«Construimos una fortaleza para aislarnos de la miseria»
El documental 'La Forteresse', de Fernand Melgar, explora la compleja realidad de un centro para demandantes de asilo. La cinta premiada en Locarno y acogida con enorme éxito de crítica y público se presenta estos días en las salas helvéticas.
Fernand Melgar, hombre cálido y de discurso sólido, aceptó hablar en exclusiva con swissinfo sobre su película, la inmigración en Suiza y sus recuerdos de hijo de exilados españoles.
Dentro del panorama cinematográfico helvético, Fernand Melgar es un realizador que brilla con luz propia. Este cineasta causó sensación en 2005 con ‘Exit, el derecho a morir’, documental que exploraba con sensibilidad el delicado tema de la asistencia al suicidio y que ganó el Gran Premio del Cine Suizo en 2006.
Hoy, Melgar vuelve a ser noticia gracias a ‘La Forteresse’ (La Fortaleza), documental galardonado con el Leopardo de Oro (sección ‘Cineastas del Presente’) en la última edición del prestigioso Festival de Locarno. Esta nueva obra explora el claustrofóbico universo de un centro para demandantes de asilo. Es la primera vez que una cámara es autorizada a penetrar entre esos muros para dar testimonio del cotidiano de hombres y mujeres llegados de medio mundo en busca de una vida mejor. Entrevista.
swissinfo: ¿Cómo nace ‘La Forteresse’?
Fernand Melgar: La idea nació el 24 de septiembre de 2006, cuando el pueblo suizo aprobó con un 68 % de votos el endurecimiento de las leyes que regulan el asilo y la llegada de inmigración extracomunitaria.
swissinfo: ¿Ha sido difícil conseguir los permisos de las autoridades de la Oficina de Migraciones (ODM) para filmar en el Centro de Vallorbe (en la frontera suiza con Francia)?
F.M.: Sí y no, porque en este país funciona una verdadera democracia. Cualquier ciudadano tiene el derecho de acceder a la información. Pero la gestión de los permisos me tomó seis meses, aunque la ODM no pidió en contrapartida el derecho a mirar el material filmado, lo que es asombroso.
swissinfo: Antes de comenzar el rodaje usted trabajó varios meses en Vallorbe. ¿Su presencia fue bien aceptada?
F.M.: Conviví seis meses con los demandantes para comprender el funcionamiento del centro. Cuando llegamos con las cámaras, ya nos conocían bien. Es interesante comprobar que si ganas la confianza de un togolés o un nigeriano, te has ganado la confianza de todos los de su etnia o nacionalidad.
swissinfo: ¿Son habituales los casos de demanda de asilo sin base legal?
F.M: Hay algo que podríamos llamar ‘turismo sanitario’, y que es poco conocido. Hay gente que viene a Suiza para hacerse tratar de adicciones o por enfermedades graves. Desde que entran en el sistema de demanda de asilo, reciben tratamiento médico, y esa es la razón en muchos casos para la demanda.
swissinfo: ¿Tan complejo es entrar en Suiza?
F.M.: Imposible. Sólo hay dos formas de poner pie en este país de forma legal si uno no es ciudadano de un país del Espacio Schengen. Una es casarse con un suizo (o suiza), y la otra es pedir asilo. Pero sobre cien personas que lo piden, sólo una lo recibe. Las otras pasan a iniciar recursos administrativos y agotan las vías legales antes de pasar a la clandestinidad. ‘La Forteresse’ no es sólo Vallorbe, sino una metáfora de Suiza y Europa. Construimos una muralla para aislarnos de la miseria.
swissinfo: ¿Hay muchos demandantes ‘falsos’, como denuncia la derecha?
F.M.: Yo no les llamaría ‘falsos’, aunque hay casos en los que la gente hace su demanda sabiendo que no tiene ninguna posibilidad. Pero durante dos meses están bajo techo y alimentados. Eso les da el tiempo de entrar en contacto con las redes del trabajo en negro y ya tienen un pie dentro de Suiza. En Lausana o Ginebra, hay clandestinos latinoamericanos viviendo de a 40 en un piso, en lo que llamamos ‘camas calientes’. Uno duerme ocho horas, se levanta y cede la cama al siguiente. Trabajan en el servicio doméstico por 500 francos y la comida.
swissinfo: Su relación con la inmigración es muy personal. ¿Puede hablar de cómo y cuando sus padres llegaron a Suiza?
