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“El duelo de un hombre contra una super potencia”

Primera conferencia de prensa de Soljenitsyne a su llegada a Suiza en 1974. Keystone

Alexandre Issaevitch Soljentitsyne no celebrará sus 90 años en diciembre. El Premio Nobel que reveló al mundo el infierno del Gulag murió el domingo (03.07) en Moscú.

Entrevista con Georges Nivat, profesor en la Universidad de Ginebra y traductor del escritor ruso.

swissinfo: ¿Cómo recibió usted la noticia?

Georges Nivat: Con una gran tristeza. Sabía que estaba enfermo, que sufría y que no le quedaba mucho tiempo. Sin embargo, esperaba que pudiéramos conmemorar sus 90 años con una serie de eventos que preparamos para diciembre, con él aún aquí.

Yo nunca fui un amigo íntimo, sino que tengo más bien una suerte de lazo un poco emocional con él.

swissinfo: ¿Cómo fue descubierto?

G. N.: Era un luchador desgastado por la vida, pero desempeñó un gran papel. Fue dado a conocer en 1961 con la publicación de ‘Una día en la vida de Ivan Denissovitch’ con aval de Nikita Krouchtchev, en plena ‘desestalinización’, que fue sensible a ese pequeño y digno héroe atrapado por la tempestad de la historia.

Soljenitsyne fue propuesto incluso para el Premio Lenin, porque la URSS pensaba hacerlo su nuevo portavoz. Pero era imposible: si alguien no era maleable, era él. Era un escritor combativo, que decidió desde la adolescencia lo que haría con su vida y siguió su camino. Fue el grito al que siguió la avalancha que arrastró al régimen comunista.

swissinfo: Provocó luego la cólera del poder, hasta su expulsión en 1974 y su llegada a Suiza. ¿Por qué se quedó aquí sólo dos años?

G. N.: Cuando fue proscrito y expulsado ‘manu militari’ de la URSS, llegó a Berlín a casa de Heinrich Böll, luego se instaló en Zúrich, donde se encontraba su abogado, el licenciado Heeb. Pero pronto se dio cuenta de que no podía estar en paz, que la KGB se había instalado en la casa de enfrente y lo vigilaba estrechamente.

Y tuvo también un litigio fiscal con Suiza en torno a la fundación que creó en Zúrich con los derechos del ‘Archipiélago Gulag’, redistribuidos en Rusia en forma de pensiones para antiguas víctimas de los campos. El asunto se arregló, pero este litigio lo amargó bastante. Él nunca había tocado un céntimo de las rentas del Archipiélago. Y luego, pensó que sería más libre de la vigilancia de la KGB en Vermont, en Estados Unidos.

swissinfo: ¿Usted fue a verlo?

G. N.: Sí, vi entonces cómo escribía, cómo había organizado su vivienda en dos casas, la de la familia y su casa de trabajo en tres pisos con capilla y mesas inmensas cubiertas de papelitos con su escritura microscópica de forzado, de conspirador, que había mantenido.

Trabajaba de 12 a 15 horas por día, pero por la noche estaba muy alegre y bromeaba con sus hijos. No tenía nada de espantapájaros, como se lo describe a veces. Físicamente, adquirió muy pronto un aire de profeta, con su gran barba, luego adelgazó mucho con la edad y la enfermedad.

swissinfo: ¿Pero tuvo también un malentendido con Estados Unidos?

G. N.: Sí, porque Estados Unidos esperaba ser glorificado como campeón del anticomunismo. Entonces, en un discurso ante el Senado y la Universidad de Harvard, fustigó a los Estados Unidos “privados de espiritualidad y de energía”. Causó un escándalo y una parte de la opinión lo trató de “ingrato”.

En general, el Occidente creía que, como estaba contra el comunismo, estaba por el Occidente, la libre empresa, etc., pero no era así.

swissinfo: Cuando regresó, luego de veinte años de exilio, la Rusia que encontró no era la que creía. ¿Eso lo amargó?

G. N.: No, pero se irritó por los ataques venenosos de que era continuamente objeto.

Volvió sólo tres años después de la caída del régimen, porque quería terminar primero su novela. Su retorno, en 1994, fue espléndido. Comenzó por el extremo oriental ruso procedente de Alaska. Besó el suelo siberiano, como el papa Juan Pablo II, y avanzó triunfalmente durante tres meses, reuniéndose por todas partes con centenares de antiguos forzados. No era teatro, sino algo emocionalmente extraordinario.

Luego llegó a Moscú donde las autoridades estaban una poco vejadas y lo menospreciaron. Sin embargo, como él había lanzado la gran acusación contra los campos de concentración, pensaba que debía volver al país por el Gulag y saludar en primer lugar a todas sus víctimas. Y así lo hizo.

Entrevista swissinfo: Isabelle Eichenberger
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

Nace en Kislovodsk el 11 de diciembre de 1918, un año después de la Revolución de Octubre. Estudia Física y Matemáticas.

Movilizado en 1941, es decorado por su valor en el frente.

En 1945, critica a Stalin en una carta y purga 8 años de prisión. Liberado en 1953, padece de un cáncer en el estómago del que se recupera.

En 1962, aparece ‘Un día en la vida de Ivan Denissovitch’, sobre la realidad del Gulag.

Después de la atribución de Nobel en 1970 y la aparición en 1973 en Francia del ‘Archipiélago Gulag’, es privado de su nacionalidad y expulsado en 1974.

Pasa dos años en Suiza, luego se instala en 1976 en Estados Unidos, y retoma un proyecto de los años 1930: ‘La Rueda Roja’, la saga sobre la colocación del sistema soviético.

Tras la caída de la URSS en 1991, vuelve a Rusia como “patriarca” en 1994.

Muere el 3 de agosto de 2008, cuatro meses antes de su 90 aniversario.

Nacido en 1935, vive en Francia, cerca de Ginebra, donde fue profesor ordinario de ruso en la Universidad de 1974 a 2000, y profesor honorario después.

Rector del Centro universitario Lomonossov en Ginebra, filial de la Universidad de Moscú. Doctor Honoris Causa de la Universidad de Mohyla en Kiev.

Director de la Colección Eslava de las Ediciones ‘L’âge d’Homme’ en Lausana desde el 1967, colaborador de las Ediciones Fayard en París desde el 1995. Colabora en diversas revistas de literatura rusa.

Principales obras ‘Sobre Soljenitsyne’ (1974), ‘Soljenitsyne’ (1980) ‘Hacia el fin del mito ruso’ (1982) ‘Rusia – Europa, el fin del cisma’ (1993), ‘Impresiones de Rusia’ (1993), ‘Miradas sobre Rusia del Año VII’ (1998). Trabaja en una obra sobre ‘Los sitios de la memoria rusa’ cuya aparición está prevista en las Ediciones Fayard.

Codirige una Historia de la literatura rusa en 7 volúmenes de Fayard, en París.
Traducciones francesas de Pouchkine, Gogol, Tsvetaeva, Soljenitsyne, Siniavski, Andreï Biély, José Brodsky, Marco Kharitonov, etc.

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