo de Nueva York. Así como la oficina swissnex de San Francisco, en Estados Unidos.
Traducido del inglés por Andrea Ornelas
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