F.M.: Mi familia es andaluza. Mi padre llegó como trabajador temporero a vivir en barracas insalubres por un sueldo de miseria. Trajo a mi madre clandestina y yo debía vivir oculto. Si alguien llamaba a la puerta, me escondía bajo la cama. En 1996, tras 27 años trabajando en Suiza, mis padres decidieron volver a España.
swissinfo: ¿Qué diferencias percibe entre la época de sus padres y la actual?
F.M: Antes existía el ‘Permiso A’, que permitía trabajar hasta nueve meses sin el derecho de traer a la familia. Para Suiza era ideal porque permitía tener una mano de obra descartable y controlada. Trabajaban aquí unos 150.000 temporeros. Desde que Suiza firma los acuerdos bilaterales con la UE, ese permiso desaparece. ¿Y qué ocurre? ¡Que ahora tenemos 150.000 trabajadores clandestinos! ¡Los mismos que antes tenían un ‘Permiso A’! Pero ahora te pueden meter en prisión por trabajo ilegal. Incluso si eres menor de edad, lo que, creo, es un caso único en el mundo.
swissinfo: Por momentos, su película muestra personajes que generan poca o ninguna simpatía en el espectador. ¿Es un efecto deseado?
F.M.: Yo intento salir del discurso maniqueísta de la oveja negra y de la oveja blanca. Creo que tenemos que ser capaces de explorar las zonas grises.
swissinfo: ¿Qué ha significado ganar el Leopardo de Oro 2008 en su carrera?
F.M.: Locarno es un festival de primer nivel, y ganar el Leopardo de Oro representa una auténtica consagración. La película se mostrará en Buenos Aires, Florencia o Teherán. Noto que el mensaje de ‘La Forteresse’ es universal, a pesar de tratar un tema profundamente local.
swissinfo: ¿Cuales son sus próximos proyectos?
F.M.: Estoy escribiendo una ficción sobre la comunidad ecuatoriana clandestina en la ciudad de Lausana. Es una película que vuelve sobre mis recuerdos de infancia, y se llamará ‘Lejos Detrás de las Montañas’.
swissinfo: ¿Cuales son sus lazos actuales con España?
F.M.: Esta película es un recordatorio de mis orígenes. He hecho ‘La Fortaleza’ para no olvidar de dónde vengo. Y, de paso, le doy una primicia: la película será estrenada internacionalmente en el Festival de Gijón, en Asturias, a fines de noviembre. ¡Me llena de alegría llevar mi película a España!
swissinfo: ¿Cúal es el mensaje que quiere transmitir con su documental?
F.M.: Hay un punto que no ha sido del todo entendido, y es que ‘La Forteresse’ habla de la familia. Del padre ausente, del hijo perdido. Yo intento mostrar cómo la vida recomienza, aún en medio de los peores dramas. Es una metáfora, pues siempre la vida llama a la vida, y el ciclo se reinicia.
Entrevista swissinfo: Rodrigo Carrizo Couto
El año pasado Suiza recibió 10.387 solicitudes de asilo. De ellas, 1.561 obtuvieron una respuesta positiva.
La mayor parte de las personas que solicitan asilo en Suiza provienen de Eritrea, Serbia, Irak, Sri Lanka y Turquía.
En 2007, 8.199 demandantes de asilo abandonaron el país.
Nació en 1961, en Tánger, Marruecos, en el seno de una familia de sindicalistas españoles exilados del franquismo. Llegó a Suiza en 1964. Ha obtenido la nacionalidad helvética recientemente.
Junto a varios socios ha fundado la productora Climage, en Lausana, responsable entre otras películas de ‘Exit, el derecho a morir’, distinguida con el Gran Premio del Cine Suizo en 2006.
‘La Forteresse’ fue estrenada en el Festival de Locarno, en agosto de 2008, en presencia de la ministra suiza de Justicia, Evelyn Widmer-Schlumpf, quien se declaró «conmovida» por el documental.
Con 61 años de existencia, el Festival Internacional de Cine de Locarno es uno de los más antiguos eventos cinéfilos de Europa. Junto al Montreux Jazz Festival, el Festival de Lucerna o Art Basel, forma parte de los eventos culturales más destacados de Suiza.
En años recientes han pasado por el Festival de Locarno personalidades del calibre de Susan Sarandon, Sir Anthony Hopkins, Willem Dafoe, Nanni Moretti, John Malkovich o el legendario director de fotografía Vittorio Storaro.
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